Alba Ortega, aspirante al MIR 2024.
A veces es imposible no pensar en el
MIR cuando un aspirante lleva seis meses dedicado plenamente a él. Sin embargo, a medida que se acerca la fecha de la prueba,
la desconexión una vez a la semana se vuelve necesaria y hay quienes tienen que 'imponerla' en su entorno para evitar escuchar las repetidas preguntas como: ¿Qué tal llevas el examen? Esto mismo le ocurrió a
Alba Ortega, aspirante al examen MIR 2024 que
prohibió a su familia hablar en su día de descanso semanal, el domingo, sobre cualquier asunto relacionado con la prueba.
"He desconectado algún día, y menos mal, pero no tanto como me hubiera gustado. Quedar con mis amigas aunque fuese un rato el fin de semana me ayudaba muchísimo a salir de la rutina. Íbamos a tomar algo o a cenar pero, aún así,
me costaba mucho dejar de pensar totalmente en el examen. Además siempre está quien te pregunta que 'qué tal lo llevas' y aunque lo haga con buena intención ya te hace pensar en el examen. Los domingos con mi familia o mi novio eran muy importantes, ese día no se hacía absolutamente nada relacionado con el MIR. De hecho,
no les dejaba hablar de ello ni preguntar nada sobre el examen", explica la graduada en
Medicina por la Universidad del País Vasco.
El poder
tener un par de semanas de vacaciones en la preparación que ha aprovechado para irse de viaje ha sido algo fundamental para descansar y volver después "con las pilas cargadas". "Creo que tampoco hubiese podido hacer más de lo que he hecho, llego
todo lo preparada que me ha dado la cabeza para estar. Claro que me gustaría poder tener algunas cosas más claras, pero con el tiempo que he tenido he hecho todo lo que estaba en mi mano", insiste.
Plaza soñada: Medicina de Familia en Euskadi
Alba confía en saber
mantener sus nervios a raya el día del examen, aunque reconoce que no será tarea fácil. Su sueño es poder hacer la residencia de
Medicina Familiar y Comunitaria, algo que le llamó desde que hizo su primera práctica en tercero de carrera y en sexto, al rotar por el centro de salud. "En cuanto a donde hacerlo
me gustaría quedarme en Euskadi, pero en caso de tener que irme lo único que me gustaría es
ir a un sitio que tuviera mar, creo que me costaría mucho irme al interior por esto mismo", apunta.
"La sensación de no saber nunca si estás realmente preparado para el MIR es muy agobiante"
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Sobre si se atrevería a preparar un segundo MIR, a priori reconoce que está cansada "de no tener más vida" pero, a la larga, asume que la especialidad que elija ahora
"es a lo que te vas a dedicar el resto de tu vida": "Si tuviese claro que sólo quiero hacer una cosa y no me diera el número para poder hacerlo, creo que sí que repetiría el MIR, no voy a estar haciendo algo que no me gusta el resto de mi vida, aunque me costaría muchísimo volver a pasar por esto".
Un MIR tan difícil como suena
En cuanto a las prioridades de estudio, en las primeras vueltas se centró en
entender los conceptos "más genéricos" que son la base para todo lo demás para en las siguientes vueltas no tener que pararse en ello y también en organizar bien los apuntes y esquemas. "En las siguientes me centré más en memorizar. Las
reglas mnemotécnicas me parecen de lo más importantes para esto, además de hacer muchas preguntas de otros años y corregir los simulacros que íbamos haciendo", recuerda.
Durante estos meses, Alba ha experimentado algunos miedos y problemas que han ido apareciendo a lo largo de la preparación. "Creo que nos pasa a todos, pero la sensación de no acordarte de nada después de estudiarte una asignatura, pasar a la siguiente y
sentir que todo lo que has estudiado no vale para nada. Al final hacemos muchos simulacros de examen, ves los resultados y la gran mayoría de veces no son lo que te gustaría y te vienes un poco abajo. Pero bueno, siempre nos dicen que es un sentimiento que tenemos todos y que sabemos mucho más de lo que creemos, espero que sea verdad", confía.
¿Es la preparación MIR tan "difícil y aterradora" como se puede ver desde fuera? Para Alba la respuesta es un rotundo sí. "Hay mucha exigencia y muchas horas de estudio y acabas saturadísimo. Creo que, de hecho, desde fuera no se llega a ver tanto lo que es, sobre todo estos últimos meses que ya lo tienes encima y la sensación de no saber nunca si estás preparado del todo es muy agobiante. A pesar de todo lo que estudias es imposible manejar todo a la perfección, creo que la seguridad es algo que tenemos que tener claro para no llegar al final desquiciados pero, aun así, a veces es difícil tener ese pensamiento", concluye.
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