María Victoria Mateos, presidenta de la SEHH
Hace dos años que María Victoria Mateos se ponía los mandos de un tren ya encarrilado como es la
Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Para la actual presidenta, gestionar una entidad como esta, que ya supera los 3000 socios, supone un reto continuo, más que una sola cima escalar.
Considerada como la mejor investigadora clínica en
mieloma del mundo en el año 2022, la hematóloga cree que ya existen los ingredientes suficientes como para perseguir la curación de este tipo de
cáncer y la diferenciación de los pacientes en función del pronóstico. En esta entrevista realizada para el pódcast
'Líderes Sanitarias', Mateos también incide en la necesidad de aumentar a 5 los años de residencia en esta especialidad pero descarta la posibilidad de fusionarla con otras como Oncología.
¿Cuál diría que ha sido la mayor montaña a escalar en estos dos años que lleva ya como presidenta en la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia?
Yo diría que en la Sociedad Española de Hematología realmente no hay ninguna gran montaña que escalar. Creo que es un continuo. Es decir, yo llego realmente como presidenta, a la hora de ejercer mis funciones en su totalidad, en octubre del año pasado. Todo el año anterior estuve como presidenta electa, de tal manera que el presidente saliente, ejercía sus funciones totales como presidente. Lo que he tenido oportunidad de ver es que es una sociedad muy bien organizada, con una estructura sólida y bastante consolidada. Por lo tanto, la incorporación a la sociedad es como cuando el tren ya está totalmente montado y tú te incorporas a él, con lo cual no he tenido que escalar ninguna gran montaña, sino simplemente contribuir a colaborar con todo lo que se está haciendo. Obviamente, siempre incorporando actividades nuevas y proyectos nuevos, pero ha sido realmente bastante sencillo todo.
¿Y qué proyectos figuran ahora mismo como pendientes?
Siempre hay cosas pendientes, cosas para mejorar en la sociedad. Más que en la sociedad propiamente dicha, en su misión, es decir, en el servicio que damos a todos los miembros de la Sociedad Española de Hematología, que ya supera los 3.000. Tenemos que, por supuesto, seguir promoviendo la educación en Hematología con excelencia, intentar enganchar a los hematólogos más jóvenes para que, aparte de tener una formación en Hematología de excelencia, la asistencia clínica la compaginen siempre con investigación. Y, si es posible, enseñando a la gente que tengan alrededor. Para ello, uno de las grandes logros que tiene la sociedad, es crear una entidad, que lo que hace es dar soporte a toda la investigación clínica que se hace en nuestro país en el contexto de los diferentes grupos cooperativos que dependen científicamente de la Sociedad Española de Hematología.
Lo que hace esta organización, esta Clinical Research Organization, es dar soporte. Con lo cual esta es una de las grandes cosas que tiene la Sociedad Española de Hematología, y que, durante estos años tenemos que intentar relanzar. Para ello, por ejemplo, este año se ha convocado una beca de 250.000 euros para ayudar a algún grupo cooperativo a desarrollar proyectos que no estuvieran ya financiados de entrada. Con lo cual, la proyección y la investigación son actividades fundamentales. Además, cuando llegué el año pasado también me encontré con que no teníamos plan estratégico activo porque había terminado y por el covid se había pospuesto. Y llevamos durante todo este año, prácticamente desde principios del año 2023, elaborando un plan estratégico que guíe todas las actividades a realizar en los próximos años. Se ha hecho público el pasado mes, coincidiendo con la reunión nacional del Congreso de la Sociedad Española de Hematología. Y también, creo que hemos puesto un gran empeño en poner objetivos dentro del plan estratégico.
Las dobles especializaciones médicas se han empezado a contemplar este año en el modelo formativo español. Entre las propuestas se ha escuchado, por ejemplo, un modelo troncal de Hematología y Oncología. Pero no obstante, la sociedad ya ha explicado que ve complicada esta unión...
