Ricardo Rigual, expresidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina.
De vuelta a los laboratorios. El expresidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, Ricardo Rigual, ha concluido una importante etapa: ocho años como decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y cuatro años al frente de los decanos de toda España. Ahora, satisfecho con los resultados alcanzados en esta faceta profesional, está seguro de cuáles serán los siguientes pasos: “volcarme en la investigación con mucha más intensidad”.
Rigual, catedrático de Fisiología, se siente orgulloso de entregar la Conferencia de Decanos con la misma cohesión con que la recibió, considerando que la unión ha sido uno de los puntos clave para avanzar en proyectos que mejores la calidad de la formación de los futuros médicos. Aunque reconoce que los decanos de Medicina persiguen grandes retos que no pueden ser conseguidos en una legislatura, también hace una gran apuesta por su sucesor, José Luis Álvarez-Sala Walther. “Estoy convencido de que lo hará mejor que yo”.
Después de cuatro años como presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, ¿cuál ha sido el principal legado que deja a la institución?
Ricardo Rigual cuenta lo que más echará de menos de la presidencia de la Conferencia de Decanos de Medicina.
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Los legados nunca son personales, sino de un equipo. Durante estos cuatro años hemos realizado muchas cosas, pero no las he hecho yo, las ha hecho la Conferencia. En este período nos hemos centrado en seguir solucionando problemas sectoriales que ya venían de antiguas etapas ejecutivas y que seguirán durante las próximas. Uno de ellos, por ejemplo, es la renovación del profesorado vinculado, esos profesores que ejercen su función tanto en el ámbito hospitalario como en el docente.
Estos profesionales van envejeciendo y el proceso de renovación no es fácil. Una de las limitaciones que afectaban al proceso ha sido resuelta durante estos cuatro años, pero es el resultado de un trabajo constante de, también, legislaturas anteriores. De esta manera, estamos satisfechos de que se haya creado una comisión especial para la acreditación de las especialidades médicas por parte de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), que seguramente ya están nombradas y falta que ultimen los detalles y criterios de la acreditación para estos docentes. Sin embargo, aún quedan más aspectos por solucionar en este sentido.
¿Qué otros aspectos destacaría de su legislatura?
Una cosa muy importante es que la Conferencia de Decanos sigue cohesionada. Entrego la presidencia con una organización tan unida como la encontré. Esto es un valor que nos hace poder responder a los problemas con una fortaleza distinta que si estamos divididos.
Otros aspectos a destacar es que, durante estos cuatro años, afortunadamente no se han abierto más facultades de Medicina, aunque ahora parece que se reproduce el sarampión de años anteriores. Ahora bien, hay que ser razonables y reconocer que las circunstancias de este período, con los efectos de la crisis, no ayudaban a la creación de nuevas facultades. Además, hemos mantenido númerus clausus y, en el problema de los planes de estudio, la Conferencia ha apostado por la implementación de la Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOE) en toda España.
Ahora hace falta la fase de homologación. Hemos empezado con ella y estoy muy contento de que, durante ese proceso, las facultades más experimentadas hayan colaborado con aquellas con menor trayectoria en aspectos de la evaluación de las prácticas clínicas. Tampoco se pueden pasar por algo los esfuerzos realizados para garantizar el continuo formativo
¿Qué proyectos lamenta que se quedaran en el tintero?
Los proyectos aún no se han acabado. Los problemas planteados aún permanecen, solo que hemos ido logrando quemar etapas. Sería muy ingenuo si pensara que la renovación de profesorado vinculado o la homologación de la ECOE son proyectos que se acaban en un punto determinado, ya que requieren de una constante atención y renovación.
Hay que pensar que, en cuestiones tan complejas, uno va desarrollando y quemando etapas. Hemos cerrado algunas en diversos aspectos, pero aún queda pendiente atender de forma constante casi todo lo que nos encontramos cuando iniciamos nuestro período de mandato.
La máxima de Ricardo Rigual frente a la Conferencia de Decanos de Medicina.
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El nuevo presidente de la Conferencia, José Luis Álvarez-Sala Walther, ha elogiado la “efectividad” de su legislatura, ¿a qué se lo atribuye?
