Con impacto en todo el organismo y corta esperanza de vida, la ciencia ha desarrollado un primer tratamiento específico

El ASMD tiene una incidencia aproximada de un caso entre cada 250.000 bebés nacidos vivos.
La enfermedad tiene una incidencia aproximada de un caso entre cada 250.000 bebés nacidos vivos.


20 oct. 2023 15:00H
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El Déficit de Esfingomielinasa Ácida (ASMD, en sus siglas en inglés) es una enfermedad de origen genético y potencialmente mortal. Como tiene una incidencia muy baja, trasciende a la denominación de rara y es catalogada como 'ultra rara', dado que apenas se da un caso por cada 250.000 personas; algo que conlleva a su falta de conocimiento y, en consecuencia, tiene un impacto directo en el retraso del diagnóstico y tratamiento, en detrimento de los pacientes afectados por ASMD. Los síntomas y la progresión de la enfermedad condicionan y debilitan su calidad de vida de manera considerable. 

Se trata de una patología que afecta a la enzima esfingomielinasa ácida (ASM) encargada de metabolizar un tipo lípido. Esto supone que los lípidos se acumulan en las células de la médula ósea y de distintos órganos como el pulmón, el hígado o el bazo, entre otros órganos, lo que deriva en que pierden su capacidad. Esta desregulación activa la inflamación y la apoptosis y los órganos afectados pueden llegar a la fibrosis, dejando al paciente expuerto a sufrir una muerte prematura. 

Así, nos encontramos ante una enfermedad 'ultra rara', genética y potencialmente mortal que, aunque tiene una baja incidencia, cada vez está más presente entre la población y aun así sigue siendo una gran desconocida.


Corta esperanza de vida con ASMD


Como ya se ha mencionado, la enfermedad tiene una prevalencia aproximada de un caso entre cada 250.000 bebés nacidos vivos. En el caso de España, la prevalencia exacta aún se está estudiando, aunque hay diagnosticados varias decenas de pacientes. Se estiman alrededor de 1.000 casos entre Europa, Estados Unidos y Japón.

Es interesante señalar que, como los pacientes que conviven con ASMD tienen síntomas muy variados, dependen del grado de afectación, del curso propio de la enfermedad y del  momento en el que se diagnostiquen; a menudo, es complejo hacerlo con anticipación. 

La esperanza de vida varía según el tipo de ASMD que se tenga, y es esencial el momento en el que se diagnostica para poder mejorar la previsión de los pacientes. En el caso del Tipo A, que como se ha mencionado se diagnostica en el comienzo de la infancia, la esperanza de vida es de dos a tres años. En el caso del tipo B, que se detecta entre la infancia y la adultez, la esperanza de vida se marca entre la juventud y la edad adulta tardía. En el caso del tipo A/B, esta suele posicionarse desde la infancia hasta la mediana edad. 

Hay tres tipos de ASMD, y podrían considerarse 'extremos opuestos'. Por un lado, está el tipo A, que es la forma más grave y suele manifestarse durante los primeros meses de vida de un bebé, el tipo B, que tiene una edad de diagnóstico variable, y una combinación de ambas tipologías, el llamado ASMD tipo A/B.

De esta manera, los profesionales resaltan la importancia de conseguir un diagnóstico temprano y más acertado, en pro de poder empezar con tratamientos personalizados con la mayor celeridad posible y, así, incrementar la esperanza y calidad de vida de estos pacientes. 

Los síntomas de la afección, como es habitual en muchas enfermedades raras, son muy variados y dependen del grado de afectación y el curso de esta. Así, hablamos de una amplia gama de áreas, que pueden ir desde problemas hepáticos y esplénicos hasta dificultades neurológicas y respiratorias, como dislipemia, enfermedad pulmonar y cardiaca. Uno de los aspectos que hacen que la evaluación del ASMD sea errónea y que tenga un diagnóstico tardío es que la variedad de síntomas no solo puede ser inespecífica, sino que se puede superponer con los de otros diagnósticos


Los síntomas de ASMD impactan de manera directa en la calidad de vida de los pacientes



Además, la sintomatología del ASMD tiene un impacto directo en el día a día de los pacientes. Los afectados tienen problemas gastrointestinales, sensación de permanente saciedad, dolor de cabeza, dificultad para respirar, fatiga crónica y dolor óseo generalizado, habiendo además un retrado en el crecimiento y el desarollo en los pacientes pediátricos. 


