Pedro Ferrer, Javier Cortés, Paula Ramírez, Laura García Estévez, Ana Soria; Celia García, Pilar Fernández y Elisabeth Ruiz.
El
cáncer de mama triple negativo es una de las formas más
agresivas y difíciles de tratar dentro de los distintos tipos de cáncer de mama. Se caracteriza por la ausencia de tres tipos de receptores en las células cancerosas, lo que lo hace resistente a muchos de los tratamientos convencionales. Sin embargo, esta falta de respuesta también ha impulsado una búsqueda incansable por
nuevas alternativas, como la
inmunoterapia, que brindan cada vez más
esperanza a las pacientes. A pesar de ello, el tratamiento de estas patologías se enfrenta a grandes retos, como la “
deshumanización” de la medicina, el “
burnout” de los oncólogos y necesidad de mejorar la coordinación y el tratamiento con equipos multidisciplinares.
El
cáncer de mama triple negativo constituye hasta e
l 20 por ciento de todos los cánceres de mama, y es el más frecuente en pacientes jóvenes. Es por esto que en desde MSD han querido transmitir su compromiso con la investigación, la innovación y el desarrollo de soluciones que mejoren tanto la supervivencia como la calidad de vida de las pacientes, tal y como ha explicado
Paula Ramírez, associate director Policy MSD España. “En MSD nos seguimos esforzando en mejorar las opciones terapéuticas con tratamientos
innovadores”, ha señalado.
“Humanizar” el cáncer de mama triple negativo
La humanización del
cáncer de mama triple negativo ha sido uno de los principales focos que se han abordado durante esta jornada, organizada por MSD. Es por esto que
Javier Cortés, director del International Breast Cancer Center (IBCC) y presidente de la Fundación Contigo contra el Cáncer de la Mujer, ha recordado que los oncólogos “no deben olvidar que no tratamos un cáncer, tratamos a una
persona con cáncer”.
“Nos enfrentamos a un gran
desafío, ya que estamos perdiendo el interés en las personas y lo estamos dedicando a las
tecnologías”, ha argumentado. “A veces parece que interesa más una
publicación que la sonrisa de un paciente”.
La humanización puede llegar a ser un concepto abstracto, y no todas las personas lo perciben de la misma forma. Como paciente de este tipo de cáncer,
Elisabeth Ruiz, vocal miembro de la Junta Directiva de la Asociación Las Triples, señala que para ellos, en ocasiones, en complicado acudir a consulta porque no comprenden las explicaciones de los profesionales. “Nos hablan como si fuésemos
oncólogas nosotras y no es así”, señala.
Junto a esto, considera que las pacientes que sufren esta patología “no se sienten comprendidas”. “Os pedimos, por favor, que
no nos digáis que nos vamos a curar”, señala. “En ocasiones solo necesitamos que los oncólogos nos deis la mano y nos ayudéis por este camino”, ha añadido.
Por supuesto, este planteamiento se enfrenta a diversas opiniones. Como oncóloga,
Laura García Estévez, jefa sección tumores de mama del MD Anderson Cancer Center, considera que se debe tener en cuenta que “
cada paciente es una mujer individual”. “Los oncólogos tenemos que ser optimistas cuando hay que ser optimista” ha apuntado. Por su parte, Cortés considera que hablar de curación puede ayudar a la mujer, “aunque a veces nos podamos equivocar”, ha añadido.
La presidenta de la Asociación Española Cáncer de Mama Metastásico,
Pilar Fernández, se muestra más en línea con la consideración de Ruiz y explica que las pacientes que han sufrido varias
recaídas y que han derivado en una metástasis – como es su caso –, prefieren que no les digan que se van a curar. “A mi me lo han dicho dos veces y mira dónde estoy”, ha sentenciado. “La enfermedad
vuelve, y a veces lo hace para quedarse. Igual no a los cinco años, pero te puede pasar a los 17, como me ha pasado a mi”, ha añadido.
