Víctor Torrecillas-Maria Àngels Calderón, una de las parejas del MIR.
El pintor bielorruso Marc Chagall inmortalizó el amor como una fuerza que hace volar al individuo. Una visión romántica del poder de compartir la vida con otra persona. La posibilidad de separar los pies del suelo y elevarse todavía está por comprobar, pero sí que puede suponer un aliciente ante retos de tamaño mayúsculo. Uno de ellos, el proceso de obtención de una plaza de
Formación Sanitaria Especializada (FSE). Centenares de alumnos
se enfrentan a la convocatoria con pareja, punto de apoyo durante los largos meses de preparación,
el examen y las dudas previas al inicio de la residencia. Un pilar que se refuerza cuando ambos integrantes de la relación tienen la misma:
superar el MIR.
A
Maria Àngels Calderón y Víctor Torrecillas, la prueba de acceso a una vacante formativa de especialista les llegó como pareja estable. Se conocieron el primer año del grado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Desde entonces, mantienen una relación sentimental. Un camino que han compartido hasta el MIR. "Fuimos
un apoyo fundamental el uno para el otro, tanto en este paso como durante la carrera", han resaltado ambos a
Redacción Médica. "Al final estás con una persona que entiende perfectamente por lo que estás pasando. Alguien que sabe que puedes estar abrumado, porque también se siente así. Es una conexión que no tienes con nadie de tu familia o amigos", ha apostillado Torrecilla,
octavo mejor resultado en la convocatoria de 2025.
Un soporte clave para sobrellevar las jornadas frente a los apuntes, pese a que por lo general
no estudiaban juntos. "Además del domingo de descanso, quedábamos una noche a la semana para cenar o hacer algún plan. Luego, él venía a mi paso, ya que yo no soy de Barcelona. Al día siguiente estudiábamos juntos", ha explicado Calderón, 619 en el orden de calificaciones. Eso sí, cada uno centrado en su material. "A veces, veíamos alguna clase juntos o comentábamos alguna pregunta, pero casi siempre era preparación individual”, ha agregado. Lo que nunca hacían era hablar del MIR, salvo necesidad, en los momentos de descanso. "Encontrábamos muchos temas de conversación", ha apuntado Torrecillas.
"Es una conexión que no tienes con nadie de tu familia o amigos", ha puntualizado Torrecillas
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El último mes, para evitar perder tiempo en los desplazamientos, recortaron el número de sus habituales encuentros. Pero, no cortaron el contacto. "Hacíamos videollamadas. Incluso, alguna vez estábamos estudiando y nos teníamos silenciados", ha reído Calderón. Y es que el apoyo brindado sobrepasaba las barreras de los apuntes.
Se tranquilizaban mutuamente ante el desafío que se avecinaba. "Yo soy muy pasional y Víctor muy racional. Nos complementábamos perfectamente. Él me ayuda a calmarme y yo a él a canalizar sus emociones", ha puntualizado la titulada en Medicina.
El buen acoplamiento de ambos se ha traducido en la consecución de una plaza MIR. Los dos serán residentes del Sistema Nacional de Salud (SNS) este mismo año. Torrecillas apuesta por
Hematología. Calderón, por
Nefrología.
Distintas especialidades, pero tienen claro el lugar:
Barcelona. Ambos tuvieron buena experiencia en el Hospital Clínic, pero tampoco están cerrados a formarse en otros centros. "Si estamos en centros diferentes no pasa nada. Nos daremos apoyo en la distancia", ha aclarado la pareja.
San Petersburgo se convirtió en Valencia
Relataba Joaquín Sabina que, cuando se acabó el amor, Leningrado volvió a ser San Petersburgo. En el caso de los dos protagonistas,
el amor siempre perduró y se convirtió en Valencia. De origen ruso,
la pareja de médicos formada por Oleg y Dolla lograron el hito de obtener el primer y cuarto puesto respectivamente en el examen MIR 2025. Su historia comenzó en su país natal, donde ambos estudiaron Medicina y formaron una familia siendo padres de un bebé. Decidieron trasladarse a España en busca de
nuevas oportunidades profesionales y personales; y con el desafío de adaptarse a otro sistema sanitario.
Oleg y Dolla consiguieron el primer y cuarto puesto respectivamente del MIR 2025 mientras se adaptaban a un nuevo escenario y cuidaban de su hijo
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Oleg y Dolla explican a
Redacción Médica que
“la dedicación y el apoyo mutuo fueron fundamentales” para su éxito en la prueba. Compaginaron la intensa preparación para el examen con sus responsabilidades familiares, lejos de las academias, demostrando una admirable capacidad de organización y resiliencia.
Su éxito no solo refleja su excelencia académica y profesional, sino también la fortaleza de su vínculo y su capacidad para enfrentar retos juntos, como el de
adaptarse a Valencia y afrontar unidos el MIR 2025. Ahora, en este nuevo escenario, agradecen al país que les acogió y que se ha convertido en otro de los escenarios de su historia.
“España es un país maravilloso”.
Los argentinos que triunfarón en el amor y el MIR
Pilar Carpy y Rodrigo Matilla, de origen argentino, vivieron juntos la intensidad del MIR, apoyándose mutuamente en cada etapa del proceso. “Cuando los dos ya estábamos estudiando,
después de que yo renuncié y me planteé hacerlo de nuevo, la verdad que para mí era súper positivo”, cuenta. A pesar de que algunas personas les preguntaban cómo lo hacían para no agotarse estudiando juntos, ellos encontraron en esa convivencia la virtud de una fortaleza. “Nos llevamos muy bien, hemos estudiado juntos, cuando algún tema alguno se le quedaba trabado, lo revisábamos, nos ayudábamos con preguntas…
Fue una experiencia linda porque nos entendíamos”.
El día del examen cada uno enfrentó sus propios nervios, pero
siempre con la certeza de que el otro estaba ahí para apoyar. “Yo lo viví fatal este año”, admite Pilar, explicando que la dificultad del examen la tomó por sorpresa, mientras que
Rodrigo también lidiaba con la presión de enfrentarse a la prueba por primera vez. Aun así, sabían que su esfuerzo valdría la pena. “Rodrigo tenía un apoyo para preguntarle cosas, era como
su pequeña tutora personal”, bromea, destacando que su experiencia previa en el MIR.
"El día del examen cadaa uno enfrentó sus propios nervios, pero con la certeza de que el otro estaría ahí para apoyar", afirma Pilar
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Cuando llegaron los resultados, la alegría fue compartida.
Pilar quedó entre las cinco primeras y Rodrigo, con el puesto 5.926, pudo elegir
la especialidad que deseaba. “Fue un poco caótico porque algunos ya teníamos nuestros números y otros no, pero
al final lo celebramos juntos”, recuerda. La felicidad de haber superado el reto como equipo los llevó a planear un merecido descanso. “
Vamos a Argentina, que hace tiempo que no vamos y nos lo merecemos”.
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