Redacción. Madrid
“La mejor dosis, del mejor fármaco, al mejor paciente”. Así describe Vicente Guillem, patrono de la Fundación ECO (Excelencia y Calidad de la Oncología) la Medicina Personalizada, el nuevo reto que tiene ante sí el Sistema Nacional de Salud español y que, en el caso de la Oncología, ya está dando pasos de gigante. “Para este año 2013 ya disponemos de más de 20 fármacos dirigidos a dianas moleculares, con indicaciones aprobadas en 12 tumores sólidos, y existen al menos siete biomarcadores que ya se utilizan en la práctica clínica y que permiten predecir la respuesta de los pacientes”, ha declarado Eduardo Díaz Rubio, vicepresidente de ECO y jefe de Oncología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
De izq. a dcha.: Carlos Camps, presidente de la Fundación ECO, y Eduardo Díaz Rubio, vicepresidente. |
Con el paciente como eje central de todos sus avances, un centenar de oncólogos españoles se han reunido en las Jornadas Científicas, “Medicina Personalizada. Los retos de SNS español”, organizadas por la Fundación ECO, donde se han presentado los factores predictivos (pronóstico) moleculares de distintos tumores, se ha analizado el papel que desempeñan los diferentes actores en la Medicina personalizada y se ha debatido acerca de los cambios organizativos y estructurales que debería abordar el sistema sanitario para poder ofrecer esta “Medicina a la carta”.
En tan solo diez años el gasto en medicamentos oncológicos se ha duplicado (la factura oncológica de farmacia está en el número uno de los hospitales nacionales) y se prevé que en 2070 la atención sanitaria consuma el 30 por ciento de la media del PIB de países desarrollados. Por ello, los oncólogos han defendido la necesidad de apostar por la medicina personalizada que, según coinciden los expertos, es costosa, pero eficiente. “Sus beneficios son enormes. En primer lugar por el impacto en la eficacia, ya que los tratamientos van dirigidos únicamente a los pacientes en los que sí son eficaces.
En segundo lugar en términos de seguridad, ya que los enfermos que no van a responder al tratamiento se ahorrarán un sinfín de toxicidades y efectos secundarios que limitarían su calidad de vida y, por último, por su impacto en la eficiencia, lo que se traslada en una reducción de costes”, ha explicado Díaz Rubio.
En palabras de Carlos Camps, presidente de la Fundación ECO y jefe de servicio del Hospital General de Valencia, “el estudio genómico y molecular personalizado va a transformar rápidamente la atención sanitaria a todos los niveles, especialmente en cáncer, y es uno de los retos a los que se enfrenta nuestra sanidad”. Disponer, mediante análisis, de la firma genética tumoral y de la firma genética del paciente para, en función de ellas, dirigir el tratamiento de forma individual, se va a convertir en algo esencial en los próximos años. Por ello desde ECO solicitan que las nuevas tecnologías relacionadas con la medicina personalizada, se incorporen a la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud, lo que permitiría garantizar la equidad y el acceso de los ciudadanos a este tipo de asistencia.
Nuevos modelos de organización
El desarrollo y aplicación de esta medicina a la carta también llevaría aparejados cambios estructurales y organizativos en los centros, reclamados desde el ámbito oncológico en numerosos foros: “Sería aconsejable la concentración de aquellas técnicas que requieran alto grado de especialización en aras de disminuir sus costes y garantizar su eficiencia. Con toda seguridad esta nueva forma de investigación obligará a la creación de consorcios entre los hospitales y al desarrollo de plataformas centralizadas”, apunta el doctor Díaz Rubio.
La creación de institutos monográficos oncológicos, el trabajo en red de hospitales grandes y pequeños, la implementación de comités de tumores en todos los centros o la potenciación de los centros de referencia han sido algunas de las propuestas que se han debatido durante la jornada. “Hay que centralizar el conocimiento y la tecnología y descentralizar la asistencia. Es necesario que se produzcan cambios en la organización asistencial implantando nuevas estructuras que mejoren la eficiencia a la hora de ofrecer, un tratamiento correcto, de alta calidad y coste-eficiente y donde la investigación clínica y traslacional estén integradas dentro la unidad asistencial”, ha concluido Vicente Guillem.