Investigadores canadienses distinguen tres tipos de docentes que encuentran dificultades a la hora de suspender

Un estudio canadiense dice que los profesores aprueban a los peores alumnos de Medicina para sentirse mejor
Universitarios durante una clase.


19 oct. 2024 18:10H
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Un estudio científico elaborado por seis investigadores canadienses ha concluido que los profesores universitarios de Ciencias de la Salud tienden a aprobar a los estudiantes más ‘flojos’, principalmente, porque quieren evitar que los alumnos tengan una mala imagen de ellos.

Los resultados de su trabajo se detallan en un artículo, titulado Why do instructors pass underperforming students? A Q-methodology study (¿Por qué los profesores aprueban a los alumnos con bajo rendimiento? Un estudio con metodología Q) y publicado en la revista BMC Medical Education.

Los investigadores explican que la tendencia a no suspender a los peores alumnos se denomina failure to fail (FTF), es decir, fracaso al fracasar. La primera vez que se usó la expresión fue en 1990 para describir ese mismo fenómeno, pero en el ámbito de los estudios universitarios de Enfermería en Inglaterra.

Desde entonces, el concepto se ha empleado también en Medicina, Fisioterapia, Obstetricia y el Trabajo Social. Los expertos citan un estudio según el cual, el 58,2 por ciento de los profesores de Enfermería habían aprobado a un estudiante de segundo año “de bajo rendimiento”.

Tres clases de profesores de Ciencias de la Salud


Para comprobar hasta qué punto seguía sucediendo, los investigadores canadienses hicieron un estudio en el participaron 57 profesores de la Escuela de Enfermería y la Escuela de Ciencia de la Rehabilitación de una universidad canadiense. Para ello usaron la metodología Q, que “combina enfoques cualitativos y cuantitativos” mediante encuestas “para estudiar la subjetividad”.

Los investigadores identificaron en los docentes tres perspectivas con las que justificar su tendencia al FTF: motivación intrínseca, motivación extrínseca y disuasión administrativa y emocional. “Los instructores de todos los factores coincidieron en que necesitaban estar seguros de que un estudiante al que estaban suspendiendo merecía ser suspendido. Cuando tenían dudas, tendían a aprobar al estudiante potencialmente de bajo rendimiento, dando a los estudiantes el beneficio de la duda”, reza el estudio.

Además, se añade que, según investigaciones previas, “los instructores evitan suspender a los estudiantes porque no quieren que los vean de manera negativa”: “Los estudiantes y profesores a menudo forman un vínculo amistoso que puede impedir que los instructores suspendan a alumnos”.

Barreras mentales, presión profesional y dificultad


En cuanto a las particularidades de cada grupo, el profesorado incluido en el de motivación intrínseca aludía a “barreras mentales” para suspender a estudiantes, y aseguraban que no recibían presiones de estos ni de los centros para aprobarlos.

Por su parte, los docentes con motivación extrínseca para el FTF sí creían que sus superiores y la universidad, como institución, les alentaban a aprobar a todos los estudiantes. Además, les preocupaba que el hecho de suspender a muchos alumnos pudiera perjudicarles en sus propios avances profesionales.

Por último, los profesores del grupo de disuasión administrativa y emocional consideraban “agotador” y “estresante” el proceso de suspender a un alumno, pero, al contrario que los anteriores, no estaban de acuerdo con que el hecho de no aprobar a un estudiante estuviera derivado de una mala praxis docente.
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