Portada del manual de revisión publicado. |
La infertilidad constituye un efecto adverso muy importante a largo plazo de los tratamientos del cáncer, sobre todo en adolescentes y en pacientes jóvenes con deseos de reproducción. El efecto del tratamiento del cáncer en la función ovárica está relacionado con la disminución de los folículos primordiales, la reducción de los folículos maduros y la afectación en la regulación hormonal.
El impacto del tratamiento en el potencial reproductor de la mujer depende de la edad de la paciente en el momento del tratamiento, del tipo de fármacos administrados, de la duración y la dosis total acumulada, así como de la idiosincrasia individual. “Por ello –ha señalado Berlanga– resulta necesario prevenir los efectos adversos de la toxicidad química de la quimioterapia sobre la división celular y el ADN en las células ováricas”.
Avances en técnicas de reproducción asistida
El laboratorio clínico es indispensable en los procesos de reproducción asistida. Los avances obtenidos en los últimos años en las técnicas empleadas en el laboratorio contribuyen a mejorar los resultados que se obtienen. Tanto el Laboratorio de Hormonas como el Laboratorio de Embriología son imprescindibles no sólo para el diagnóstico y tratamiento de la infertilidad y la esterilidad sino para un conseguir un mejor control de los riesgos y complicaciones de las técnicas de reproducción asistida.
En la actualidad, en inseminación artificial conyugal (IAC), se realiza una buena selección de pacientes teniendo en cuenta factores como la edad de la mujer, tiempo de esterilidad, adecuada permeabilidad tubárica y recuento de espermatozoides móviles. Las tasas de éxito de esta técnica puede ser de alrededor del 15 por ciento por ciclo y hasta del 25 por ciento acumulado por pareja después de realizar un máximo de cuatro intentos. En inseminación artificial del donante (IAD) la tasa de éxito resuta algo superior.
La fecundación in vitro con inyección intracitoplasmática de espermatozoides (FIV-ICSI) se sitúa siempre por encima en porcentaje de embarazos y con una curva ascendente a lo largo de los años, tendencia que no ha podido demostrarse en la inseminación artificial.
Investigación de nuevos marcadores diagnósticos
En el campo del Laboratorio Clínico, la investigación reciente se ha centrado en el papel regulador en la función ovárica de la inhibina y la hormona antimulleriana (HMA), que puede tener utilidad clínica como marcador en el diagnóstico prenatal del síndrome de Down, indicador de funcionalidad del cuerpo lúteo, marcador tumoral y de enfermedades gestacionales. “Además se ha puesto de relieve su utilidad en la medida de la reserva ovárica, siendo de gran interés en la predicción de la respuesta ovárica a las técnicas de reproducción asistida, en la individualización de las estrategias de tratamiento y como marcador de reserva ovárica”, ha subrayado este experto.
Sin embargo, la mejor forma de estimar la reserva ovárica sigue siendo controvertida. La evaluación incluye la medición en suero de diversas hormonas (FSH, estradiol, HMA, inhibina), pruebas funcionales de estimulación, así como diferentes parámetros ecográficos como el recuento de folículos antrales.
Por su parte, tal y como recoge esta monografía, el inicio de la pubertad depende de una serie de cambios que dan lugar a la activación de la liberación hipotalámica de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH). Aunque el inicio de este proceso está determinado por cambios en el sistema nervioso central, los mecanismos precisos no han sido completamente dilucidados. En este sentido, se ha postulado la existencia de factores no neuronales que desencadenan o contribuyen al comienzo de la pubertad y entre las hormonas a las que se les ha atribuido este papel destacan la GH, el IGF-I y la leptina.
La monografía ha estado dirigida por los doctores Eugenio Berlanga Escalera, María Luisa Granada Ybern y María Eugenia Torregrosa Quesada, todos miembros de la Comisión de Hormonas de la SEQC. Dirigida a los profesionales del Laboratorio Clínico, pretende también poner a disposición de los clínicos criterios claros, prácticos y concretos sobre los nuevos parámetros y metodologías para garantizar unas buenas prestaciones optimizando los recursos, y ofrecerles la máxima información para el manejo óptimo de las diversas patologías.