Youssra ha atravesado un largo proceso donde casi le amputan el pie y tuvo que lidiar con dolor crónico durante años

Convivir con una malformación vascular estudiando Medicina: "Me ha salvado"
Youssra El Farh, estudiante de sexto de Medicina.


22 oct. 2024 7:00H
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Las personas con una enfermedad crónica viven con la incertidumbre de no saber con qué estado de salud van a levantarse de la cama al día siguiente. Pero lejos de darse por vencidas, muchas de ellas hacen todo lo posible para continuar y hacer de sus sueños una realidad. Prueba de ello es Youssra El Farh, estudiante de sexto de Medicina, que desde que cumplió los ocho años lidia con una malformación vascular congénita que le impide realizar algunas de las actividades típicas de una joven 24 años. Aún así, se describe a sí misma como una mujer con “muchas inquietudes” y reconoce que nunca ha permitido que los “bajones” en su estado de salud le impidieran alcanzar sus objetivos, como el de llegar a convertirse en médica. “Mi realidad es la que es, no puedo cambiarla”, afirma.

Tiene claro el momento en el que decidió su profesión: cuando creyó que la Medicina no le “había abandonado”. El Farh llevaba años de dolor por su patología pero la cosa empeoró al entrar al instituto. Ella resume esa etapa como el momento donde la mínima vulnerabilidad “puede jugar en contra de uno”. Durante este tiempo todavía no tenía un diagnóstico sobre lo que le ocurría, pero su movilidad cada vez era más limitada y las diferencias físicas que tenía en comparación con los niños de su edad hicieron que fuese “el blanco de las burlas”. 

Los siguientes años están marcados de incertidumbre, citas y resonancias “incontables", pero todo empezó a cambiar cuando un nuevo equipo médico la trató por primera vez. “Ellos no entendían que no me hubiesen mandado antes al Comité de Anomalías Vasculares y me dijeron que si entraba en quirófano sería peor el remedio que la enfermedad. Y es que resulta que lo que algunos llamaban a mi patología algo puramente ‘estético’, resultó ser un tumor con el que tendría que convivir toda mi vida”, ha narrado.

Vocación por la Medicina


Este nuevo equipo, compuesto por un neurorradiólogo, un radiólogo intervencionista y un cirujano plástico permitió a El Farh cumplir su sueño. “Hay una frase que me decía mi cirujano plástico siempre y es que es mejor decir la verdad, por muy dura que sea, y lugo trabajar para revertir la situación, que dar falsas esperanzas de algo que no sabes cómo va terminar”, ha recordado. La admiración y el agradecimiento que sentía hacia estos profesionales crearon en ella la necesidad de hacer también lo mismo y ayudar a las personas, y para ello, tenía que convertirse en médica.

Con este objetivo claro en mente consiguió entrar en Medicina después de hacer un año de Enfermería, porque no le dio la nota en la EvAU. El Farh estaba feliz de haberlo conseguido, pero su patología no le daba tregua. "Tenía que compaginar la universidad con visitas al hospital para evitar que me realizaran una amputación", ha resaltado.

Del hospital a estudiar Medicina, y viceversa


Las continuas curas que requería El Farh obligaron a su padre a que "muchas" mañanas no fuese a trabajar para poder llevarla al centro hospitalario. Para ella, esta situación fue "muy dura". Tanto que llegó incluso a plantearse pausar sus estudios de Medicina hasta recuperarse. Tras sopesarlo, se dio cuenta de que la facultad era lo único que le sacaba de ese bucle que estaba viviendo y dedició continuar su formación. “Puede sonar hasta cierto punto tóxico, pero realmente no dejar la Medicina fue mi tabla salvavidas”, hare afirmado.


"Puede sonar hasta cierto punto tóxico, pero realmente no dejar Medicina fue mi salvavidas"



Vida social en la Facultad de Medicina


Sobre las relaciones sociales en la facultad, esta estudiante resalta que nunca ha sido de abrirse emocionalmente con sus compañeros universitarios sobre su patología, y menos con el bullying que sufrió de adolescente. Aunque siempre que lo ha hecho ha sido con una sonrisa. “Nunca me ha gustado ese sentimiento de pena o ver que se compadecen de mí por algo que yo ya tengo asumido”, ha incidido.

Aun así, su grupo de amigas ha sabido “manejar” que tuviese una enfermedad con el tiempo. “Conocen cuando me toca la revisión con Oncología, me dicen que no vaya a clase si saben que estoy con una recaída y tengo trombos. Me pasaban los apuntes cuando tenía que pasar el 75 por ciento de mi tiempo en el hospital, y me explicaban la materia cuando yo no entendía algo. Siento que les tocó aprender sobre mi patología en el peor momento y lo consiguieron hacer muy bien”, se ha sincerado visiblemente emocionada.

Youssra durante sus prácticas de Medicina.



Prácticas en Medicina con una malformación vascular


En su universidad, las prácticas empiezan en segundo de carrera, aunque a causa del coronavirus no lo hicieron hasta tercero, lo que ayudó a recuperarse durante más tiempo para empezar esta nueva etapa con más fuerza. De hecho, la mayoría de rotaciones -que son de semanas- por los Servicios fueron “muy bien”, aunque recuerda que en uno estuvo con un zapato ortopédico porque coincidió con que tuvo una recaída y era “incapaz” de meter el pie en sus zapatillas. “Eran cosas puntuales, ya que todos mis supervisores se intentaban ajustar en la medida de lo posible a mis citas médicas”, ha indicado.

En la actualidad, El Farh es estudiante de sexto de Medicina y se está preparando el MIR. Su sintomatología es estable y los médicos han conseguido poner en ‘stand by’ su enfermedad, gracias principalmente a un medicamento recetado por su oncóloga. “Ya no llevo muletas, que antes las llevaba. Incluso a veces usaba una silla de ruedas”, ha reconocido.

Futuro laboral en Radiología


Esta última etapa universitaria y con vistas a la preparación para convertirse en especialista la afronta con “muchas ganas e ilusión”. Según afirma a este periódico, hará Radiología y es consciente de que cada vez está más cerca de cumplir lo que algún día fue un sueño. “Es cierto que pasar de vivir con incertidumbre de no saber cuándo me voy a poner mal, a estar estable sin preocupación, ha supuesto una liberación que me ha permitido estar más presente de mi realidad. Supongo que es el trabajo de años con mis psicólogos”, ha concluido.
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