Hiedra García Sampedro. Madrid
Los estudiantes de Medicina que ahora mismo están en cuarto curso podrían ser los primeros que opten a plazas troncales de médicos internos residentes (MIR), es decir, aquellos que se gradúen en 2017 y que podrían examinarse en 2018. Pero este año 2015 será decisivo para establecer las bases del modelo de troncalidad, al que aún le falta mucho por negociar.
Carlos Moreno, director general de Ordenación Profesional de Sanidad.
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Una de las principales negociaciones que protagonizarán 2015 será la posibilidad de aumentar los años de formación en las especialidades, prácticamente todas necesitan ampliar su duración y desde la Dirección General de Ordenación Profesional no se cierra la puerta a estas pretensiones. Sin embargo, existen dudas sobre la viabilidad económica de aumentar un año la formación MIR, y además, los estudiantes no están dispuestos a que se alargue excesivamente el periodo docente, para no convertirse “en mano de obra barata”, como así advirtió el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) en la manifestación convocada contra la troncalidad el pasado mes de abril.
La troncalidad, con ampliación o no de los años docentes, deberá implantarse con el presupuesto que destinan actualmente las comunidades autónomas a la formación sanitaria especializada, unos mil millones de euros anuales según avanzó el subdirector de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, Juan Antonio López Blanco, en el último Encuentro Nacional de Tutores y Jefes de Estudios. Así que seguramente serán las decisiones de las comunidades autónomas las que prevalezcan para definir la troncalidad, ya que son las que administran la financiación.
Desequilibrio de los troncos
Otra negociación importante se vivirá en el seno de las comisiones nacionales troncales que se crearán en este principio de año y tiene que ver con las rotaciones y las competencias a adquirir en los dos años comunes (que se podrían alargar o disminuir en seis meses). El tronco médico es el más amplio y alberga disciplinas que podrían dividirse entre las más generalistas como la Medicina Familiar, la Interna o la Intensiva, y otras más centradas en órganos específicos como la Neurología, la Cardiología, la Neumología o Aparato Digestivo. Éstas no quieren perder tiempo dedicado a la formación específica de sus MIR y condicionan su apoyo a la troncalidad a que esta situación no se produzca.
Con 21 especialidades formando parte del tronco médico, las negociaciones para establecer las competencias y el itinerario de los años comunes se prevén intensas. La comisión troncal además tendrá que establecer los requisitos de las unidades docentes troncales (UDT) donde tendrán que rotar los MIR, en base a ello se definirá cuál será el ámbito de cada unidad docente (servicios de un mismo hospital o de varios podrían configurar una UDT).
En el tronco de Imagen, donde solamente están incluidas Radiodiagnóstico y Medicina Nuclear, la negociación se centrará en evitar el desequilibrio entre las dos especialidades, ya que es muy limitada la capacidad de las unidades de Medicina Nuclear de recibir a MIR de Radiodiagnóstico en los años comunes (actualmente la rotación es de dos o tres meses).
En cuanto a las especialidades quirúrgicas, de las diez que componen el tronco, las más beligerantes contra la troncalidad, Angiología y Cirugía Vascular y Neurocirugía, reclaman ampliar sus años formativos como requisito imprescindible para instaurar el nuevo modelo. Otras también tienen sus dudas y alegan que en los dos años comunes sus MIR adquirirían habilidades que nunca van a poner en práctica.
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