Valentín Fuster.
Obesidad, presión arterial alta, diabetes, colesterol elevado, mala conducta, no hacer ejercicio y la nutrición inadecuada. Estos son los
7 factores de riesgo que se suman al
causante genético a la hora de desarrollar
enfermedades cardiovasculares. Lo
ha explicado Valentín Fuster, director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) y director del Instituto Cardiovascular y Physician-in-Chief, del Mount Sinai Medical Center de Nueva York.
Fuster, que ha sido el encargado de cerrar el evento M
edicina Genómica en patología cardiovascular y neurodegeneración con una conferencia magistral, está convencido de que está habiendo un cambio en el enfoque de la Medicina.
“Tratar la enfermedad tardíamente es caro.
Promover la salud es muchísimo más económico”. El Premio Príncipe de Asturias ha hablado sobre las innovadoras pruebas de tección temprana, de la genética y de los factores de riesgo para desarrollar
enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. “La tendencia de hoy en día es movernos en edades cada vez más tempranas, para ver quién es el que va a tener la enfermedad de forma prematura. Y, segundo, entender la salud. Y uno de los aspectos más interesantes es la integración del corazón y del cerebro, a nivel genético, a nivel de tecnología de imagen y a nivel de conducta”, ha añadido.
Un momento de la conferencia magistral de Valentín Fuster.
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Ver el riesgo cambia la perspectiva
Durante la conferencia, Fuster ha expuesto varios proyectos y estudios que ha liderado para estudiar el riesgo de las enfermedades cardiovasculares y para cambiar los hábitos de vida de los potenciales pacientes. Uno de ellos ha sido el
PESA-CNIC-Santander, que incluyó a 4.000 participantes sanos, desde el punto de vista cardiovascular. En él evaluaron la presencia y desarrollo de aterosclerosis subclínica empleando técnicas de imagen innovadoras y su asociación con todos esos
factores moleculares y ambientales. El resultado es que un porcentaje alto de esos individuos tenían posibilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
"¿Un indiviudo de 25 a 50 años va a cambiar su estilo de vida cuando les enseñamos las arterias? La respuesta es sí", ha respondido. Medidas precavidas que se extienden a las enfermedades neurodegenerativas. "Tenemos un problema de gran embergadura: si no nos cuidamos a edades muy tempranas tendremos efectos cognitivos", ha afirmado. Porque hay una relación entre las arterias grandes, los factores de riesgo y la microcirculación cerebral. Todo está conectado.
Los más pequeños
Con todas estas premisas el cardiólogo mira al futuro. "Hay datos que dicen que el ambiente en el que vivimos de
3 a 6 años juegan un papel muy importante en la conducta de adultos. Y si creemos que la conducta tiene un efecto muy importante en la enfermedad cardiovascular, se nos abre una ventana para entrar a los niños y enseñarles que la salud es una prioridad", ha explicado.
Para su equipo no ha sido fácil llegar a ciertos colegios, como en Nueva York, para que les dejase entrar a explicarles a los más pequeños cómo funciona su cuerpo y cómo deben ser saludables. Consiguieron hacerlo en Bogotá. Y el resultado es que, a los 3 años, los niños a los que les habían impartido cursos de
nutrición, actividad y control de las emociones -saber decir no a las drogas- hizo mella en ellos. Al menos los 3 siguientes años. A los 10 el seguimiento seguía siendo positivo, "aunque no tanto", ha apostillado.
Actualmente trabajan con
50.000 niños de diversas partes del mundo. El objetivo es ver qué conductas siguen cuando alcances los
25 años. Si todo va bien, y aplican lo aprendido, habrá bastantes posibilidades de que esta "plaga cardiovascular" se vaya reduciendo.
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