En el caso de la Hematología, creo que no es necesario hacer una doble especialidad, ni por supuesto, considerar que la Hematología dependa de la Oncología o que la Oncología dependa de la Hematología. Yo creo que son dos especialidades diferentes. La Oncología médica tiene como misión, fundamentalmente, el manejo, el tratamiento y el abordaje de todos los tumores sólidos, mientras que, la Hematología, tiene una parte que se centra, por supuesto, en el tratamiento y en el manejo de todos los cánceres hematológicos, que sería la parte comparable a la Oncología médica, aplicada a los cánceres de la sangre, pero la Hematología es una especialidad más amplia: tenemos una parte de laboratorio que ocupa una parte importante de la formación de la especialidad, con sus correspondientes subsecciones de Morfología, Citometría de flujo, Biología molecular y Filogenética; una parte de Medicina transfusional, que también es importante; tenemos toda la coagulación y, ahora mismo, también están los programas de trasplante con la llegada de la terapia celular.
Entonces, creo que son dos especialidades diferentes que no tienen por qué depender la una de la otra, sino que lo que tenemos que hacer es colaborar. Fruto de ello es que la Sociedad Española de Hematología y la Sociedad Española de Oncología Médica, mantienen una relación estupenda, pero son cosas diferentes. Por lo tanto, si la formación en Hematología -aplicable también a Oncología-, ya es difícil con los cuatro años que tenemos actualmente, creo que eso sería ir para atrás. Convertir una doble especialidad en Oncohematología, o que dependa la Onco de la Hemato, creo que no tendría sentido. No iríamos hacia adelante, sino probablemente hacia atrás.
Como profesora asociada de Ciencias de la Salud del Departamento de Medicina de la Universidad de Salamanca, ¿qué cambios en la formación de los hematólogos, considera que, a diferencia de este, sí que serían ventajosos para la especialidad?
Un cambio importante en el programa de formación de la especialidad es, como ya se viene reclamando desde hace bastantes años, aumentar el número de años de cuatro que tenemos actualmente a cinco. Creemos que es una gran necesidad, fundamentalmente por la gran innovación que hay en todos los aspectos: desde el punto de vista del diagnóstico, del tratamiento y de todas las facetas y aspectos que cubre la Hematología, como es la Medicina traslacional, la coagulación, los trasplantes, la terapia celular... La terapia celular es algo que no existía y que, casi de manera aislada, podría cubrir gran parte del año extra que estamos exigiendo dentro del programa nacional de la especialidad. Creo que ese sería mi principal reclamo desde el punto de vista de la formación de los especialistas en Hematología. El siguiente paso es crear Áreas de Capacitación Específica para determinadas facetas y aspectos de la especialidad. Muchas veces se solapan con otras especialidades y ayudaría de nuevo a colaborar con estas y a definir muy bien los papeles del hematólogo en esas determinadas Áreas de Capacitación Específica. Además los hematólogos estarían acreditados, contarían con una acreditación para ser más expertos en aspectos más concretos de la Hematología.
"El siguiente paso es crear Áreas de Capacitación Específica para determinadas facetas y aspectos de la especialidad."
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Cada vez vamos más hacia una subespecialización. Somos hematólogos, pero excepto en hospitales pequeños, los hematólogos están divididos en determinadas enfermedades o especialidades, y hay hematólogos que se dedican a la Medicina funcional, a la coagulación, a la leucemia aguda o al mieloma. Con lo cual, todo ello, se puede traducir en la creación de estos diplomas de acreditación, convirtiendo a la Hematología en una especialidad cada vez más precisay súper especializada. Quiero pensar que, aunque eso pueda verse como algo negativo, no podemos olvidar que somos una sociedad científica, pero el beneficiario de todo lo que hacemos es el paciente, con lo cual, si ponemos siempre al paciente en el centro de nuestra actividad como sociedad científica, esta súperespecialización va a redundar en una mejor atención.
Hace justo un año fue galardonada como la mejor investigadora clínica en mieloma del mundo por la sociedad internacional de esta patología. ¿Qué cree que fue lo que le hizo ganar este reconocimiento?
Pues te contesto un poco lo mismo que a la primera pregunta de la montaña más alta. Es decir, el reconocimiento en investigación clínica, aún más en mieloma donde hay gente muy buena, es el reconocimiento a una trayectoria que se inició cuando empecé la especialidad con mi tema de tesis doctoral, centrado en esta enfermedad, en el mieloma múltiple. Prácticamente en los últimos 30 años me he dedicado de manera específica a trabajar en esta enfermedad, a colaborar con prácticamente todos los hospitales de España dentro del grupo cooperativo español de mieloma que teníamos. Fruto de esa colaboración, hemos tenido la oportunidad tanto de participar como de diseñar ensayos clínicos que nos han permitido primero ofrecer la innovación a los pacientes con mieloma en España. Y, en segundo lugar, generar datos nuevos que en algunas ocasiones han contribuido a cambiar los estándares de tratamiento de estos pacientes a nivel global. Por lo tanto, ese es un poco el motivo del reconocimiento. Y algo que es un continuo y que, por supuesto, no podemos parar es la innovación que te he mencionado anteriormente como parte del Grupo Español de Mieloma. Al final es un reconocimiento a todo el grupo, pues ahí estamos intentando generar innovación y conocimiento científico basado en ensayos clínicos y nuestra experiencia con los pacientes con mieloma.
