Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europa, y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá.
Si bien el acuerdo comercial entre Bruselas y Washington (el TTIP) tras la victoria electoral de Donald Trump finalmente embarrancó, el que había con
Canadá ha superado una de las últimas barreras que restaban. El
Parlamento Europeo ha dado luz verde al
Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA, por sus siglas en inglés) entre ambos territorios, con lógicas consecuencias para la sanidad y el medicamento.
Según cuenta Europa Press, el CETA ha sido respaldado con
408 votos a favor, 254 en contra y 33 abstenciones, con el apoyo mayoritario del Partido Popular Europeo (PPE), Liberales (ALDE), Conservadores y Reformistas (ECR) y un voto divido según delegaciones nacionales en el seno de Socialistas y Demócratas (S&D).
Quienes más se han opuesto a acuerdo son
Los Verdes y la Izquierda Unitaria, porque dudan de las garantías que ofrece en, entre otras materias,
la sanidad, debido a la presunta caída de la calidad alimentaria, por ejemplo.
Garantías en sanidad
Sin embargo, al igual que en el caso del TTIP (con el que las comparaciones son inevitables), Bruselas se ha apresurado a asegurar que el pacto “incluye
todas las garantías necesarias para que el beneficio económico no vaya en detrimento de la democracia, el medio ambiente o la salud y seguridad de los consumidores”.
Se facilitará el reconocimiento mutuo de la cualificaciones de las profesiones reguladas entre la UE y Canadá
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La Comisión Europea ha afirmado que “
las ganancias económicas servirán para reafirmar, más que debilitar, la democracia, la salud y seguridad de los ciudadanos, los derechos sociales y laborales y el medio ambiente”. A nivel de
competencias, también están todo ‘amarrado’: “Se preservar plenamente el derecho de los gobiernos a regular y llevar a cabo políticas públicas legítimas con objetivos tales como la
protección de la salud. ”.
Por otro lado, y en materia de
medicamentos, “el Acuerdo reforzará los
derechos de propiedad intelectual sobre nuevos fármacos. Por ejemplo, los titulares de patentes podrán recurrir las decisiones relativas a la autorización de comercialización en Canadá y esta adaptará en mayor medida su sistema de protección de datos al de la UE”, ha precisado la Comisión. Además, se fomentarán las buenas prácticas de fabricación en mabos territorios
Finalmente, a pesar de que no hay una mención concreta a las profesiones sanitarias, el CETA aborda una cuestión que les afectará, que “se facilitará en el futuro el
reconocimiento mutuo de las cualificaciones de las profesiones reguladas. Actualmente, la ausencia de requisitos coherentes para los profesionales sigue siendo un reto, especialmente para la prestación de servicios transfronterizos. Con el acuerdo, las organizaciones profesionales o las administraciones pertinentes de Canadá y la UE podrán colaborar más estrechamente en los detalles técnicos del reconocimiento de títulos”.
Casi todas las disposiciones, en vigor en abril
Casi la totalidad de las disposiciones del acuerdo entrarán en vigor de manera provisional previsiblemente en el mes de abril, si la parte canadiense también ratifica en las próximas semanas el texto negociado, según precisa EP.
Sin embargo, la aplicación definitiva y total del acuerdo (incluidos elementos como los tribunales de arbitraje entre multinacionales y estados)
no será efectiva hasta que los parlamentos nacionales y regionales competentes en los países de la UE (hasta 38 cámaras) den su aprobación, lo que llevará varios años.
Posición de Farmaindustria
Por su parte Farmaindustria, en la línea de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia), también valora positivamente el Tratado CETA, ya que la cooperación regulatoria que supone permitirá beneficiar a pacientes, investigación, sistemas de salud y economía. En concreto, como señala la directora del Departamento de Internacional de Farmaindustria,
Iciar Sanz de Madrid, el CETA permitirá “
aumentar la eficiencia en la aprobación de nuevos fármacos a través de una mayor armonización regulatoria; favorecerá así mismo la creación de empleo en el sector farmacéutico y se traducirá en una optimización de los recursos gracias al reconocimiento mutuo de la inspección de las plantas de producción”.
“Por último –agrega Sanz de Madrid–, debemos recordar los beneficios específicos en
materia de protección de propiedad industrial para las compañías innovadoras europeas que operan en Canadá: derecho de apelación para los innovadores en caso de infracciones de propiedad industrial; compensación de periodos de protección de patente; y refuerzo y cumplimiento efectivo del periodo de protección de datos, que –unidos a los demás efectos positivos incluidos en CETA– redundará en un acceso más rápido para los pacientes a los medicamentos innovadores que necesitan“.
Acceda aquí al CETA
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