El 48 por ciento de los eventos adversos es evitable



16 may. 2013 10:58H
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Redacción. Madrid
El 42,8 por ciento de los eventos adversos que suceden en los centros sanitarios es evitable, según ha puntualizado el director general de la compañía Áliad a partir de los últimos datos disponibles. Por esa razón, la consultora ha condensado en cinco puntos las recomendaciones más apremiantes para enmendar esa cifra, el primero de los cuales reside en empapar a los agentes sociales y profesionales de “una cultura de seguridad” y, para ello, se propone “fomentar el hábito de comunicación de incidentes asegurándose de que los asuntos sobre este campo se discutan y traten en el momento y espacio propicios”, ya que de “dejarlos pasar sin hablarlos equivale a silenciarlos”.

Julio González Bedia, director general de Áliad.

El segundo punto clave –siempre según Áliad– consiste en priorizar la aplicación de las prácticas seguras que ya existen y que están avaladas y aprobadas por los grandes expertos mundiales en el tema. Se trata, por ejemplo, de la higiene de manos, cuyo día mundial se celebró el 5 de este mes, la lista de comprobación quirúrgica, la identificación de pacientes, la prevención de caídas, los dispositivos de prevención de errores de medicación, etc.

La formación del personal es el tercer aspecto básico. Incluir la seguridad del paciente entre los planes de formación de la plantilla y a la vez impulsar la comunicación entre todos para que los integrantes de un equipo de atención tengan la confianza suficiente para informar inmediatamente cuando crean detectar que algo falla en la atención de los pacientes. Se ha de tener presente que la atención sanitaria no la lleva a cabo una persona, sino un equipo, y los errores y aciertos corresponderán a sus integrantes.

La cuarta recomendación consiste en contar con modelos de gestión para reducir los riesgos clínicos y aumentar la seguridad del paciente de manera sostenible en el tiempo, poder medir y evaluar cómo van disminuyendo y conocer sus causas, ya que se ha constatado que los errores rara vez son exclusivamente errores humanos, sino que son errores del sistema antes, durante y después de la asistencia.

En quinto lugar, resulta fundamental involucrar y comunicarse con los pacientes y sus familias, ya que todos ellos son los receptores del trabajo sanitario y los más interesados en el éxito de la intervención, por lo que también forman parte, junto a los miembros del equipo médico, del  sistema multidisciplinario de salud. Deben, por tanto, ser informados inmediatamente cuando se produzca un evento adverso que pudiera causar daños.

Como punto concluyente, es fundamental proporcionar confianza a los pacientes y a la sociedad, demostrando con transparencia los resultados en seguridad del paciente a través de auditorías y acreditaciones especializadas

El seguir estos pasos brinda la oportunidad de que el sistema de salud y todos los involucrados se centren en los errores con una visión práctica, sin culpas y con responsabilidad. Esto es lo que hace la diferencia entre un fallo y un aprendizaje: la capacidad de gestionar los errores para convertirlos en lecciones, y las lecciones, en prácticas, procesos y sistemas más eficientes y seguros para todos.

“El riesgo cero es imposible”

La razón de ser de cualquier centro de atención sanitaria, así como la de los estudios y las actividades profesionales de los agentes de salud en todo el mundo, es el bienestar de los pacientes que acuden a los servicios de los hospitales y centros públicos o privados en busca de cuidados sanitarios.

La asistencia médica ha mejorado mucho la esperanza de vida y la salud de nuestra sociedad, pero, cada vez más, esta asistencia es más compleja y ello genera posibilidades antes impensables en los tratamientos, lo cual, a su vez, da lugar a nuevos riesgos: “El riesgo cero es imposible. Pero sí se puede reducir si se implantan las medidas adecuadas”, ha matizado González Bedia.

Lograr esta mejora es hoy uno de los principales retos del cuidado de la salud en el mundo, y desde luego en España, donde podemos afirmar que estamos entre los países mejor posicionados. Y el reto es importante: las estadísticas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalan que la posibilidad de fallecer a causa de un error en la asistencia médica es de una entre trescientos. O bien que alrededor del 0,11 por ciento de los ingresos se traducen en muertes por fallos en la asistencia médica, según ha indicado la Agency for Healthcare Research and Quality. Si España siguiera esta pauta, supondría, en el mejor de los casos, 4.800 muertes al año por errores en la asistencia médica.

Desde hace unos años, varios países han asumido compromisos y acciones, tanto nacional como internacionalmente, buscando prevenir eventos adversos en las instituciones de salud. El gobierno español y las comunidades autónomas como Cataluña, Andalucía, Madrid, Valencia, Galicia, País Vasco…, han impulsado políticas, observatorios y planes de seguridad del paciente a nivel institucional.

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