Mencionaba ese Grupo Español de Mieloma del que también forma parte y que es un referente internacional en investigación y tratamiento. ¿Qué retos concretos tiene?
Al igual que en la SEHH, muchos retos. En mieloma, el reto fundamental que nos planteamos ahora es curarlo. Durante los últimos 50-60 años el mieloma siempre se ha considerado una enfermedad incurable y así ha sido porque la historia lo ha demostrado. Pero, ahora, tenemos, como yo digo muchas veces, todos los ingredientes necesarios para poder perseguir la curación de los pacientes con mieloma. Tenemos técnicas para poder diferenciar a los pacientes en función del pronóstico, con lo cual, si planteamos curar, pues probablemente nos tengamos que dedicar a pacientes que no presenten características de mal pronóstico y he de decir que son la mayoría. Por otro lado, tenemos herramientas muy sensibles para evaluar la ausencia de enfermedad, porque si queremos curar tenemos que decir "el paciente no tiene enfermedad", pero tenemos que estar muy seguros de ello.
Y el Grupo Español de Mieloma ha sido pionero en la evaluación de la enfermedad mínima residual en la médula ósea. Y ahora empezamos a ser también pioneros en la evaluación de la enfermedad mínima residual en la sangre periférica a través de una tecnología automática que es la espectrometría de masas. Por lo tanto, tenemos herramientas para seleccionar a los mejores pacientes, técnicas muy sensibles, e innovación terapéutica de la mano de fármacos que ya llevan en el mercado desde hace muchos años, los cuales, podemos complementar con las terapias celulares nuevas, fundamentalmente con la inmunoterapia, que es lo más innovador y lo más moderno que tenemos para el mieloma. Si combinamos todas estas cosas y nos vamos a la primera línea de tratamiento, cuando el mieloma se diagnostica, yo creo que tenemos posibilidades de conseguir la curación. El Grupo Español de Mieloma también es pionero en tratar los mielomas asintomáticos antes de que aparezcan. En ese sentido, tenemos un proyecto para empezar en febrero de 2024 a reclutar pacientes para un ensayo clínico con la terapia parte altamente innovadora en esta enfermedad. Así que tenemos esperanza para los próximos años.
Usted es también miembro de asociaciones y grupos de mieloma a nivel europeo e internacional. ¿Qué perspectivas innovadoras, además de todas estas que comentábamos, aporta España sobre esta enfermedad frente al resto de países del mundo?
Yo creo que estamos en una posición muy buena. Simplemente te doy un dato. En el Congreso Mundial de Mieloma, hubo una sesión plenaria donde teóricamente se seleccionaban las seis mejores comunicaciones que se han presentado. Y he de decir que cuatro fueron presentados por españoles y tres específicamente del Grupo Español de Mieloma: una, la enfermedad mínima residual en la sangre periférica por espectrometría de masas; otra, el análisis genómico de pacientes con mieloma asintomático; y, la tercera, un ensayo clínico. Por lo tanto, eso demuestra la calidad. Yo creo que no se trata de una competición ni de establecer un ranking. Creo que el Grupo Español de Mieloma ha contribuido con cosas muy importantes al mieloma a nivel global, que es lo más importante. Pero lo mejor que tenemos es que, todas esas sociedades internacionales de mieloma, tienen un objetivo muy claro que es curar el mieloma, pero a través de la colaboración. De tal manera que ni la investigación en mieloma en España la pueda hacer una persona sola, ni tampoco en Europa, ni tampoco a nivel mundial. Por lo tanto, la Sociedad Internacional del Mieloma, a la cual además pertenezco como parte del Comité Ejecutivo, tiene como uno de sus grandes objetivos colaborar con los diferentes grupos de todo el mundo, porque es la única manera en la que se pueden conseguir cosas.
