A través de estas técnicas se puede cuantificar la inflamación y detectar lesiones que con otras no se podrían descubrir



11 jun. 2013 16:09H
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Redacción. Madrid
Alrededor de 450 reumatólogos españoles, europeos e iberoamericanos participan en la V edición del Curso Imaging in Rheumatic Diseases que se celebra en el Euroforum de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) durante los días 10 y 11 de junio y que cuenta con el patrocinio principal de MSD. Durante este curso se abordarán los principales sistemas basados en el radiodiagnóstico: la radiología convencional, la tomografía computerizada, la resonancia magnética y la ecografía musculoesquelética.

La formación y la actualización de los especialistas de la Reumatología en dichas técnicas es el objetivo principal de estas jornadas cuyo director científico es Donald Resnick, especialista del Departamento de Radiología del UCSD Medical Center de San Diego (Estados Unidos) y líder mundial de referencia en estas técnicas. Resnick es además autor del libro "Diagnosis of bone and joint disorders", un manual de referencia diaria en las consultas de los especialistas en enfermedades reumáticas.

Pere Barceló, jefe de la Unidad de Reumatología del Hospital Universitario Vall d´Hebrón de Barcelona, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Sagrado Corazón de Barcelona y director ejecutivo del curso explica que "la imaginología es algo básico tanto en la práctica clínica diaria como en la investigación de muchas enfermedades reumáticas." 

Las técnicas de imagen son todas aquellas que se utilizan para visualizar las alteraciones articulares y de partes blandas que producen las espondiloartropatías. Estos métodos permiten realizar el diagnóstico y la monitorización del tratamiento y pronóstico de estas enfermedades de origen autoinmune que se caracterizan por la inflamación y el daño en las articulaciones sacroilíacas y raquis.

Pere Barceló, detalla que “la radiología convencional es la primera opción a elegir en la práctica clínica diaria y en muchas ocasiones, a través de ella, se logra un diagnostico de certeza. No obstante, cuando hay dudas, se pueden utilizar otros métodos como la resonancia magnética y la ecografía”.

La resonancia magnética, tal y como explica Barceló, “apareció hace 25-30 años. La calidad de sus imágenes no ha dejado de mejorar, lo que ha contribuido notablemente a poder apreciar con mucha más exactitud las patologías no sólo a nivel óseo, sino también en partes blandas (músculo, tendones, etc.) y a proporcionar imágenes de lo que podríamos llamar el proceso inflamatorio (sinovitis, inflamación del hueso, sacroilitis, etc.)”. Así, por ejemplo, en las espondiloartritis de afectación axial (de la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas), “la herramienta más eficaz es la resonancia magnética”, añade Barceló.

A través de la resonancia magnética, se puede cuantificar la inflamación y detectar lesiones que con otras técnicas de imagen no se pueden descubrir. Carlos González Fernández, médico adjunto del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, describe que “esta opción permite realizar un pronóstico individual del paciente y adecuar el tratamiento para conseguir la remisión de la enfermedad. En las espondiloartritis axiales nos permite, además, adelantar el diagnóstico en al menos cuatro años en comparación con la radiología convencional.”

Resonancia Magnética para medir la eficacia del tratamiento

En el control de la eficacia del tratamiento, la resonancia magnética es especialmente útil para seguir la evolución de la enfermedad a través de la cuantificación de la inflamación. Esto permite evaluar la respuesta de los pacientes al tratamiento.

En este sentido, las terapias biológicas han cambiado el pronóstico de la enfermedad. Tal y como apunta González, “estas terapias reducen la inflamación y el dolor, evitan secuelas y hacen disminuir el riesgo cardiovascular asociado a estas enfermedades. En definitiva, devuelven la calidad de vida al paciente con espondiloartropatías.”

En la actualidad, los pacientes y especialistas cuentan con una nueva herramienta terapéutica muy eficaz que proporciona más flexibilidad en su administración. Es el caso de golimumab, un agente anti-TNF subcutáneo que se inyecta una vez al mes. 

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