El papel de las enfermeras de práctica avanzada
En este sentido, todos los participantes han querido reconocer el trabajo de las
enfermeras especializadas, como es el caso de
Ana Soria, enfermera del Hospital Universitario de Fuenlabrada, que asegura que tendrá en cuenta todas las sugerencias de las pacientes para tratar de cambiar algunas palabras de su discurso.
“Yo no paso una consulta igual a dos pacientes”, ha señalado Soria, que segura que “la
humanización va dentro de cada persona”. “Cuando cogemos a una paciente del brazo estamos humanizando nuestro trabajo”, ha detallado. “A veces se nos va la cabeza intentando desarrollar proyectos complejos y para mí, la humanización
es mucho más sencilla”, ha relatado.
En este sentido, ha querido añadir que su rol en consulta es distinto al de los oncólogos. “Yo hago mucho trabajo de
educación porque dispongo de más tiempo del que tienen los especialistas en Oncología”, ha argumentado. “Disponer de más margen nos permite
conocer a los pacientes y a sus familias, y establecer una relación terapéutica que normalmente es buena”, ha explicado. Es por esto, que ha reclamado el reconocimiento de la figura de la
enfermera de practica avanzada, junto a la gestora de casos, ambas esenciales para el tratamiento y el acompañamiento de las pacientes.
Necesidad de más equipos multidisciplinares
Junto a la humanización, otro de los mayores retos a los que se enfrenta el tratamiento del
cáncer de mama triple negativo es la falta de
trabajo multidisciplinar en los hospitales. Para Estévez, este es un cáncer que “es obligado tratar en un equipo multidisciplinar”. “Se necesita una coordinación muy buena entre todos los especialistas que intervienen”, señala, que son, además de oncólogos, los
cirujanos, los radiólogos, etc.
“Hay hospitales en los que el cirujano se mete directamente a operar. Eso debería estar
prohibido, genera un efecto dominó y la fastidias desde el principio”, ha sentenciado. Es por esto que la especialista aconseja pedir siempre “
segundas opiniones”. “Este cáncer todavía no se trata tan bien como se podría hacer, y hay que reconocer que no todo el mundo puede tratar triples negativos. Esta es una reflexión necesaria”, ha apuntado.
Cortés, secundando esta opinión, ha añadido que pedir una segunda opinión no requiere necesariamente acudir a un centro
privado. “Se puede acudir a un centro público”, ha recordado. “Hay pacientes que se quedan con un médico que es un desastre solo porque es simpático, esto no puede ser”, ha comentado. En su opinión, pedir una segunda opinión para el tratamiento de un cáncer debería ser “
obligatorio”. “Es cuestión de voluntad”, ha declarado.
En este sentido, también manifiesta que la
coordinación entre profesionales se está volviendo un asunto muy complejo, ya que todos los equipos están “muy
colapsados”, tanto en el ámbito público como en el privado.
Este colapso, para los pacientes, se transmite como una sensación de
desorganización. “Llevamos años escuchando hablar del abordaje multidisciplinar, pero esto no existe para nada,
no hay estructuras organizadas dentro de los hospitales”, ha señalado Fernández, que considera que los oncólogos “hacen lo que pueden” y derivan a los pacientes a distintos especialistas, pero que esto no se traduce en un trabajo multidisciplinar.
Por último, la saturación de los centros está desembocando en
otro problema no menos importante, que es el “
burnout” que sufren los oncólogos. “La gente está
quemada”, señala Cortés. “Entre el 40 y el 50 por ciento de los oncólogos sufre
burnout”, añade.
El futuro en el cáncer de mama triple negativo
Esta ponencia sobre el
cáncer de mama triple negativo ha concluido con una reivindicación por parte de las a
sociaciones de pacientes y de los profesionales, que señalan la necesidad de
mejorar el acceso a los fármacos y a la
innovación, así como la necesidad de llevar a cabo más análisis genómicos para identificar a los distintos tipos de pacientes.
La jornada ha concluido con la participación de
Celia García, directora general de Humanización de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid que, con un tono de
esperanza, a asegurado que durante los próximos años asistiremos a "grandes
avances en los tratamientos” en el tratamiento del cáncer de mama triple negativo.
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