"Ahora tenemos todos los ingredientes necesarios para poder perseguir la curación de los pacientes con mieloma."
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Recientemente también ha participado en estudios que evalúan la eficacia de las combinaciones de anticuerpos monoclonales anti-CD38 en mieloma múltiple recién diagnosticado y en recaída o refractario.
Sí, la proteína CD38 ya no es nueva sino que está absolutamente consolidada. El desarrollo y la innovación de la Hematología, y del mieloma en particular, avanza de una manera muy rápida. Creo que en 2014 fue cuando empezamos con los anticuerpos monoclonales anti-CD38 en mielomas en recaída, donde no había ninguna opción de tratamiento. Y este año, ya forman parte del estándar en la primera línea. Cualquier paciente en España al que se diagnostique de mieloma, con un 99 por ciento de posibilidades, recibe ya este anticuerpo monoclonal. Por lo tanto es una diana absolutamente consolidada que sirve un poco de complemento a otros fármacos que tenemos en mieloma e incluso de complemento a las nuevas dianas y estrategias de inmunoterapia que están viniendo.
Otro de los hitos más revolucionarios en el abordaje de esta enfermedad, como ya adelantábamos, es el desarrollo de las terapias CAR-T. Usted asegura, de hecho, que ocho de cada diez pacientes que reciben este tipo de tratamientos eliminan de su organismo la enfermedad un mes después de su administración. ¿Qué posibilidades hay de recaída?
Siempre existen. Los datos que tenemos ahora son correctos. La gran mayoría de pacientes responden y en un mes vemos que no tienen enfermedad, lo que tenemos que buscar son estrategias para mantener la ausencia de enfermedad de manera global. Tenemos diferentes productos para evaluar, tenemos
CAR-T en los que los pacientes tardan en recaer, cuanto menos, aproximadamente un año. Hay algunos en los que los resultados son mucho mejores. Aún cuando en pacientes en fases avanzadas no sea una opción curativa y probablemente la gran mayoría de pacientes sigan recayendo, lo hacen mucho más tarde de lo que les correspondería si recibieran la terapia convencional. Por otro lado, no existen opciones de tratamiento para estos pacientes. Obviamente, a medida que nos vamos moviendo hacia fases más precoces, esperemos que la duración de las respuestas sea más larga.
¿Y qué hay de la medición de resultados en la especialidad? Desde la Sociedad Española de Hematología siempre se ha hecho hincapié en que hace falta una mejor distribución de los datos en nuestro país.
Obviamente no todos los hospitales son iguales. Tenemos un problema en españa al tener 17 comunidades autónomas, cada una con sus criterios y sus requisitos. Es cierto que las aprobaciones de los fármacos se hacen a nivel nacional, pero en algunas ocasiones, las comunidades autónomas ponen sus propias restricciones o sus propias ampliaciones. Sus requisitos para poder acceder. Eso se traduce, quizá, en que no haya una equidad absoluta en el acceso a los tratamientos en todo el país, en el momento actual. Por lo tanto, el siguiente ejercicio sería probablemente medir los resultados en salud en las diferentes comunidades autónomas, un poco para evaluar si realmente hay una necesidad, para ver si hay realmente una falta de equidad.
Y obviamente, como sociedad científica nuestro objetivo es intentar luchar para que esto no ocurra. ¿Cómo se hace desde la sociedad? Pues por ejemplo, cada vez que un fármaco nuevo se aprueba, la SEHH elabora lo que se llama un informe de posicionamiento de la sociedad que hace referencia al lugar, al tiempo, al paciente y al momento en el que la entidad considera que ese fármaco o esa combinación debe administrarse. Esto es nacional y por lo tanto afecta a todas las comunidades autónomas. Este es un primer paso, entre otros muchos, que se pueden hacer para evitar que haya diferencias en los resultados en salud en función de las diferentes comunidades.
¿Cuáles serían los desafíos más notables a los que se enfrenta ahora mismo la Hematología en España?
