Los FIR, preocupados por "las plantillas mal impresas y con errores"

Nueve meses intensivos de preparación FIR. Así ha sido la jornada del candidato Jaime Fernández-Bravo, quien dedicaba 11 horas diarias con solo un descanso los domingos, aunque admite que “en la última etapa de estudio dejé de tomarme ese día libre para intentar aprovechar al máximo el tiempo disponible”. En este sentido, su preocupación no recae en los conocimientos adquiridos, sino en las propias condiciones del examen.

“Estoy nervioso de que mi nombre no aparezca en una lista o de que, así como ocurrió en la convocatoria anterior, había plantillas mal impresas que dificultaban la lectura de las preguntas”, indica Fernández-Bravo. A esto suma los posibles errores de ortografía o erratas que pueden conllevar a la anulación de una pregunta. “Es un factor subjetivo que podrá alterar los resultados, porque quitan una o más pregunta que puedes tener bien contestada por un factor ajeno al aspirante”, recalca.

En cuanto a los temas más difíciles, el candidato recalca fisiopatología, “siendo una de las más preguntas durante todos los años”, así como “las preguntas de química que, a pesar de que son fáciles y no suelen tener un enunciado muy complejo, tienen un campo muy amplio y pueden ser preguntados aspectos que no son prioritarios en los temarios que hemos empleado”. Sin embargo, acude a la prueba con ilusión. “La clave de todo es la motivación, ya que, por difícil que sea, estás haciendo la prueba que has escogido y que puede llevarte a la residencia”, indica.

A pocas horas de presentar su prueba al FIR, Fernández-Bravo ya tiene lista una bolsa con su DNI, bolígrafos y “algunos Ferrero Rocher, siendo un compañero que ha estado conmigo en todos mis simulacros”. El resto del tiempo lo destinará al descanso, pasando un rato en el cine y desconectando. Para el gran día no tiene previsto ningún amuleto más allá de “un beso de buena suerte de mi novia”.