Álvaro Urbano Ispizúa, jefe de Hematología del Hospital Clínic de Barcelona.
Cuando le invitan a participar en una charla en cualquier lugar del mundo, el jefe de Hematología del Hospital Clínic de Barcelona,
Álvaro Urbano Ispizúa, ya sabe cuál va a ser el título de la misma: “Desarrollo de un sistema de administración de CART en el sistema público de salud”, dice de memoria.
Bromas aparte, hay suficientes motivos para hablar de la experiencia de este hospital barcelonés en el desarrollo de
terapias avanzadas académicas. Con
una CART a punto de ser aprobada (para leucemia linfoblástica aguda), acaban de cerrar el reclutamiento para ensayar en 30 pacientes otra más, “la primera
CART europea preparada específicamente para mieloma múltiple”.
ARI0002, que así se llama, es una CART BCMA que está ensayándose en cinco centros hospitalarios del país “con unos resultados aparentemente buenos de eficacia y toxicidad”. En agosto se hará un primer análisis de los resultados, “con intención de presentarlos en el Congreso Americano de Hematología”.
España está a la cabeza del desarrollo de estas soluciones académicas, una vía abierta por la Agencia Europea del Medicamento para que los hospitales puedan ofrecer su terapia con unos datos más modestos que los que necesita un medicamento comercial para su autorización.
Expectación por las CART académicas del Clínic
“Hay 4 o 5 centros ahora mismo en Europa que están haciendo ensayos clínicos con CART académicas en fase preliminar, y miran bastante a España: lo llaman ‘el modelo español’”, apunta no sin cierta humildad.
Y es que
en esta carrera de las CART académicas están solo los gigantes de la investigación europea, encabezados por el
University College of London, “que fue el primero en Europa en ensayar productos de este tipo; nosotros fuimos los segundos”. No obstante, la institución británica ha buscado colaboraciones con compañías farmacéuticas para llevar sus ensayos hasta el final, cosa que el Clínic finalmente descartó.
Los otros centros son el
Bambino Gesú, de Roma, y los institutos
Heidelberg (Alemania) y
Karolinska (Suecia), pesos pesados de la investigación médica. Eso sí, en estos dos últimos centros “el constructo genético que utilizan [para la creación de la CART] es norteamericano, del Baylor College de Houston”.
Urbano Ispizúa reconoce el interés que el proyecto que lidera genera tanto a nivel profesional, de la Administración e incluso del gran público. “Ha sido duro, ha supuesto mucho esfuerzo en los últimos años, pero es muy bonito e ilusionante. Y, por el momento”, cavila, “están saliendo bien las cosas”.
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