Gonzalo Bernardos, profesor titular de Economía de la Universidad de Barcelona y Juan José Arnadillo, investigador predoctoral en la facultad de Economía de la Universidad de Valencia.
Una vez llega la residencia, los
MIR ven dibujado poco a poco su futuro dentro del sistema sanitario. Sin embargo, la
estabilidad que puede llegar a ofrecer el contrato laboral y formativo, con una seguridad tan solo a cuatro o cinco años vista, puede suponer una traba para lograr, por ejemplo,
hacerse con una hipoteca de una vivienda. A pesar de la seguridad laboral que caracteriza a esta profesión sanitaria, la etapa de
la residencia puede generar problemas a la hora de que los bancos faciliten la adquisición de una casa al futuro especialista. Por ello, en
Redacción Médica analizamos cuáles son las mayores complicaciones del proceso y las alternativas para contar con más posibilidades de conseguir esa hipoteca.
Juan José Arnadillo, investigador predoctoral en la facultad de Economía de la Universidad de Valencia, ha explicado a este diario que el residente, al estar unido a esa situación de aprendizaje reflejada en su
contrato MIR y necesitar una estabilidad laboral para la concesión de una hipoteca, concluye que
el contrato no permite una "estabilidad laboral suficiente" como para acceder al préstamo hipotecario. "Es muy difícil que se le apruebe la hipoteca por sí solo", señala, aunque existen otras
alternativas como la de pedirla en pareja: "Es una posibilidad a valorar cuando un miembro es residente y el otro dispone de un contrato indefinido, con esto habría más posibilidades de poder acceder a la compra de una vivienda", asegura.
Las alternativas que se puedan ofrecer a la hipoteca más convencional, señala Arnadillo, van a
depender mucho del nivel de ahorro. Cuanto mayor porcentaje del precio de compra de la vivienda se pueda aportar sin hipoteca más fácil va a ser la concesión de la misma. "Además, puede haber algunas entidades que nos acepten esta hipoteca y
no hay que quedarse directamente con la primera entidad que nos la aprueba. Hay que estar de acuerdo y conocer bien todas las condiciones porque si tras varias entidades que te la rechazan y llega una que dice que sí, podemos tender a apresurarnos en firmar ese préstamo porque es la única que nos la concede pero hay que
ser consciente de que las condiciones sean coherentes. Es un préstamo de mucho dinero y tenemos que conocer todas las condiciones que se están aceptando en la firma del préstamo", apunta.
"En el caso de los MIR, va a tener más relevancia para conceder una hipoteca el tipo de contrato que la propia antigüedad"
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¿Qué necesita un MIR para una hipoteca?
Para la concesión de una hipoteca se necesitan tres elementos:
ahorro, salario y estabilidad laboral. "Lo que dificulta especialmente al residente a acceder a una de ellas es el
salario y la estabilidad laboral.
El salario es bajo para el nivel formativo que tiene un residente pero, sobre todo, es la estabilidad laboral, ya que es un
contrato formativo que va unido a un periodo determinado de 4-5 años y no es prorrogable. Estos dos puntos dificultan bastante la concesión de una hipoteca", asegura. Los documentos que se le van a solicitar al residente son los mismos que a cualquier otra persona: las
nóminas, vida laboral y declaración de la renta, además de los datos de la vivienda que se va a adquirir, como el precio de compra pactado o la nota simple.
La
antigüedad en el puesto de trabajo es un elemento importante a la hora de conceder una, y se examina que no haya periodos de desempleo en los años previos a esta solicitud. "En este caso podría ser más fácil acceder a una hipoteca en el último año de residente frente al primero, pero hay que tener en cuenta que de este contrato se conoce su fecha de finalización, entonces es muy difícil acceder a una hipoteca también en ese último año de residencia ya que
sabemos que en los próximos meses no vamos a contar con ese salario para poder afrontar el pago de la cuota hipotecaria, por lo que va a tener más relevancia el tipo de contrato que la propia antigüedad", insiste.
Ventajas de otros solicitantes de hipoteca frente al MIR
Gonzalo Bernardos, director del máster Inmobiliario y profesor titular de Economía de la Universidad de Barcelona, también ha añadido a
Redacción Médica que a un
MIR "no se le trata de manera diferente por parte de las entidades financieras que a cualquier otra persona". "Lo importante son los ingresos que tenga y, además, la estabilidad de los mismos. Como el MIR tiene un contrato temporal, la estabilidad está en entredicho. No obstante, se supone que
al ser médico, tiene más posibilidades de conseguir con ese contrato una hipoteca que una persona de menos calificación, porque el médico, de una manera u otra, podrá tener un
empleo", explica.
"La clave es que, con sus ingresos o la suma de los ingresos con su pareja,
pueda pagar la hipoteca utilizando el 35 por ciento o menos de sus ingresos mensuales. La clave está básicamente en tres variables: ingresos actuales, estabilidad de esos ingresos y posibilidades de que en el futuro vayan en aumento, para que a este cliente el banco le pueda vender más productos y convertirse en un cliente rentable. El que es MIR tiene de ventaja respecto a otras profesiones la tercera, pero puede tener la desventaja de lo que sería un menor salario que otras personas que ya están con un puesto fijo y que tienen una carrera profesional más larga que la del MIR", concluye.
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