Federico García, Marta Velázquez, Juan González y Manuel Romero.
Hace veinte años que las
hepatitis virales aparecieron en el mapa y desde entonces los avances en estas infecciones han logrado que se pueda hablar de la
eliminación de las mismas. Todo un hito en la Medicina en el que España está a la cabeza y podría ser el primer país, después de Islandia, en acabar con estas enfermedades. No obstante, los expertos apuntan que quedan varios pasos que afinar como conseguir un
diagnóstico integral y recuperar a los pacientes perdidos, que son aquellos que tienen hepatitis (diagnosticados o no) pero no tienen contacto con el sistema sanitario y, por lo tanto, no reciben tratamiento.
Las
hepatitis virales consisten en la
inflamación del hígado y están producidas por virus (B, C y D). Se calcula que en nuestro país hay entre
80.000-90.000 personas con hepatitis B, 5.000 con C y 70.000-75.000 con D. "Ahora estamos curando una enfermedad crónica con
fármacos virales directos muy eficaces, que hasta este momento es un objetivo inalcanzable. Al eliminar la infección se acaba la transmisión y, por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso el objetivo de
erradicarla en el 2030", ha asegurado Manuel Romero, presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), en el Workshop organizado por
Gilead sobre las hepatitis virales, la
eliminación y el control.
Concretamente, ha añadido que ya son
165.000 españoles los que se han curado de
hepatitis C y el último avance en esta materia ha sido la aprobación del
primer tratamiento para la hepatitis Delta. ¿Cómo abordar los retos presentes de las hepatitis? Según el último estudio de seroprevalencia que data de 2018, se estima que hay
76.500 personas sin diagnosticar. "Nos queda población que
se mantiene fuera del sistema o que siendo parte del mismo no la detectamos", ha apuntado Romero. Por este motivo, será fundamental el trabajo multidisciplinar como el del Servicio de Microbiología Clínica.
Por su parte, Federico García, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), ha afirmado que el
diagnóstico integral de las hepatitis es más que necesario, ya que solo los pacientes con
hepatitis B pueden tener también la D. De hecho, han conseguido que este doble diagnóstico pase del
18 al 83 por ciento en Andalucía.
"Las hepatitis virales
comparten rutas de infección y factores de riesgo comunes, por eso es importante aprovechar cualquier analítica para diagnosticarlas y tratarlas. Tenemos el arma de diagnosticar y tratar y ello se
traduce en curación", ha considerado García. Por lo tanto, el experto ha indicado que si se sospecha que un paciente puede tener un virus, desde Microbiología se tiene que analizar todo,
incluido el VIH. Sin embargo, tras una encuesta se ha visto que esto no se estaba haciendo ni en la mitad de servicios. "Hemos apostado por
formación y actividades promocionales y los números han mejorado", ha expuesto.
Recuperar a los pacientes con hepatitis perdidos
En cuanto a la localización de los
pacientes perdidos, tal y como se muestra en las últimas cifras de 2018, se calcula que el
71 por ciento están previamente diagnosticados y el 29 por ciento no (22.5000 pacientes con infección). Por ello, en palabras de García, hay que buscarlos, recitarlos y tratarlos. Las principales puertas de entrada para localizarlos son: dentro del hospital (
Urgencias y los Servicios de Psiquiatría) y fuera del hospital (Atención Primaria, los centros de adicciones y los centros de Salud Mental). También los expertos han puesto sobre la mesa la posibilidad de
localizarlos gracias a la Inteligencia Artificial.
Como muestra de la necesidad de navegar todos juntos hacia la eliminación de las hepatitis, diferentes sociedades científicas han
creado un documento de consenso. Juan González, coordinador del grupo de trabajo de infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Infurg-Semes), ha puesto el foco en
los servicios de Urgencia como el punto de localización de los pacientes que tienen que ser rescatados. "Para la población más joven o
en riesgo de exclusión social el punto de contacto con la sanidad es Urgencias, no acuden a la Atención Primaria. Así que tenemos muchas oportunidades para no fallar", ha resaltado.
Por otro lado, otro de los desafíos que se abordan en este texto es el
diagnóstico tardío que se produce en la mitad de los casos (51 por ciento) y que puede conllevar a la progresión a enfermedad grave, asociada a mayor mortalidad, peor calidad de vida y alto coste. En este sentido, el documento marca el camino del cribado de pacientes (todos aquellos que tengan entre 40 y 90 años, los que tienen factores de riesgo y a los que se les solicita una prueba de VIH), que deberá ir acompañado de más
analíticas y la automatización de los sistemas para no "perder adherencia". Por último, a la hora de comunicar los resultados y la vinculación a la atención sanitaria, apuestan por el registro del resultado en la historia clínica, establecer un médico responsable,
seguir un circuito de información a paciente y derivación al especialista y establecer una doble alerta de casos entre el microbiólogo y el especialista.
Finalmente, la
industria farmacéutica ha tenido un gran papel en estos avances. Marta Velázquez, directora de la unidad de enfermedades hepáticas de Gilead España, ha enfatizado en el compromiso de la compañía en eliminar y curar las hepatitis virales. Con su fármaco para la hepatitis C
se han tratado casi 11 millones de personas en el mundo y Gilead ha impulsado más de 140 proyectos de eliminación con 1.500 centros sociosanitarios, 20 especialidades involucradas, 160 publicaciones científicas y 14,5 millones de inversión.
"Todavía nos queda trabajo, se necesita la implicación de todos para
que ningún paciente se quede atrás", ha concluido.
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