Reto para la salud física y mental 


En general, estamos ante una enfermedad que condiciona de manera pronunciada la vida de las personas que la padecen. Supone un reto pues, con los primeros síntomas, aunque no estén necesariamente diagnosticados, los pacientes tienen que enfrentarse a numerosas dificultades que puede afectar de manera directa a su salud mental. Es una situación constante de estrés, frustración y desafíos en su vida diaria.

A la lista de posibles síntomas se suman: fatiga, insuficiencia respiratoria, sangrados frecuentes, problemas cardiacos, riesgo de rotura del bazo, aumento del volumen de abdomen y colesterol alto, entre otros. Además de los efectos psicológicos y la dificultad de adaptación que puedan tener los pacientes, la enfermedad afecta en algunas ocasiones al sistema nervioso central, lo que puede llevar a problemas neurológicos, como convulsiones, debilidad muscular y problemas de coordinación.

Esto hace que los pacientes tengan que conciliar su vida personal y laboral con las visitas al hospital, generando experiencias con altos niveles de estrés emocional, así como una preocupación constante.

Además, otra de las cargas que asumen los pacientes es la económica. Un estudio publicado en la 'Orphanet Journal of Rare Diseases' y desarrollado por Margaret M. McGovern explica que, en general, “no se ha estudiado el impacto económico de la enfermedad en las familias”, pero que a grandes rasgos “se asocia una importante carga económica”, lo que aumenta las dificultades “y los signos de irritabilidad y malestar” de los familiares y los pacientes. De esta manera, se evidencia la necesidad de mejorar los tratamientos y su financiación para mejorar la calidad de vida de los pacientes. 

Primeros tratamientos


De esta manera, nos encontramos ante una afección que necesita un enfoque multidisciplinar; en su evaluación y tratamiento deben involucrarse médicos, genetistas y otros especialistas. Sobre su tratamiento, por el momento ya hay una terapia específica, pero no está disponible en España. Por el momento solo hay tratamientos sintomáticos y paliativos, que se enfocan a atenuar las múltiples manifestaciones de la enfermedad. El último avance para el tratamiento ha sido un fármaco, Xenpozyme (olipusada alfa), desarrollado por Sanofi. Se trata de la primera terapia para el ASMD y tiene luz verde por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés).


El último avance para el tratamiento ha sido un fármaco que ya tiene 'luz verde' de la EMA



Desde la profesión médica piden más recursos para poder contar con métodos alternativos a la evaluación coste-efectividad para enfermedades raras. Una de las que mencionan es la metodología MCDA, herramienta que se considera clave para los medicamentos huérfanos y que puede ayudar a contar con parámetros adicionales como efectividad, seguridad y coste. Desde el sector ya están sumando esfuerzos en esa dirección: Farmaindustria publicó hace poco un documento en el que, sin necesidad de un cambio normativo, proponen un procedimiento que permita la llegada en condiciones de equidad de los fármacos que cumplan ciertos criterios que hagan más urgente su financiación. 

Jesús Villarrubia, hematólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y José Luis Poveda, jefe del servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitari i Politècnic La Fe (Valencia) han participado en este tipo de evaluación para ver qué variables influyen en un posible fármaco como terapia para niños y adultos con ASMD tipo A/B o tipo B. Villarrubia comenta que los MCDA "son un método analítico que se espera y pretende que se consolide para la valoración de los medicamentos huérfanos, ya que es más difícil obtener información al respecto porque la evidencia científica disponible es limitada".

Por su parte, Poveda pone en valor que "el procedimiento sistematizado basado en el marco de evidencia científica y con proceso deliberativo constituyen las bases de su metodología". Es una manera, además de tener más parámetros, de implicar a diferentes perfiles como profesionales clínicos y de farmacia, decisores y pacientes.
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