Tomás Toranzo, presidente de CESM
El presidente de la
Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM),
Tomás Toranzo, pone sobre la mesa la posibilidad de
prohibir la docencia MIR en aquéllos
Servicios en los que la sobrecarga en un mal crónico.
"Esta medida, además de velar por los
derechos de residentes y tutores, también sería una medida de presión para que las Administraciones
amplíen las plantillas de los centros de salud y hospitales españoles", añade el presidente de CESM.
En función de los programas docentes, explica Toranzo a
Redacción Médica, "hay residentes que tienen que hacer
rotaciones por algunos servicios que tienen sobrecarga asistencial", por lo que hay MIR que se quedan
"totalmente faltos de supervisión".
En su opinión, "hay que
revisar las acreditaciones y ver la situación de cada servicio y ver si reúne los requisitos mínimos y mantenidos".
Miedo a represalias
Un equipo dedicado a la docencia tiene que tener tiempo para dedicarse a ella, destaca Toranzo, quien señala a los
servicios de urgencias como uno de los más afectados por "la sobrecarga existencial que hay y la falta de plantillas para dar asistencia, por lo que
se utiliza a los residentes para cubrir esas deficiencias".
El caso paradigmático, recuerda, fue la
huelga de los residentes en el Hospital 12 de Octubre, "pero eso pasa en muchos servicios y, muchas veces,
los residences no denuncian por miedo a represalias".
Un mecanismo de control para
garantizar la formación de los MIR son las
auditorías docentes que, como ya denunció
Redacción Médica,
no están funcionando como deberían. "Tendría que haber un sistema para garantizarlas de manera periódica y aleatoria. Se deben hacer auditorías sorpresa para
comprobar que hay tiempo destinado a la docencia y que se comparen los objetivos que se han proyectado", argumenta Toranzo.
También, sería conveniente "que los propios docentes o los adjuntos pudieran comunicar a la
Comisión Nacional de Especialidades o a las Comunidades Autónomas que en este servicio no se está cumpliendo la función docentes", añade el presidente de CESM.
Un problema de fondo
El problema de fondo, señalan desde el sindicato médico, es que las "
plantillas son totalmente insuficientes": "Por muy buena voluntad que tenga el adjunto y por mucho que le guste la docencia, a veces es totalmente imposible", denuncia Toranzo, que afirma que "es una sobrecarga para los propios servicios que,
si quieren hacer una actividad docente, es pedirles un esfuerzo que ya están haciendo para la parte asistencial".
En su opinión, hay que
elevar el nivel de exigencia y
"no solo aumentar las plazas docentes, sino poner una serie de mínimos para que la docencia sea de calidad, tanto para residentes como para adjuntos".
Estos, afirma, no tienen nada valorada esta función: "Es de las primeras carencias del sistema, tanto para los tutores principales como para los colaboradores,
no está ni reconocido, ni retribuido, ni compensado", denuncia Toranzo, quien sentencia: "
El residente no se puede usar como mano de obra barata sino garantizarle todos los derechos".
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