Joaquín Estévez, presidente de Sedisa.
La
Sociedad Española de Directivos de la Salud (
Sedisa) ha presentado los resultados de una
encuesta realizada en 2016 entre más de 200 directivos de la salud de toda España. Bajo el título de
Diagnóstico Experto ha evaluado cómo perciben los
gestores sanitarios españoles su labor, formación y reconocimiento profesional.
Respecto al informe previo de 2012, los datos muestran un aumento preocupante del porcentaje de directivos que opinan que
sus puestos son vistos como cargos políticos designados con un proceso de selección arbitrario y no basado en el mérito. Concretamente, un 82 por ciento frente al 71 por ciento de 2012. Del mismo modo, crece el porcentaje de encuestados que opina que no existe profesionalización en el entorno directivo sanitario -del 71 al 83 por ciento-, y también el 83 por ciento considera necesario diseñar un protocolo y una guía de acreditación en gestión sanitaria.
La encuesta muestra asimismo que
crece el descontento por la falta de reconocimiento profesional a esta función: un 78 por ciento frente al 68 por ciento previo opina que los sistemas actuales de carrera profesional para el directivo de salud no reconocen el mérito, y un 82 por ciento frente al 75 por ciento del primer estudio opina que existen dificultades para encontrar clínicos y personal sanitario que quiera integrarse en equipos directivos.
Formación más que méritos políticos
La
influencia política en los cargos directivos se proyecta por tanto en la encuesta como el
lastre principal que dificulta la profesionalización de estos perfiles. Las respuestas recogidas en las encuestas “indican el deseo y necesidad de los directivos de salud por el desarrollo de programas profesionales formativos específicos y acreditados, así como por el establecimiento de herramientas y sistemas de evaluación fiables y de calidad”, subraya el estudio en sus conclusiones.
Además, agrega que lo
deseable sería “un reconocimiento y remuneración del directivo de la salud basado en la evaluación de sus resultados y en su formación, más que en su alineamiento con la política existente en el momento de su nombramiento/desarrollo profesional”.
La encuesta dada a conocer ha sido realizada en 2016 y ha contado con una participación mayor que la primera de 2012. En este caso revela la
tensión y dificultades en las relaciones de los directivos de la salud con sus diferentes
interlocutores, debido a la incompatibilidad entre sus intereses, “lo que hace preciso un esfuerzo mayor para alcanzar acuerdos y avanzar en la mejora del ejercicio profesional diario”. Asimismo, hasta el 78 por ciento de los directivos de salud lamenta que su
papel en la negociación y fuentes de financiación estén muy limitados, y la encuesta muestra grandes diferencias en la opinión sobre la externalización de servicios y sus beneficios.
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