Ana Acevedo, médica extracomunitaria venezolana, hace siete años y ahora.
El
examen MIR de 2017 fue un antes y un después en la vida de
Ana Acevedo. Esta médica extracomunitaria venezolana homologó su título en España e, inmediatamente, se embarcó en la dura tarea de la preparación del examen. Dejó de lado muchos otros aspectos de su vida por estar “encerrada”, pero no le importaba, ya que tenía el objetivo claro de obtener una de las
plazas ofertadas. Por desgracia, eso no fue posible, y
se quedó a las puertas de entrar en la especialidad que quería. Ahora,
siete años después, esta facultativa trabaja en la sanidad privada, ha formado una familia y goza de buena estabilidad económica, pero todavía tiene clavada la espinita del
MIR. Por este motivo, el año pasado decidió que
se presentaría de nuevo y, esta vez sí que sí, lograría una plaza en su disciplina soñada:
Medicina Familiar y Comunitaria.
Cuando Acevedo no consiguió en 2017 un número de orden suficiente para entrar en Familia, algo dentro de ella se rompió. “
Tuve estrés postraumático”, ha reconocido a R
edacción Médica. De hecho, desde ese momento
no quiso saber nada de la prueba. “Recuerdo que fue uno de los primeros
exámenes MIR donde el Ministerio empezó a preguntar cosas que se salían de las cuestiones clásicas.
Se comentaba que había sido atípico, difícil y muy largo.
La nota media bajó muchísimo en comparación a otras convocatorias”, ha lamentado.
El resultado de su prueba le generó una sensación “horrorosa” nada más salir del aula donde estuvo durante
cuatro horas y media. Tras no conseguir su plaza, esta médica tomó una decisión radical:
tomarse un año sabático para disfrutar de España, ver sus ciudades y disfrutar del tiempo libre. “Soy migrante y había dejado de lado muchas cosas por estar encerrada estudiando. Así que decidí disfrutar de ese tiempo. Pero al final, fueron pasando los años sin prepararme el
MIR de nuevo hasta ahora”, ha reconocido.
Compaginar la preparación MIR y trabajar como médica en la privada
A pesar de que Acevedo había abandonado la preparación, ella siguió trabajando. De hecho, nunca lo dejó de hacer desde que llegó a España, ya que nada más pisar el país encontró
trabajo en la sanidad privada, concretamente, en una residencia para mayores. Y, posteriormente, en un
servicio de prevención de riesgos laborales, donde se encuentra actualmente. “Se gana muy bien, no hago fines de semana y siempre salgo a las 14 horas de la tarde”, ha indicado.
De hecho, aunque en un primer momento le dolió no haber conseguido plaza en 2017, si lo piensa con calma,
fue algo positivo. “Realmente lo agradezco porque
la privada me ha dado estabilidad económica durante estos años para comprarme un piso, un coche y tener una hija. Y ahora espero empezar el MIR sabiendo que dentro de cuatro años me convertiré en especialista”, ha narrado.
Conciliar vida familiar con el MIR
Si Acevedo pone en una balanza los aspectos positivos y negativos de embarcarse en esta aventura, pesan más los primeros. Aún así, es cierto que
la conciliación familiar siendo residente le preocupa, principalmente, por su hija. “Sé que ese tiempo es durísimo y están las
guardias de 24 horas. Pero bueno, una vez que sea especialista lo peor que me puede pasar es que vuelva al trabajo donde estoy ahora”, ha confirmado.
Aún así, esta profesional sanitaria prefiere no pensar ahora mismo en estos temas y centrarse en el
examen MIR, donde tiene claro que va a conseguir un buen número de orden.
“Es muy distinta mi preparación hace siete años con la de ahora, sobre todo después de haber trabajado como médica.
Entiendo muchísimo más todo y lo llevo mejor en general. Ha sido difícil compaginar la preparación con mi vida, pero me lo planteé como un reto a largo plazo. Si no puedo lograrlo en el primer año no pasa nada porque mi vida es bastante estable. Además, tengo el apoyo de familia”, ha argumentado.
Para concluir, ha querido lanzar un
mensaje de motivación al resto de sus compañeros. “La primera vez que me presenté pensaba que sin el MIR no se podía hacer nada, que se acababa el mundo. Pero para nada, hay muchísimas otras
posibilidades para vivir bien como médico”, ha resaltado.
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