María José Otero.
Una década ha pasado desde que el
Ministerio de Sanidad publicara una herramienta de
autoevaluación del uso seguro de los medicamentos en los hospitales. Se trataba de una adaptación del
ISMP Medication Safety Self Assesment for Hospitals, registrado por el Institute for Safe Medication Practices (ISMP).
Ahora, se ha actualizado este cuestionario, con
265 ítems de los cuales 62 son nuevos y 78 han cambiado su contenido tras considerar los cambios o mejores acontecidos en estos diez años o, “al disponerse de nuevos documentos o herramientas, se han detallado otras prácticas”.
Lo explica
María José Otero, del Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (
IMSP-España) y directora científica de la nueva adaptación. Desde la publicación de la primera versión “se han desarrollado
nuevas prácticas y han evolucionado las tecnologías dirigidas a mejorar la seguridad de los medicamentos”.
Nuevas tecnologías en el manejo seguro de medicamentos
La mayoría de los nuevos ítems están relacionados con la implantación de las nuevas tecnologías
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La mayoría de los nuevos ítems están relacionados con la implantación de nuevas tecnologías como los sistemas automatizados de dispensación y las
bombas de administración inteligentes, “aunque también se han incorporado prácticas relacionadas con la
conciliación y la revisión de la adecuación de los tratamientos”, así como con otros aspectos como “la educación a los pacientes o los medicamentos de alto riesgo”.
Otero señala que en los últimos años se ha avanzado en la seguridad de uso de los fármacos. Dos estudios, uno en 2007 (año de la publicación del primer cuestionario) y otro en 2011, ya permitieron comprobar los avances realizados en poco tiempo.
Diferencias en la implantación de prácticas seguras
No obstante, todavía quedan tareas pendientes. Comparados con países de nuestro entorno –sobre todo Estados Unidos, “
país de referencia para la Farmacia Hospitalaria española”–, la experta señala grandes diferencias en la implantación de prácticas seguras.
Sobre todo, explica Otero, “en la implantación del código de barras en la administración, la integración de farmacéuticos clínicos en los equipos asistenciales y la
preparación centralizada en farmacia de los medicamentos inyectables para dispensarlos listos para su uso”.
Así, el cuestionario pretende “continuar siendo un instrumento de trabajo muy útil para
orientar a los profesionales sanitarios y a las instituciones de prácticas seguras de medicamentos, y para dar un nuevo impulso a las iniciativas y programas desarrolladas por los diferentes agentes sanitarios”.
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