Sin ánimos de falsas modestias, la efectividad alcanzada ha significado que hemos venido trabajando en equipo muchas personas. La clave ha estado en encontrar un ambiente que ha sido propicio para desarrollar los proyectos planteados. Cada uno de nosotros ha intentado ser lo más efectivo posible y un ambiente favorable ha permitido que esto se desarrolle adecuadamente. Simplemente, hemos hecho lo que creíamos conveniente.
¿Cómo prevé que será la legislatura de Álvarez-Sala?
Álvarez Sala es una persona con mucha experiencia. Todos le reconocemos y es un hombre de prestigio, contrastado. Tiene experiencia tanto profesional como en gestión, y estoy seguro que se hará una magnifica gestión. También es muy importante recordar que cuenta con un equipo muy bueno a su alrededor.
Durante los últimos años hemos colaborado juntos por lo que conoce a la perfección los problemas que existen en el sector. Estoy seguro de que Álvarez-Sala lo hará con mayor acierto que yo, no tengo la menor duda. Él seguirá quemando nuevas etapas.
Tras ocho años como decano de la facultad de Medicina de Valladolid y cuatro más en la Conferencia, ¿qué echará de menos en cada una de las instituciones?
Esta etapa de mi vida profesional ha sido muy enriquecedora. Me ha dado la oportunidad de colaborar con mucha gente y hemos realizado proyectos interesantes. No solamente entre los decanos, sino también en el seno del Foro de la Profesión Médica, permitiéndonos abrir los ojos a todos.
Voy a echar de menos a mucha gente de estos ocho años en un sitio y cuatro en el otro, con quienes he tenido la oportunidad de tratar y de compartir mucho tiempo y esfuerzos. A toda esa gente le echaré de menos seguro. Sin embargo, son etapas que no pueden extenderse en el tiempo, es decir, etapas que uno pasa por allí, hace lo mejor que puede las cosas y vuelve a su sitio.
¿Cuál considera que es su sitio a partir de ahora?
Estos años han sido una especie de paréntesis en mi vida, pero hay que mirar lo que es cada uno. En mi caso, un catedrático de Fisiología que viene del mundo de la investigación. En este sentido, volveré a mi terreno con más intensidad.
Mi actividad se ha visto resentida estos últimos años, consecuencia de mi dedicación a labores de gestión, pero ahora volveré con mayor fuerza, ya que soy miembro del Instituto de Biología y Genética Molecular de Valladolid, específicamente del Departamento de Bioquímica, Biología Molecular y Fisiología. Todavía me queda tiempo y un poco de cuerda para poder atender labores docentes y de investigación, que son en las que me quiero centrar.
Ricardo Rigual durante la entrevista en Redacción Médica.
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Ahora que no representa a todos los decanos de Medicina de España, ¿hay algún posicionamiento sobre el que le hubiese gustado poder ser más contundente?
Siempre me he sentido muy libre en mis opiniones. Otra cosa es que haya sido prudente. Considero que la prudencia no te limita la libertad para opinar, lo que sí hace falta es saber ser oportuno en la vida.
Durante estos años, me he sentido en un ambiente agradable y siempre que he tratado con otros interlocutores ha sido desde el respeto, por lo que tampoco me he sentido maltratado en ningún caso. A veces, las relaciones con algunas instituciones han sido mejores o peores, pero en general me he sentido libre para poder opinar. De hecho, creo que siempre he cumplido esa máxima.
¿Qué si hubiera sido más beligerante en algunas reuniones?, pues uno comete errores, pero exceso de beligerancia también es un error, por lo que hay que saber serlo de forma muy oportuna. Cuando inicias una batalla, pero no hay ejército en la contra, quizá no es el momento idóneo para dar esa batalla.
¿Alguna recomendación para Álvarez-Sala durante esta nueva etapa?
Estoy seguro que recomendaciones no le hacen falta. Le conozco muy bien, es un hombre muy capaz y lo hará mejor que yo, lo puedo asegurar. Lo que sí me gustaría solicitar es que las instituciones le ofrezcan el mismo apoyo que me dieron a mí. Ese es mi deseo para él, más que cualquier posible recomendación.
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