Emer Cooke, directora ejecutiva de la EMA.
La
resistencia antibiótica es uno de los grandes
problemas de salud pública. Por ello, la
Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos (Icmra, por sus siglas en inglés), dependiente de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), ha publicado un informe sobre las
posibles soluciones para abordar esta situación. Una de sus propuestas es la
flexibilidad regulatoria para mejorar los tiempos de acceso a terapias.
"La resistencia bacteriana
amenaza la capacidad para tratar infecciones de manera efectiva debido a una gama cada vez mayor de bacterias y otros microorganismos que se han adaptado para volverse
resistentes a los tratamientos disponibles", indican.
Por lo tanto, el comité considera que este problema "complejo y multifacético" requiere
un abordaje multidisciplinar donde participen la salud pública, la salud animal y el medioambiente a través del enfoque 'One Health'. En el informe se recogen estudios de casos sobre las
mejores prácticas de diferentes países.
Alianza con la industria farmacéutica
Concretamente, en el apartado de las
flexibilidades regulatorias que ayudan a llevar nuevas terapias al mercado se pone como ejemplo la
Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (Barda) de los Estados Unidos. Esta institución impulsa la innovación y promueve el desarrollo de
nuevas terapias antimicrobianas junto con socios de la industria farmacéutica.
Tal y como especifican en el documento, Barda tiene el objetivo de
reducir la morbilidad y mortalidad causada por
infecciones farmacorresistentes después de un evento de salud pública patógenos de emergencia y bioamenaza.
"Nuestro objetivo es
acelerar el desarrollo de terapias y diagnósticos para permitir a los médicos y primeros personal de respuesta para
prevenir, diagnosticar y tratar infecciones por agentes de amenazas biológicas; infecciones secundarias resistentes a los antibióticos y hospitalarias; e infecciones adquiridas en la comunidad", afirman.
Para lograrlo, establecen
alianzas público-privadas innovadoras con compañías farmacéuticas y empresas de biotecnología que trabajan en el área antimicrobiana: "Se proporcionan
ayudas económicas para compensar el alto coste que suponen
estas investigaciones, su desarrollo en I+D y el riesgo técnico", apuntan. De esta forma, según explican, se consigue tener un "plan maestro regulatorio sólido" para llevar con éxito los productos al mercado y
obtener la aprobación, licencia y autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) lo antes posible.
Otras soluciones para las resistencias bacterianas
En este mismo sentido, el informe detalla
otras posibles soluciones para hacer frente a las resistencias bacterianas como las lecciones aprendidas con la agilidad regulatoria que se implantó durante la pandemia del Covid-19, la
restricción de la venta sin receta de antibióticos; el desarrollo de un estudio piloto sobre
modelos de reembolso para nuevos antimicrobianos; o las recomendaciones de tratamiento para infecciones comunes en atención ambulatoria.
Asimismo, este documento incluye comentarios sobre los datos del prescriptor de antibióticos, el desarrollo de métodos para el
seguimiento de las resistencias bacterianas en el medioambiente e informes de ventas de antimicrobianos de uso veterinario, donde se informe de las
iniciativas de vigilancia y administración de los mismos.
"El desarrollo del informe sigue a una
serie de discusiones con reguladores internacionales para proporcionar una dirección estratégica y encontrar soluciones innovadoras para
combatir la propagación de las resistencias bacterianas", concluye el comité.
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