Pues uno de ellos es el que acabamos de comentar: la equidad. Luchar por que haya equidad en todo el territorio nacional. Pero, obviamente, otro de los grandes retos que tenemos y que entra a formar parte del plan estratégico en el que estamos involucrados, es conseguir el quinto año de formación para la especialidad de Hematología y Hemoterapia, porque consideramos que es algo necesario. No es un reto, es simplemente algo en lo que estamos involucrados y tiene que continuar. Tenemos que dar formación de excelencia a todos los hematólogos, con especial atención a los jóvenes. Intentaremos que los hematólogos jóvenes estén representados en nuestra junta directiva, porque no podemos olvidar que ellos son nuestro relevo. La Sociedad Española de Hematología ha ido creciendo y creo que mejorando con el tiempo.
Tenemos que dar paso a las nuevas generaciones para que se impliquen, trabajen, investiguen, generen conocimiento y así garantizar el sostenimiento de la sociedad a lo largo de todos los años. Estos serían los retos más importantes con los que nos encontramos, pero que no son completamente nuevos, sino que forman parte de un continuo. La SEHH tiene como objetivo importante también el hecho de colaborar cada vez más con los diferentes grupos cooperativos. No podemos olvidar que la especialidad es como un paraguas y la punta del paraguas es la Sociedad Española de Hematología, de la cual científicamente dependen. Intentamos también mantener y forzar las relaciones entre los grupos cooperativos. Hay muchísimos puntos en común transversales que, cuando los reunimos todos, lo único que puede hacer es crecer.
Hablaba de los médicos más jóvenes, ¿usted lo tuvo claro a la hora de elegir la carrera de Medicina y la especialidad de Hematología?
La carrera de Medicina sí, porque realmente me gustaba desde pequeña. Me gustaban claramente las carreras relacionadas con las ciencias biológicas y, poder acceder a Medicina, al final, creo que representa el máximo exponente. Podía haber estudiado Farmacia o Bioquímica pero creo que acerté eligiendo Medicina. Y en cuanto a la formación, yo quería una de excelencia, de tal manera que tenía varias especialidades en la lista que no tenían nada que ver con la Hematología y con el mejor sitio para formarme, después de haber hecho una evaluación un tanto objetiva. Y en el número uno estaba Hematología en el Hospital Universitario de Salamanca. Con lo cual, como tuve nota en el MIR, no tuve ninguna duda.
"La gente joven, muchas veces, considera que una formación exigente es peor o que te explotan en el trabajo. No pueden confundirlo. Una formación de excelencia siempre es una formación más exigente"
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Uno siempre corre el riesgo de haberse equivocado, pero bueno, en mi caso he de decir que después de los cuatro años de formación, el dedicarme a la Hematología y el haberme especializado más en el mieloma creo que ha sido un acierto. Fue una formación dura porque la gente joven, muchas veces, considera que una formación exigente es peor o que te explotan por el trabajo. Yo muchas veces les digo que no pueden confundirlo. Una formación de excelencia siempre es una formación más exigente. La formación de excelencia es algo muy importante, tal y como le digo a los estudiantes. Cuando tú te formas de manera excelente, lo raro es que no te acabe gustando, acabes profundizando en alguno de los temas y te conviertas en un experto.
¿Qué retos tiene usted, María Victoria, como profesional ahora mismo?
Pues básicamente enrolarme en los retos que tiene la especialidad, en los retos que tiene el mieloma y en los retos que tiene la Sociedad Española de Hematología, a la cual represento Y no hay ningún orden específico. Obviamente me debo a todos los hematólogos de España, a todos los socios que pertenecen a la Sociedad Española de Hematología. Y ese sería un poco mi mayor reto, es decir, responder siempre en la medida de lo posible, en tiempo y forma, a todas las exigencias que afecten a la Sociedad Española de Hematología, en la cual se va a ver representada tanto la especialidad como mi actividad profesional. Otro aspecto, que va a ser una realidad en las próximas semanas, es intentar también colaborar con todos los países de Latinoamérica, con los cuales compartimos el lenguaje común. Esperemos que muchos miembros de las diferentes sociedades de los países de Latinoamérica vengan a compartir con nosotros y a establecer de nuevo puntos en común, proyectos, relaciones o, simplemente, aprender nosotros de ellos y que ellos aprendan de nosotros. Repito, con la intención de progresar y de ofrecer lo mejor a nuestros socios.
Y a nivel personal, ¿qué retos hay por delante?
