Una facultativa con el estado de ánimo bajo.
La etapa MIR debería ser uno de los momentos “más importantes y felices” en la vida de un facultativo, pero
no siempre es así. Las situaciones de
‘mobbing’, acoso, racismo y machismo son experiencias reales que viven los profesionales sanitarios en los hospitales y que todavía
no están lo suficientemente visibilizadas. Son problemas que
afectan principalmente a las mujeres, quienes tienen que aguantar comentarios de todo tipo que
denigran su moral y que llegan a
dificultar su labor en el día a día.
Un reflejo de esta situación son los
testimonios de tres MIR de Traumatología que sufrieron ‘mobbing’ , acoso y racismo mientras realizaban la residencia y que han detallado a
Redacción Médica los comentarios denigrantes que sufrieron durante sus cinco años de formación. Entre ellas Elizabeth -nombre ficticio- quien fue
la primera mujer residente extranjera que llegó a este centro. Allí, según ha informado, los facultativos la rechazaron “desde el primer momento”
por ser mujer y latina.
“Recuerdo que, en la cafetería, junto a todos los demás médicos, se acercó a mí el jefe de Cirugía de la mano y me dijo: “oye, como tú eres sudaca y ya que dicen que las mujeres sudacas sois muy calientes te quería preguntar, ¿tú eres más de un orgasmo clitoriano o vaginal””, ha resaltado.
Este solo fue el primer comentario racista y machista de todos los que le precedieron. A
Elizabeth ya le habían avisado de que el servicio de Traumatología era “muy misógino”, pero
no se esperaba esta situación. Cuando llevaba
tres meses de MIR y se encontraba a la espera de una cirugía, uno de sus compañeros le dijo: “¿Tú que haces para levantarte todas las mañanas? Porque tienes las dos peores cosas que le puede pasar a una persona, ser mujer y latina””, ha explicado.
Una de las posibles razones a estos comportamientos es que esta especialidad alberga un
mayor número de hombres que de mujeres. Mientras que en la mayoría de ramas de la Medicina hay un índice de feminización de 0, 7 sobre 1 (hay siete mujeres por cada diez hombres),
en Traumatología existe un índice de 0, 1 sobre 1, es decir, hay una mujer por cada diez hombres, según un informe del
Colegio Oficial de Médicos.
Sin apoyos para denunciar
El 'mobbing' llegó a tal punto que incluso realizaban comentarios despectivos sobre la vida de Elizabeth, acerca de su pareja y sobre la forma en la que llegaba vestida al trabajo. “Recuerdo varias veces que me decían que si había venido a España a conseguir marido para que me dieran la nacionalidad. Yo aguantaba y pasé más tiempo sufriendo por cosas que no tenían que ver con el MIR que por tener que estudiar o hacer guardias. Era un sufrimiento ir al hospital”, ha lamentado.
La opción de denunciar la descartó porque “no tenía ninguna prueba física de este acoso” pero se planteaba “todos los días” abandonar la residencia, aunque aguantó hasta que obtuvo el título de su especialidad. Como ella, muchas otras mujeres tuvieron que pasar por situaciones similares durante sus años de Traumatología en este hospital.
El jefe de servicio a una residente en una cirugía: "Aprieta con las tetas o con el chichi"
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Esta idea de abandonar el MIR en este hospital también la sopesó
Ana -nombre ficticio-, quién sufrió este sexismo. Desde el primer momento se dio cuenta de esta situación, especialmente cuando escuchó al responsable de Traumatología
dirigirse a una residente en quirófano pidiéndole que “apretase con las tetas o el chichi” para que hiciera más presión al paciente.
“Los demás médicos de otras áreas se sorprendían de cómo podíamos aguantar, porque la gente también percibía esta situación. Los compañeros te llamaban tonta, te trataban con desprecio y te hacían de menos. Todo por el simple hecho de ser mujer”, ha reconocido.
Aún así, Ana ha incidido que la mayoría de los residentes “no eran malas personas” pero
tampoco intervenían cuando ocurrían estas situaciones. “Tú notabas la diferencia cuando entraba un tío a una tía. Había muchas más facilidades para quirófano, se retroalimentaban entre ellos y veías diferencias en la formación con tutores y el jefe de servicio”, ha asegurado.
Acoso a una MIR por su estado físico
El suceso que provocó a Ana querer dejar la residencia fue el acoso que vivió
una residente elegida en las plazas MIR por tener
sobrepeso. Según ha relatado, desde el “primer momento” que vieron su foto, los compañeros “se dedicaron a ponerle verde a sus espaldas” y a llamarle “gorda” sin conocerle de nada.
“Yo no pude aguantar más escuchando esos comentarios y les dije a mis compañeros y adjuntos que pararan. Ahí me amenazaron y me dijeron que fuese a la unidad de docencia a decir que me estaban haciendo bullyng. Ese día estuve de guardia con ellos y se dedicaron a hacerme el vació completamente durante la guardia. Fue horrible”, ha afirmado.
Otra de las protagonistas que ha querido explicar a
Redacción Médica su experiencia en este hospital fue
Paula – nombre ficticio- quien se
quedó embarazada mientras hacía la residencia y cuando volvió de su
baja por maternidad “le hicieron la vida imposible y lo pasó muy mal”.
“Me pusieron las peores guardias, no me facilitaron el tema de la conciliación y se inventaban que yo me pedía horas que no me correspondían para que el jefe de servicio me echase la bronca”, ha explicado.
Estos sucesos
no son hechos aislados, el año pasado contábamos en este periódico
la intimidación y el acoso que sufrían estudiantes de Enfermería de cuarto curso durante sus prácticas clínicas en otros centros, llegando a generarles el
ausentismo de sus obligaciones.
Rechazo en su vuelta al hospital
Volviendo con Paula, ella acabó la residencia y ha trabajado durante siete años por toda España. Tuvo la oportunidad de volver al hospital a través de la
bolsa de empleo, pero el jefe de servicio de Traumatología le amenazó con que si cogía el puesto “le iban a vapulear, a ningunear y le iban a hacer el arco”, porque había estado formando a un médico para que se quedara en una unidad.
En la actualidad, Paula ha asegurado que “está mejorando la situación” en el hospital, pero que aún quedan “muchas cuestiones” que tratar. Además, estas tres protagonistas han recomendado que, si las
futuras MIR de esta especialidad viven
situaciones similares "no lo aguanten y denuncien”.
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