La hematóloga del Vall d'Hebrón, Gloria Iacoboni.
Aumentar el número de
terapias disponibles para tratar el
linfoma difuso de células B grandes, además de la terapia
CAR-T, es el reto planteado por un estudio multicéntrico iniciado en 2020 y que cuenta con la participación del
Hospital Vall d’Hebrón. Tras incluir a
154 pacientes en el estudio con el anticuerpo biespecífico Glofitamab, el 39% de los pacientes alcanzó una remisión completa. De estos, la mayoría mantienen la respuesta completa tras la finalizar el tratamiento con más de 1 año de seguimiento. Ahora los investigadores esperan
aumentar el seguimiento e incluir a más pacientes para tener una idea más real de su eficacia y, sobre todo, comprobar si las respuestas completas son duraderas en el tiempo.
Gloria Iacoboni, hematóloga del Hospital Vall d’Hebrón y una de las autoras del artículo publicado en el
New England Journal of Medicine, dónde se muestran los últimos datos del ensayo clínico relacionados a la durabilidad y las respuestas, expone en
Redacción Médica que “más de la mitad de los pacientes ya lleva un año completo de seguimiento tras haber finalizado el tratamiento y la mayoría que logró una respuesta completa la mantienen en el tiempo. Cuantas más opciones terapéuticas tengamos para esta enfermedad, mejor podremos adaptarnos a los diferentes perfiles de paciente”.
La especialista comenta que este tipo de inmunoterapia
no compite con la terapia CAR-T, ya que ambas opciones cuentan con diferentes pros y contras: “
Las CAR-T ya están aprobadas para su uso asistencial, por lo que tienen un acceso mucho más fácil que los anticuerpos biespecíficos, que aún se están investigando en el contexto de ensayos clínicos. Existe gran confianza en las terapias CAR-T porque hay más pacientes tratados y más seguimiento que aún no existe en los anticuerpos biespecíficos”.
"Existe gran confianza en las CAR-T porque hay más seguimiento que aún no existe en los anticuerpos"
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Por otro lado, en cuanto al
perfil de toxicidad de ambas opciones, Iacoboni afirma que “
la toxicidad con Glofitamab es bastante llevadera y hay porcentajes más bajos de síndrome de liberación de citoquinas y neurotoxicidad graves. Por otro lado, la terapia con anticuerpos biespecíficos es más prolongada debido a que son varios ciclos de tratamiento. En cambio, la terapia CAR-T es una sola dosis”.
La fortaleza del anticuerpo, su administración inmediata
El punto más interesante a favor de los anticuerpos biespecíficos es que
su administración puede ser inmediata, a diferencia de las CAR-T, que pueden llegar a tardar varias semanas. “Se trata de un fármaco ya elaborado, aunque ahora esté en
un contexto de ensayo clínico. No se tiene que hacer una recolección de células del paciente y modificarlas como en el caso de las CAR-T. Un paciente que necesite un tratamiento de urgencia sería un buen candidato a este anticuerpo”, expone Iacoboni.
Otro de las metas que el estudio con Glofitamab busca conocer es en qué indicación queda el anticuerpo. “A priori, y junto con las CAR-T, se encuentra en
tercera línea, aunque probablemente las CAR-T se adelantarán a segunda línea para ciertos pacientes refractarios. Los biespecíficos veremos dónde quedan, y su combinación con quimioterapia en líneas más precoces también ofrecen buenos resultados. En un futuro veremos su lugar final”, explica la hematóloga.
"Un paciente que necesite un tratamiento de urgencia sería un buen candidato a este anticuerpo"
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Tras estos últimos resultados satisfactorios, Iacoboni busca corroborar si las
respuestas completas son duraderas en el tiempo, lo que permitiría incluir al anticuerpo bioespecífico como un recurso más, complementario a la CAR-T, a la hora de tratar diferentes perfiles de pacientes con linfoma difuso de células grandes B.
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