Pues a nivel personal, te diría que mantenerme como estoy, es decir, tengo una familia, un marido, tres hijos que están estudiando en la universidad y, como yo digo, cuando cada uno hacemos lo que nos toca y cada uno somos responsables con nuestras obligaciones en función de a lo que nos dediquemos, la verdad es que todo va bien. Con lo cual yo lo único que deseo es que mi marido siga como sigue, trabajando como veterinario, y contento con lo que hace; mis hijos, que estudian Medicina y que están ya más encarrilados, que continúen y que terminen; mi hijo más pequeño, que acaba de empezar Veterinaria, que le guste y que continúe. Y cuando cada uno hace su cosa y no aporta grandes problemas, la verdad es que todo va bien. Con lo cual, ese es mi reto personal: mantenerme igual que estoy a nivel familiar y que mi familia me siga permitiendo dedicar muchas horas al trabajo. Pero bueno, yo siempre digo que es una cuestión a veces de calidad más que de cantidad. Y ese sería mi reto fundamental a nivel personal: intentar compaginar como lo vengo haciendo.
Este mismo año recibía un premio de su tierra, de Castilla y León, en Investigación Científica y Técnica e Innovación. ¿Qué retos adicionales presenta la ciencia en esta comunidad con varias áreas pertenecientes a la España 'vaciada'?
Es algo extremadamente importante porque Castilla y León es una comunidad de la que muchas veces la gente no se acuerda y tenemos que intentar captar talento a través de las universidades, de las escuelas y a través de cualquier vía con la que podamos captarlo e intentar retenerlo. En lo que respecta a Medicina, en las facultades, me consta que se ha aumentado el cupo de estudiantes que puedan estudiar esta carrera, dando un plus a los estudiantes que pertenecen a Castilla y León. Es algo que alabo tremendamente y cuanto más se potencie esto, mejor, porque las facultades de Medicina están llenas de gente que viene de otras comunidades autónomas. Esto no es malo, pero esa gente no tiene un arraigo en la comunidad, de tal manera que, la mayoría de ellos, cuando acaban sus estudios, se marchan. Los que eran originarios se han tenido que ir a otras comunidades autónomas a estudiar y, muchas veces, cuesta más volver.
Por lo tanto, que se formen ya de base en nuestra comunidad autónoma y que nosotros, las personas que tenemos una cierta experiencia, podamos representar un poco entre comillas, es decir, seamos un ejemplo de excelencia o modelo profesional. En mi caso, el caso de la Medicina, que nos permita atraer el talento aquí a la comunidad de Castilla y León y, sobre todo, captar a muy buenos estudiantes en la facultad, engancharlos para que quieran no solamente dedicarse a la Hematología, que es lo de menos, pero sí crear un arraigo y una atracción en la comunidad autónoma, porque es algo que se necesita en la Medicina y en todos los campos.
¿Qué puntos de inflexión o qué avances más prometedores cree que podrían marcar la especialidad en los próximos años?
En primer lugar, desde el punto de vista de la formación, los cinco años de la especialidad son clave para que los hematólogos tengan una formación mucho más adecuada en función de la gente que va viniendo. Y en segundo lugar, ampliarnos como especialidad transversal que da servicio a muchísimas otras especialidades. Destacaría fundamentalmente la llegada de las técnicas de terapia celular en mayúsculas. Ahora mismo tenemos la terapia CAR-T, pero yo creo que la utilización de los linfocitos T como fuente terapéutica es el punto de partida para utilizar otras muchas modalidades de terapia celular que van a servir para tratar o incluso curar enfermedades hematológicas. Pero no solo enfermedades hematológicas. Ya hay terapia celular en tumores sólidos, en enfermedades autoinmunes y en otras muchas enfermedades. Por lo tanto, creo que el mayor avance que vamos a tener es convertirnos, una vez más, en una especialidad transversal, en una especialidad de servicio a muchas especialidades.
Ya lo hacemos, simplemente, desde el punto de vista del análisis de sangre, del hemograma de los Servicios de transfusión que, diariamente, permiten que pacientes entren en quirófano dando soporte a muchísimas especialidades. Creo que es ampliar cada vez más la Hematología como una especialidad transversal por un lado, y por otro lado, estos avances y toda esta innovación, que nos va a permitir ir cada vez más hacia una Medicina más personalizada y de precisión en Hematología. Ya tenemos muchos antecedentes de enfermedades que tratamos de una manera muy seleccionada en función de las alteraciones que presenten, pero con toda la innovación seremos capaces de hacerlo cada vez más y eso al final redundará en una Medicina mucho más eficiente.
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