Carlos Molina, jefe clínico de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Vall d'Hebron.
El Hospital Universitario Vall d’Hebron lidera un proyecto europeo que pretende
optimizar el manejo del ictus.
Carlos Molina, jefe Clínico de la Unidad del Ictus del hospital, protagonista de la jornada ‘Hospital Innovador’, organizada por Redacción Médica, ha dado a conocer los detalles de este modelo y su impacto en la sostenibilidad del sistema sanitario y en los pacientes.
Carlos Molina, jefe clínico de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Vall d'Hebron.
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Molina, en su intervención bajo el título de Ecosistema de asistencia basada en el valor en el proceso de ictus, ha explicado que esta enfermedad es la primera causa en las mujeres y la segunda en los hombres.
Cada año en Europa 1,5 millones de personas sufren un ictus, una cifra que está previsto que se incremente un 34 por ciento en los próximos diez años, lo que conllevará una “enorme carga económica para nuestro sistema sanitario”, según el jefe Clínico de la Unidad del Ictus del centro.
En el encuentro auspiciado por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa) y que cuenta con la colaboración de Air Liquide, Boehringer y Sanofi, Molina ha presentado el proyecto europeo, en el que participan seis hospitales que pertenecen al Institut Català de la Salut, y que establece un procedimiento para estimar los
indicadores relacionados con el ictus.
El proyecto Harmonics permitirá un ahorro de 32 millones de euros al año en los seis hospitales adscritos del Institut Català de la Salut
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El proyecto Harmonics recoge los datos en salud de los pacientes que han sufrido un ictus periódicamente para optimizar el manejo de la enfermedad tanto en el hospital como fuera de él. “El objetivo no es simplemente comparar los resultados en salud, también se harán evaluaciones cada seis meses y se compartirán las
mejores prácticas clínicas para que sean beneficiosas de cara a los pacientes”, ha apuntado Molina.
Se calcula que el ahorro generado por impacto de este modelo en el sistema sanitario sería de
7.000 euros al año por paciente, lo que representa un importe de 32 millones de euros al año de aplicarse en los seis hospitales que participan en este proyecto.
Este modelo también tendría un impacto directo en la reducción de la instancia hospitalaria, una priorización de la hospitalización en el domicilio, la reducción de los riesgos asociados a readmisiones, el incremento de la adherencia y la
bajada de las posibilidades de recaída y depresión.
Carlos Molina, jefe clínico de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Vall d'Hebron.
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