También se debe tener en cuenta la alimentación y el consumo de tabaco.
Un estudio ha concluido que los
hombres que ingieren altas dosis de alcohol durante los últimos años de la
adolescencia tienen una probabilidad más alta de
desarrollar una enfermedad hepática que las personas que no han tenido un consumo tan elevado.
El informe se basó en el
estudio del consumo de alcohol de 43.296 hombres que ingresaron en el servicio militar entre 1969 y 1979, cuando tenían entre 18 y 20 años. Tras 38 años de seguimiento, un total de 383 hombres habían sido diagnosticados con una
enfermedad hepática severa, mientras que 208 habían muerto.
Los investigadores determinaron que
cada gramo de alcohol consumido por los hombres se asociaba un aumento del
dos por ciento de desarrollar cualquier tipo de enfermedad hepática. A pesar de todo, el estudio determinó que la probabilidad de desarrollar afecciones de este tipo siempre era mayor entre los jóvenes que durante años habían estado tomando altas dosis de alcohol, consideradas entre 51 y 60 gramos diarios.
Hannes Hangstrom, autor del estudio, aseguró que: “Encontramos que la mayoría de los sujetos del estudio que acabaron desarrollando una enfermedad hepática grave habían sido diagnosticados con anterioridad en el
abuso de alcohol o la dependencia de este tipo de sustancias”.
“Por lo tanto, es razonable creer que el consumo de alcohol a una edad temprana
aumenta el riesgo de que continúe bebiendo y de que aumente su consumo. Además, no podemos descartar que una exposición de larga duración al alcohol sea una causa que contribuya a este aumento del riesgo de contraer una enfermedad hepática”, concluyó Hangstrom.
La cantidad de
alcohol necesaria que una persona debe tomar a diario para sufrir daños hepáticos en el futuro no está clara, aunque el estudio también ha señalado que el tipo de alimentación que lleve y si fuma o no también son determinantes en este tipo de casos.
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