El gerente del Hospital Universitario Severo Ochoa y presidente de la Agrupación Territorial de Sedisa, Domingo del Cacho.
23 oct. 2020 15:00H
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La Sociedad Española de Directivos de la Salud (Sedisa), con el apoyo de la Fundación AstraZeneca, ha impulsado el 'Documento para la Atención Integral al Paciente Post-Covid', en el que se determina la organización y gestión del seguimiento clínico adecuado a las necesidades que presentan los pacientes que han superado la fase aguda de la infección por Covid-19, aconsejando la clasificación de los mismos y la protocolización del seguimiento clínico.
"El seguimiento de estos pacientes y las secuelas clínicas generadas por la infección, supone no solo un gran reto desde el punto de vista clínico sino también desde la perspectiva de la gestión sanitaria (reorganización de procesos, de recursos materiales y humanos, coordinación entre niveles asistenciales, servicios sociosanitarios, etcétera)", ha explicado el gerente del Hospital Universitario Severo Ochoa y presidente de la Agrupación Territorial de Sedisa, Domingo del Cacho.
En la elaboración del documento han participado, junto a expertos en gestión pública, gestión sanitaria y Directivos de la Salud, representantes de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Sociedad Española de Nefrología (SEN), Sociedad Española de Neurología (SEN), Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH), así como de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y del Foro Español de Pacientes (FEP).
El documento determina cuatro áreas clave y prioritarias: la clasificación de los pacientes para su seguimiento, la protocolización del seguimiento clínico de los pacientes post-Covid, el fortalecimiento de la coordinación asistencial (coordinación entre niveles asistenciales, entre especialidades en el ámbito hospitalario y con la esfera social) y el registro de información clínica.
"Con el impulso de este documento contribuimos también a la humanización de la asistencia sanitaria. Gracias a protocolos que ayudan a los profesionales sanitarios a reorganizar los recursos materiales, humanos y los procesos asociados de manera coordinada, garantizando así una atención sanitaria de máxima calidad, eficiente y 100 por cien orientada al paciente", ha explicado el vicepresidente de la Fundación AstraZeneca, Luis Cordero.
En la presentación del documento, que se ha elaborado con el apoyo metodológico de la consultora T&T Consultoría Estratégica, la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, y el profesor de Salud Pública de la Escuela Andaluza de Salud Pública, José Martínez Olmos, han puesto en valor la aportación del texto y haber contado con la implicación y participación de las organizaciones de pacientes.
"El sistema se enfrenta al reto de desarrollar un modelo asistencial diferente al actual, en el que se flexibilice la asistencia sanitaria, se desarrolle la atención domiciliaria, se realice el seguimiento y monitorización necesarios y se implemente una historia clínica con indicadores, contando en todo ello con la esfera social además de la sanitaria", ha explicado la presidenta de la POP, Carina Escobar.
Clasificación de los pacientes Covid-19
Los datos del análisis relativo a los 15.000 primeros pacientes del registro clínico 'SEMI-COVID-19', que recoge datos de pacientes hospitalizados y que cuenta con datos clínicos de más de 17.000 pacientes hospitalizados con infección confirmada por SARS-CoV-2, arrojan un perfil de varón cercano a los 70 años y con presencia de comorbilidades, especialmente hipertensión, obesidad y dislipemia.
Según dicho análisis, recogido en el documento, la mayoría de los pacientes hospitalizados presentaba clínica respiratoria en el momento del ingreso y el 80 por ciento ingresó con neumonía. Los síntomas más frecuentes fueron fiebre (84,2%) y tos (73,5%), aunque también se apreciaron frecuentemente parámetros analíticos elevados de ferritina (73,5%), lactato deshidrogenasa (73,9%) y dímero D (63,8%), así como la linfopenia (52,8%).
En el caso concreto de la especialidad de la Neumología, destaca la disnea como síntoma más prevalente y el que más preocupa a los pacientes. A pesar de contar con una incertidumbre importante sobre la evolución de estos pacientes al principio de la pandemia, se ha comprobado que la mayoría de los casos se van recuperando.
"La gran variedad de síntomas y perfiles de pacientes hace necesario la coordinación entre especialidades médicas y la necesidad de definir un modelo de clasificación de pacientes que atienda a criterios lo más objetivos posible, para reducir la variabilidad en la práctica clínica y conseguir la máxima equidad", ha explicado el vicepresidente de Separ, Germán Peces-Barba.
Por su parte, la responsable del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas de la SEMG, Mª Teresa Jorge, ha destacado la importancia de establecer un modelo asistencial sostenible en términos de carga asistencial para el sistema, clasificar a los pacientes y establecer rutas asistenciales en función de sus necesidades, aunque estableciendo cauces de coordinación y relación que favorezcan la continuidad asistencial y la movilidad del paciente en el sistema sanitario.
"Para ello, se debe tomar como punto de partida para la estratificación, si el paciente estuvo o no ingresado y la valoración de factores de riesgo adicionales para determinar a priori si los pacientes son de bajo, moderado o alto riesgo de tener complicaciones o secuelas posteriores o padecer síntomas permanentes", ha apostillado, para subrayar el papel de la Medicina de Familia y la Atención Primaria.
Recomendaciones a medio-largo plazo
La situación ocasionada por el Covid-19 conlleva a aportar recomendaciones más generales, necesarias en la actualidad y a medio-largo plazo. En este sentido, el documento finaliza con 10 recomendaciones globales cuya implementación y desarrollo llevarán a la puesta en marcha de un modelo asistencial para la atención a los pacientes post-Covid.
Estas recomendaciones pasan por diseñar los protocolos necesarios para que los pacientes que han superado la infección por Covid-19 tengan acceso a una atención multidisciplinar capaz de atender sus necesidades clínicas, así como prevenir posibles eventos posteriores derivados de la infección.
Además, se aboga por desarrollar los mecanismos necesarios para asegurar la coordinación asistencial entre especialidades, entre niveles asistenciales y entre la esfera sanitaria y la social; poner en marcha las acciones adecuadas para asegurar la equidad y reducir la variabilidad asistencial en la atención y seguimiento clínico; y establecer las medidas de refuerzo oportunas que permitan retomar la actividad ordinaria, clínica, quirúrgica y de prevención sanitaria.
Finalmente, se propone promover un modelo de atención al paciente post-Covid que tenga en cuenta su dimensión bio-psico-social junto con la clínica; implementar las herramientas necesarias para el desarrollo de la telemedicina, la teleconsulta y el uso de las tecnologías de la información; fomentar la formación e información veraz a la opinión pública; y disponer de sistemas de registro de información clínica estandarizados y compatibles entre sí que permitan una adecuada explotación de datos para el desarrollo de patrones predictivos de la evolución de la patología en determinados colectivos de pacientes.
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