La sanidad digital transfronteriza europea culminará en 2017

La Comisión Europea se ha puesto las pilas en materia de sanidad electrónica. Y lo ha hecho en un momento en el que España carece de un gobierno en funciones y, por lo tanto, penden de un hilo sus proyectos al respecto, bien esbozados por el actual Ejecutivo durante la última legislatura.

En ese periodo, el Ministerio de Sanidad llevó a cabo un exhaustivo análisis del big data aplicado al Sistema Nacional de Salud (SNS) y trazó las líneas estratégicas de su puesta en marcha, que requieren de la coordinación de los gobiernos autonómicos como punto mínimo de partida.

En este contexto, la institución comunitaria mencionada acaba de anunciar un plan de acción que consta de 20 medidas que incluyen “un marco de gobernanza con los Estados miembros y la industria” y que pretenden facilitar la relación de las empresas con las administraciones de cada país y del conjunto de la Unión Europea (UE).

Esta unificación digital no deja de lado, en efecto, el ámbito de la salud, y, en este sentido, la propia Comisión se ha comprometido a desarrollar servicios transfronterizos de sanidad digital como las recetas electrónicas y las historias clínicas de los pacientes, según han informado fuentes del organismo esta misma semana.

Además, la Comisión se ha puesto como objetivo cumplir la totalidad de la veintena de medidas propuestas (que incluye la relacionada con la sanidad) antes de que concluya 2017. De modo que el nuevo gobierno que se conforme por fin en España deberá recoger el testigo del proyecto de big data delimitado por el anterior Ejecutivo.

En su momento, el Consejo Asesor de Sanidad del departamento que encabeza aún Alfonso Alonso, entonces presidido por Julio Sánchez Fierro, habló de un sistema de datos clínicos interoperable a partir de la creación de un banco nacional estandarizado, y de la identificación segura de la identidad de los enfermos y de sus historiales por medio de mecanismos de seguridad creados ad hoc.

En definitiva, se trata de un reto que requiere de voluntad política a todos los niveles más de que medios y capacidad tecnológica para llevarlo a cabo, aspectos que la revolución de internet ha puesto al alcance de todos los países sin necesidad de grandes inversiones de dinero.