"Si mi madre no fuese farmacéutica, yo no habría elegido esta profesión"

Cuando se habla del alumnado de Ciencias de la Salud, son muchos los que aluden a una vocación sanitaria temprana que les motiva a seguir adelante y cuidar de los demás. No obstante, el deseo de dedicarse a esta rama puede tener muchas razones de ser: una inquietud individual, un punto de inflexión vital o, en muchos casos, la herencia familiar de padres o abuelos que inculcan la Medicina, la Enfermería o la Farmacia a sus generaciones venideras. Este último escenario es el de María Elena Martínez, quien vio desde pequeña un referente en su madre y decidió seguir sus pasos cuando llegó el momento de trazar su carrera profesional. 

Florentina Sánchez nunca tuvo una intención firme de que su hija siguiera sus pasos como farmacéutica, ya que simplemente quería que "eligiera la profesión que deseara siempre que le permitiera vivir de ella". Aun así, se imaginaba que esto ocurriría ya que María Elena lo contemplaba desde niña. "Desde pequeñita decía de que iba a ser farmacéutica de mayor y que cuando acabar pondría en su currículum que era mi hija", recuerda emocionada.No obstante, ella fue la primera universitaria de la familia, por lo que no heredó la vocación tal y como haría su hija. "Me encantaba leer prospectos de medicamentos y las matemáticas. Al final me decanté por la Farmacia", recuerda. 

Años después, esta madre no puede ocultar su felicidad una vez que su hija se ha gradudado en dicha titulación sanitaria, un motivo que le hace sentir "muy orgullosa de ella". Han tenido la oportunidad de trabajar y aprender mano a mano en la farmacia que regenta Florentina, y durante ese tiempo su hija "se ha interesado por todas y cada una de las tareas que se realizan, ha tenido empatía con empleados y clientes y se ha ganado el respeto de todos", asegura su madre. 

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"Desde pequeñita decía que iba a ser farmacéutica de mayor y que cuando acabara pondría en el currículum que es mi hija"

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María Elena siempre vio la Farmacia como un plan a seguir. "Aunque mis padres me dieron todo el derecho de elegir otra carrera, como hizo mi hermano mayor, y a pesar de que había otras que me llamaban la atención, no pude imaginar que no fuera la primera opción", explica. Desde pequeña ha escuchado a su madre compartir el día a día de su trabajo en casa, algo que le hizo sentir mucha curiosidad sin concebirlo en ningún momento como una obligación. "De pequeña me hacía esquemas de cómo estaban ordenados los medicamentos y buscaba lo que mi madre me pedía a la velocidad de la luz", explica.

Como recién graduada en Farmacia que se replantea su futuro, tiene claro que su lugar está en el negocio familiar ya que quiere seguir los pasos de su madre "No hay nada que me pueda hacer más ilusión que me digan que soy la segunda generación", argumenta. También contempla continuar estudiando todo aquello que le pueda servir de ayuda en su trabjo así como cuestiones que susciten su interés. "Me tomaré un tiempo para pensar en mi siguiente movimiento mientras trabajo con mi madre, también es una pequeña forma de devolver parte del trabajo que mis padres han hecho por mí", explica.

Pero no está sola. Entre sus compañeros de la universidad hay más casos de alumnos que traen la vocación 'de casa', aunque considera que el trabajo de su madre fue un 'empujón' para descubrir su pasión más que un rasgo que le defina como profesional. "No hubiera elegido esta carrera de no ser por mi madre, ya que creo que con 18 años pensamos que sabemos todo y no es así", declara. Sintió dudas cuando veía la 'cara B' de la moneda y los días más complicados para su negocio, y esto acarreó un dilema para ella. "Dudé y quise hacer introspecctión y fue un tema que me atormentó un poco porque no quería seguir un camino que no fuera para mí. No quería hacerlo por mis padres, quería que la decisión fuera íntegramente mía", sostiene.

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"No quería estudiar Farmacia solo por mis padres, quería que la decisión fuera íntegramente mía"

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Cambios en el Grado de Farmacia.

Al comparar su experiencia como estudiante de Farmacia con la de su hija, Florentina ha observado muchas diferencias notables. Los primeros cursos que ella estudió a su parecer han sido "más complicados" que los de María Elena, ya que "había que aprender nombres comerciales de los principios activos, además de adivinar lo que 'garabateaban' los médicos en las recetas, pues la mayoría eran ilegibles", argumenta. Además, recuerda que "no había prácticas" y 'empezar a rodar' era más complicado si no tenías contacto con este mundo". 

En contraposición, reconoce que la generación de su hija recibe una formación más completa en campos como la nutrición, la ortopedia, la dermocosmética o la salud bucodental. "Ahora se exige al farmacéutico más dedicación en interacciones con otros medicamentos y con alimentos, con el hándicap de las redes sociales, que informan o desinforman según el uso que se haga de ", añade. Pese a ello, ha observado que el farmacéutico está menos valorado que antes, aunque también sostiene que "eso pasa hoy con muchas otras profesiones". 

Teniendo todos estos cambios en cuenta, Florentina considera que su hija "lo tendrá más fácil" a grandes rasgos, ya que "no tendrá que empezar de cero si quiere dedicarse a la oficina de Farmacia". Pese a ello, insiste en que debe tener mucho "respeto a la profesión" y mantener vuvas sus "ganas de aprender, de ayudar a las personas que acudan a ella, y que cada día se vaya a casa con la satisfacción de un trabajo bien hecho".

No obstante, su hija es consciente del esfuerzo que supuso para su madre abrir el negocio en el que hoy trabaja y del trabajo que por tanto se ahorrará en este sentido. "De mi madre admiro la fortaleza y esfuerzo al que se ha enfrentado. Ella no tuvo la suerte de tener familiares con este oficio, y la farmacia fue una de las pocas que abrieron en ese momento, no fue 'moco de pavo'", detalla. También admira otras cualidades profesionales de Florentina como "su compromiso y su buen hacer como jefa", así como "su entrega total al trabajo".