Antonio Guerrero, número uno del MIR en 2015.
La noticia llegó de forma inesperada. No todos los días se consigue la medalla de oro en el examen a médico interno residente, algo con lo que cualquier
aspirante al MIR anhela: la llave para poder entrar en cualquier especialidad.
Alejandro Guerrero lo logró hace una década,
consiguiendo una puntuación de 580 puntos en la convocatoria de 2015. El actual
especialista en Aparato Digestivo del Hospital Universitario Ramón y Cajal reflexiona sobre su trayectoria,
su formación y claves de la prueba, el impacto de aquel logro y los retos que afrontará en el futuro.
“Fui al examen con incertidumbre y mucho nerviosismo”, reconoce recordando los instantes previos antes de entrar a una de
las pruebas más difíciles y prestigiosas del mundo sanitario. El 31 de enero de 2015, Guerrero se sentó en un aula abarrotada para enfrentarse al examen que determinaría su futuro profesional.
Con la retrospectiva que dan los años, admite que la ansiedad era inevitable.
Su paso por el MIR
"Obviamente vas al examen con
mucho nerviosismo porque te estás jugando mucho.
Y eso es lo que recuerdo: incertidumbre y nerviosismo, claro", confiesa.
Su preparación fue la habitual entre los opositores: meses de estudio intensivo, simulacros de examen y una estricta disciplina de estudio en la academia CTO. Pero para él, desvela que una de las claves del proceso fue encontrar
momentos de descanso.
"Es una preparación muy larga, muchos meses de trabajo diario. Es importante mantenerse lo más frío posible y, sobre todo, buscar huecos para desconectar"
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"Es una preparación muy larga, muchos meses de trabajo diario.
Es importante mantenerse lo más frío posible y, sobre todo, buscar huecos para desconectar: mantener un hobby, salir con amigos... Esos momentos te dan oxígeno para seguir adelante", aconseja a los
futuros aspirantes diez años después de conseguir la hazaña.
Logrando el éxito y adquiriendo la llave que le permitía acceder a la especialidad que más deseara,
Guerrero apunta que el MIR no define la calidad de un médico. “
El MIR es un examen teórico que ordena a los médicos para elegir una plaza. Más allá de eso, no hay más. Una vez que
eliges especialidad,
empieza otra etapa muy distinta: la residencia. Y ahí tienes que volver a demostrar cuáles son tus habilidades y capacidades", señala recordando la que fue una etapa crucial tanto a nivel personal como profesional.
Para él, no hay una relación directa entre obtener
un número alto en el MIR y ser mejor especialista. "
No porque hayas hecho un examen brillante vas a ser mejor médico que alguien que quedó en el puesto 10 o el 20. En los hospitales esto se tiene claro: cuando empiezas la residencia, empiezas de cero”, añade.
La residencia: empezar de cero
Guerrero eligió hacer su residencia en
Aparato Digestivo en el
Hospital Universitario Ramón y Cajal, donde sigue trabajando a día de hoy. No tiene dudas:
fue la mejor decisión. "Me gustaba la especialidad porque tiene una carga importante de intervencionismo y es muy variada. Desde la patología del hígado hasta la endoscopia, tanto diagnóstica como terapéutica.
Si tuviese que volver a elegir, escogería lo mismo sin dudarlo".
De la
residencia, recuerda los retos, pero también el aprendizaje. "
Es una etapa en la que tomas contacto con la Medicina real: los pacientes, las guardias, los problemas clínicos y también los emocionales.
Te enfrentas a situaciones reales, no a preguntas de test".
Además del crecimiento profesional,
destaca el cambio personal. "Para muchos, la residencia supone la independencia económica,
mudarse a otra ciudad y conocer gente nueva.
Es un momento vital de cambios".
"Es una etapa en la que tomas contacto con la Medicina real: los pacientes, las guardias, los problemas clínicos y también los emocionales. Te enfrentas a situaciones reales, no a test"
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Con la perspectiva de los años, Guerrero ha seguido de cerca
la evolución del MIR y cree que la tendencia actual de hacerlo más clínico es positiva. "El Ministerio de Sanidad es consciente de que
hay que preguntar la Medicina como luego te la vas a encontrar en el hospital. En los últimos años, el examen
se ha hecho más clínico y práctico, lo cual es bueno".
No obstante, advierte sobre un posible problema en la dificultad creciente de la prueba. "
A veces podemos cometer el error de creer que estamos examinando a especialistas cuando en realidad estamos evaluando a médicos recién graduados. He visto preguntas que parecían
dirigidas a un especialista, no a alguien que acaba de terminar la carrera".
Consejos desde el éxito
Para quienes se enfrentan
al reto del MIR, su mensaje es claro: "Es un examen trascendental porque
decide la especialidad y el lugar donde la harás, pero hay que mantener la calma.
Hay que ser rigurosos con el estudio, pero también con el descanso. La preparación es larga y es fundamental encontrar momentos de desconexión".
"Si el examen no sale como esperabas y tienes que elegir una especialidad distinta, no es el fin del mundo"
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También llama a relativizar los resultados. "Si el examen no sale como esperabas y tienes que elegir una especialidad distinta,
no es el fin del mundo. La mayoría de la gente que conozco y que no pudo escoger su primera opción
es feliz con la especialidad que acabó haciendo. Y si alguien tiene clarísimo que solo
quiere una especialidad y no la consigue,
puede volver a presentarse. Un año más no es una tragedia".
Hoy, diez años después de aquel número uno, Antonio Guerrero no mira atrás con nostalgia, sino con ambición a lo venidero. "
Estoy contento con mi trayectoria, pero también con ganas de seguir aprendiendo y evolucionando.
El MIR acaba cuando eliges plaza, pero la Medicina es un aprendizaje continuo. Siempre hay nuevos retos y avances en la especialidad, y eso es lo que me motiva a seguir".
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