Algo tendrá la vida del alto cargo sanitario para que aquellos que la han llevado no duden a la hora de afirmar que volverían a embarcarse en un puesto de estas características a pesar de la multitud de contratiempos que conlleva. Precisamente sobre la asunción de responsabilidades en la administración y lo que ocurre al finalizar esa etapa ha tratado el panel de experiencias ‘Pros y contras en la vida de un alto cargo’, encuadrado dentro del V Encuentro Global de Altos Cargos de la Administración Sanitaria.
Jesús María Fernández.
Liderar una consejería o un servicio regional de salud tiene muchos elementos que lo hacen atractivo y estimulante. Sin embargo, se piensa mucho menos en su lado negativo, que también existe y afecta especialmente a la conciliación de la vida laboral y familiar. “Es un asunto difícil; mi mujer me tiene una cuenta pendiente por estos años”, ha asegurado Jesús María Fernández, exviceconsejero de Sanidad del País Vasco y que hasta hace pocos días ha ejercido como portavoz de Grupo Parlamentario Socialista en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados. Carlos León, exgerente del Servicio Cántabro de Salud, ha ahondado en ese aspecto señalando al “desgaste físico, psicológico y emocional” que se experimenta. “Durante los tres primeros meses me quería ir todos los días a mi casa; luego, no sé si la administración se adaptó a mí o fue al revés”.
Dada la cantidad de aspectos negativos de esta vida, después de que todos los ponentes de la mesa confirmaran que el aspecto económico “no compensa”, cabe preguntarse por qué hay quienes eligen este camino empedrado. Para entenderlo, sin embargo, solo hay que escuchar al que fuera director general de Salud Pública en el Ministerio de Sanidad, Ildefonso Hernández: “Es una vida apasionante a pesar de sus ‘secuelas’; Disfruté como no lo he hecho en toda mi vida profesional”. Catalina Lorenzo, exconsejera de Sanidad de la Región de Murcia, apunta a una experiencia completa que le ha aportado “una visión más completa de la sanidad murciana” marcada por la búsqueda de “la equidad y accesibilidad de los servicios sanitarios compaginándolo con las listas de espera”.
Hay varios elementos en los que la unanimidad es absoluta. El principal en lo relativo a los aspectos positivos de ejercer como alto cargo en una administración sanitaria es la capacidad para emprender proyectos. Sobre este aspecto, el exconsejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Roberto Sabrido, ha destacado por encima de todo lo negativo “la oportunidad de materializar ideas y proyectos”, así como el radical “cambio” en su visión del sistema.
Finalizada la etapa en la administración, llega uno de los momentos más duros: la reubicación. Sobre ella, Carlos León ha afirmado que “el sistema está mal montado”. “Es como si en una fábrica de tornillos pones a un trabajador como director y luego lo devuelves a su puesto inicial; no se aprovecha el conocimiento que se adquiere por el camino”. Sabrido coincide en este punto, añadiendo que “cuando vuelves, sientes que te miran de una forma diferente y que hay cierta desconfianza”. Hernández, por su parte, no señala ese punto sino la “invitación a la inacción” que, según su punto de vista, se da muchas veces en instituciones tan grandes como el Ministerio de Sanidad.
Este panel de experiencias está encuadrado en el V Encuentro Global de Altos Cargos de la Administración Sanitaria, organizado por Sanitaria 2000. Las jornadas, que se han celebrado en el Parador de Segovia, cuenta con la colaboración de Air Liquide Healthcare, Cardiva, Fresenius Medical Care, General Electric Healthcare, Ipsen, Roche y Sanofi Pasteur MSD.
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