Carla Morales, enfermera y estudiante de sexto de Medicina.
Dentro de la Medicina hay historias de
superación y perseverancia dignas de admirar. Un claro ejemplo es el de
Carla Morales, una enfermera que, desde su niñez, siempre quiso
convertirse en cirujana y que, aunque todavía no ha conseguido alcanzar ese sueño, no hay duda de que lo logrará. Pero no es lo único admirable de esta futura médica. Y es que, además de estar
estudiando sexto de Medicina y trabajando de enfermera tiene una pasión que no puede ignorar:
el baile. De hecho, compagina su labor dentro del sector sanitario con sus clases como
profesora de bachata en una academia, aunque donde realmente sobresale es en la
danza clásica. "Mi vocación es la Medicina, pero tengo alma de enfermera", ha afirmado.
Aunque parezca que el sector sanitario no tiene nada que ver con el mundo del baile, Morales subraya que tienen más de lo que se piensa.
“En los dos hay cualidades como la disciplina, vocación, entrega y dedicación. Aunque si tuviese que definir esta relación con una frase sería
conexión con el prójimo”, ha indicado.
De hecho, a Morales estas actitudes no le faltan. Desde niña siempre ha tenido el deseo de convertirse en cirujana, pero
su ‘ajetreada’ vida donde compaginaba los estudios con el
conservatorio de danza le impidieron conseguir la nota necesaria en la
EBAU. “Me esforcé todo lo que pude. Pero tenía claro que,
si no conseguía entrar en Medicina, dedicaría mi vida a los demás en otra profesión”, ha explicado.
Entrar a Enfermería como vía para acceder a Medicina
De esta forma, encontró en Enfermería una vía para sentirse realizada con los demás. “Allí conseguí la base necesaria para solidificar la estructura de conocimientos que necesitaba para prepararme y ser una buena médica”, ha reconocido. Durante la formación como enfermera estuvo "muy contenta" porque
la Medicina que le enseñaban estaba "muy enfocada" al cuidado de las personas. Aún así, esa idea de ser cirujana no se disipaba, y buscó la manera de conseguir alcanzar su objetivo.
Y lo hizo, siendo una de las mejores notas de su promoción y una de las cinco elegidas para entrar por la
vía de graduados a Medicina. “Literalmente me transcribía las clases, buscaba apuntes de todo el mundo y escribía palabra por palabra todo lo que los profesores decían. Y así fue cómo logré los mejores resultados”, ha incidido.
Trabajar como enfermera durante la carrera de Medicina
En paralelo, Morales no podía permitirse volver a estudiar una carrera porque
no tenía la suficiente solvencia económica para ello. Por tanto,
empezó a trabajar como enfermera en un “montón” de hospitales de la Comunidad de Madrid, donde actualmente sigue a la vez que estudia Medicina. “Sobre todo busco centros de
tercer nivel para intentar abarcar todas las ramas de conocimientos que todavía no he podido conseguir. He intentado estar en Servicios que no iba a ver hasta el
MIR”, ha explicado.
Cuando comenzó la carrera de Medicina ella continuaba en el
conservatorio de danza, ya especializada en la rama clásica. Si cuando estudiaba Enfermería ya era complicado compaginarlo,
ahora en su nuevo camino profesional era prácticamente imposible, y tuvo que tomar
la dura decisión de abandonarlo.
Ser profesora de baile mientras estudias Medicina y trabajas de enfermera
Aun así, el baile sigue en su vida. Actualmente es
profesora de bachata y entrena casi a diario para lograr un nivel competitivo internacional. Además,
lo compagina con su trabajo como enfermera en una UCI neonatal, la preparación del TFG de Medicina y, a su vez, está de prácticas en la facultad.
Un día normal en la vida de Morales podría ser caótico para cualquier otra persona. Un jueves por ejemplo se levanta temprano y se dirige hasta su hospital a hacer las prácticas. A las 15 horas, cuando termina, va al gimnasio, aunque es cierto que no va todos los días, sino que tres o cuatro veces por semana. Tras un rato haciendo ejercicios se marcha a la biblioteca, después regresa a casa a ducharse y cenar, y a las 22 horas tiene su clase de bachata. “
Me quedo luego un rato bailando con la gente y regreso sobre las 24 horas”, ha detallado.
Todas estas actividades diarias, en un primer momento, parece que ocupan las 24 hora de su día a día, pero Morales reconoce que, incluso con todo eso,
tiene tiempo libre para disfrutar con sus seres queridos. “Lo único es que soy selectiva con quien paso mis ratos libres.
Necesito gente que me aporte”, ha incidido.
Para concluir, Morales ha reconocido que le encantaría
convertirse en cirujana maxilofacial o plástica, esas son sus dos mayores ilusiones, y espera conseguirlo a pesar de la exigencia y conocimientos que todo ello conlleva. “Quiero dar más humanismo a la rama que elija. Mi toque personal de estar acompañado en el proceso al paciente todo el tiempo que sea necesario.
Estoy segura de que la Medicina es mi vocación, aunque tengo alma de enfermera”, ha concluido.
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