30 jun. 2014 19:16H
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Redacción. Madrid
Actualmente se calcula que en los países desarrollados hasta uno de cada 10 pacientes que requieren ingreso hospitalario sufre algún tipo de daño durante su estancia fruto de un error o bien por los efectos adversos de su tratamiento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alerta de que tiene consecuencias negativas para su salud.
De hecho, se estima que el 7 por ciento de los pacientes ingresados y hasta un 10 por ciento en el caso de los países desarrollados puede contraer alguna infección durante su estancia, de ahí que este organismo de Naciones Unidas pida reforzar “cada vez más” la seguridad del paciente y preservar la calidad de la atención que se presta.
En la Asamblea Mundial de la Salud de 2002 los estados miembros de la OMS adoptaron una resolución sobre la seguridad del paciente y desde 2004, cuando se puso en marcha el Programa de Seguridad del Paciente, más de 140 países han tratado de solucionar los problemas que plantea una atención sin garantía de seguridad.
Sobre todo porque la frecuencia de las infecciones adquiridas durante el ingreso pueden reducirse en más de un 50 por ciento con la adopción de medidas sencillas y de bajo coste para la prevención y el control de infecciones.
El problema, según calculan, es que aunque actualmente existen 1,5 millones de dispositivos médicos diferentes y más de 10.000 tipos de dispositivos disponibles en todo el mundo, lamentan que la mayor parte de la población mundial no tiene acceso a ellos cuando los necesita.
De hecho, más de la mitad de los países de ingresos bajos y medianos-bajos no cuentan con una normativa nacional sobre tecnología sanitaria que pueda garantizar el uso eficaz de los recursos mediante una planificación, evaluación, adquisición y gestión adecuadas de los dispositivos médicos.
Pese a estas carencias, en los últimos años se han producido avances, como en lo que respecta al uso de jeringuillas sin ningún tipo de garantía de seguridad, lo que se ha reducido un 88 por ciento en una década (entre 2000 y 2010).
Otro motivo frecuente de daño para el paciente son las cirugías, sobre todo si se tiene en cuenta que cada año se realizan en el mundo 234 millones de operaciones, con su consiguiente un riesgo de complicaciones, de las que la mitad podrían evitarse.
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