Exteriores del Ministerio de Universidades.
El Gobierno difumina la idea de imponer una
prueba de ‘vocación’ para acceder a la
carrera de Medicina. Al menos, en el corto plazo. Desde el
Ministerio de Universidades deslizan que la prioridad sigue siendo formar el máximo número de facultativos posible, especialmente en el actual contexto de falta de especialistas. Pero, al margen de ello, hacen hincapié en la dificultad de analizar las convicciones y aspiraciones de los estudiantes a través de un examen. “
¿Qué tendríamos que evaluar? ¿Cómo podríamos hacerlo?”.
La idea de incorporar una prueba accesoria que determine las
habilidades ‘humanísticas’ de los candidatos a estudiar este grado fue abrazada tanto por la
Organización Médica Colegial (OMC) como por la
Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina. “Hay estudiantes con un gran currículum pero que no son buenos médicos”, confesó a
Redacción Médica Antonio Compañ, vicepresidente de este último órgano.
El debate llegó recientemente al Congreso de los Diputados, donde los grupos de la Comisión de Sanidad tantean la posibilidad de
promover una sanidad (especialmente, en el ámbito de la Atención Primaria) más “vocacional”. En este sentido, el Partido Popular registró una Proposición no de Ley (PNL) mediante la que se emplaza a “revisar el modelo de acceso al grado de Medicina” añadiendo “factores como la motivación y la vocación del aspirante” más allá de su expediente académico.
"Otras prioridades" para formar médicos
En el Ministerio de Universidades, no obstante, ponen freno a la iniciativa. “Ahora mismo
hay otras prioridades”, apuntan las fuentes consultadas por este periódico, que subrayan que lo esencial en estos momentos es
“tener médicos”.
Asimismo, ponen el énfasis sobre la complejidad de elaborar una prueba de estas características, dado que habría que estudiar
qué se evalúa “y cómo”.
Las mismas fuentes inciden en que, hace escasas semanas, el Gobierno ratificó el real decreto para regular la
Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), que regula los parámetros comunes para la evaluación y criterios objetivos de corrección y calificación.
"Es una prueba que ha sido
ampliamente debatida con las comunidades autónomas, con las universidades, con los órganos de los rectores,
con los estudiantes y con las familias”, apuntó tras su aprobación la ministra portavoz del Gobierno,
Pilar Alegría.
Un examen ajeno a la Selectividad
En cualquier caso, desde el Ejecutivo matizaron en una respuesta escrita registrada en el Congreso de los Diputados que el establecimiento de un examen ‘extra’ de estas características
podría no estar ligado a la Selectividad, pues se realizará una vez superada la misma y en las propias universidades.
En dicho escrito, el Gobierno subraya que la admisión a una universidad se conforma como el conjunto de actuaciones que tienen como objetivo la adjudicación de las plazas ofrecidas por los propios centros.
Estas actuaciones, añade, tendrán en cuenta además de las calificaciones obtenidas en las pruebas de acceso "
otras valoraciones que puedan establecer las universidades".
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