Forman parte de un Consorcio Europeo, el ITCC, que acredita a los centros para ello



2 oct. 2013 13:15H
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Javier Barbado / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha constituido, en marzo de este año, una unidad específica que gestiona en este momento 13 ensayos clínicos en niños que recaen al menos dos veces debido a su patología oncológica. La Unidad de Investigación para Ensayos Clínicos Pediátricos en cáncer la respaldan, asimismo, la Asociación Española de Pediatría (AEP) y el Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid, centro donde se ubica y en el que trabaja personal del CNIO en este proyecto, caso de su coordinador, Lucas Moreno.

Madero habla de los ensayos que lleva a cabo la unidad.

Lucas Moreno cita el consorcio europeo acreditador.

La Unidad funciona gracias a un convenio entre la Fundación para la Investigación Biomédica del hospital y el CNIO, y centra sus investigaciones y pruebas en diversos tumores sólidos como neuroblastoma, meduloblastoma, sarcomas óseos y partes blandas.

De acuerdo con Moreno, los ensayos en fase I para la población pediátrica “antes se hacían solo en Estados Unidos y, además, de forma más limitada en comparación con los destinados a los adultos”. En la actualidad, la unidad que coordina en el Niño Jesús de Madrid forma parte de un consorcio europeo que tuvo su origen en Francia y Reino Unido, el Innovative Therapies for Children (ITC), el cual acredita la capacidad y calidad de los centros para esta clase de tratamientos.

Pilar Ortega explica el papel de los padres en los ensayos.

Tal como ha explicado Luis Madero, jefe del Servicio de Onco-hematología del Niño Jesús, la población pediátrica ve más limitada la posibilidad del ensayo clínico precoz, realidad que ha cambiado de forma significativo a partir del nuevo marco regulatorio de la Unión Europea de 2006.

Por su parte, la presidenta de la Federación Española de Niños con Cáncer, Pilar Ortega, reclamó que la agrupación tenga voz en iniciativas como la presentada para contribuir a romper barreras de al menos tres clases: económicas, éticas y las atribuidas “al propio miedo de los padres” y su implicación en los consentimientos informados para este tipo de tratamientos.

Dificultades económicas y regulatorias

Tanto Madero como Moreno coincidieron en que la principal traba con que se topan los ensayos clínicos en niños reside, en efecto, en las dificultades de financiación y regulatorias, pero también en la propia biología del niño, que es diferente a la de una persona adulta y, por consiguiente, no responde de la misma manera a la administración de fármacos indicados. En estos tratamientos la industria farmacéutica está presente, pero también se recurre a los denominados ensayos académicos, que son financiados por la Administración pública y en los que trabajan, por lo general, profesionales del propio hospital. La Fundación para la Investigación Biomédica del Niño Jesús fue una de las que más ensayos de esta índole ha llevado a cabo de forma reciente, según confirmó Madero.

Pilar Ortega, Luis Madero y Lucas Moreno, durante la presentación de la Unidad en el salón del actos del Niño Jesús de Madrid.

 

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