Exteriores del campus de la UCM.
Los estigmas y los estereotipos siempre han acompañado a los
estudiantes de Medicina, quienes a menudo son percibidos como
amantes de la cafeína, adictos al trabajo y, según algunas creencias populares,
propensos al consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, detrás de este mito se esconde una realidad más compleja. Para arrojar luz sobre esta cuestión,
Redacción Médica ha hablado con
Gabriel Rubio, psiquiatra y vicedecano de integración en la
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, quien lideró un estudio en el que se evaluó el consumo de sustancias entre los estudiantes de Medicina en comparación con otros programas académicos.
Los resultados del estudio sorprendieron a muchos. A pesar de la creencia de que los futuros médicos podrían
recurrir al alcohol como un medio para lidiar con el estrés y las presiones académicas, los datos
no respaldaron esta percepción. La encuesta, que
recopiló respuestas anónimas de 602 alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, mostró que los niveles de consumo de alcohol, cocaína y cannabis entre los estudiantes de Medicina eran
similares a los de su grupo de edad en la población general, tal y como ha explicado Rubio.
El consumo de alcohol y la salud mental de los estudiantes
La percepción de que los estudiantes de Medicina son más propensos al consumo de sustancias puede tener sus raíces en varios factores. Uno de ellos es la imagen pública de los médicos, que a menudo se retrata en los medios de comunicación como personas sometidas a
grandes cantidades de estrés y largas jornadas de estudio que podrían recurrir al
alcohol como vía de escape.
"Los estudiantes de Medicina son personas que siempre han puesto en la balanza lo positivo de estudiar"
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Sin embargo, Rubio enfatiza que
estos estereotipos no reflejan la realidad que encuentran en su estudio. La formación rigurosa y la dedicación que requiere la carrera de Medicina no parecen ser un factor determinante en el consumo de sustancias. “Por tener más formación no hay mayor consumo”, explica el psiquiatra, que opina que los estudiantes de Medicina son, en su mayoría, personas con altos estándares académicos que
priorizan su carrera sobre otras actividades de ocio. “Son personas que casi
siempre han puesto en la balanza lo positivo de estudiar”.
El mito del consumo excesivo de alcohol entre los estudiantes de medicina puede haber sido desacreditado, ya que
solo 49 estudiantes de los 769 encuestados en esta facultad (entre los que encuentran alumnos de Medicina, de Nutrición y de Terapia Ocupacional) se encuentran en el grupo que puede presentar un consumo de
riesgo entre moderado y alto.
A pesar de esto, aún persisten desafíos significativos en lo que respeta a la
salud mental y el bienestar de estos futuros médicos y profesionales sanitarios. Una de las cosas que el vicedecano destaca dentro de las conclusiones de la encuesta, es que
el uso de teléfonos móviles era sorprendentemente alto entre este grupo de estudiantes.
Los verdaderos riesgos detrás del estigma
Más de la mitad (535 estudiantes) presentaban un riesgo entre moderado y alto de
adicción al móvil, y 440 alumnos tenían
sensación de pérdida de control por el uso de este dispositivo. La encuesta también reveló que algunos recurrían a la
comida como una forma de
regular sus emociones, lo que podría llevar a problemas de salud mental y trastornos alimentarios.
Respecto a los problemas de alimentación, el psiquiatra destaca que lo que se puede observar tanto con estos estudios, como con sus pacientes en el hospital, es que “lo que le pasa a los estudiantes
no es ni más ni menos que lo que está pasando la población general”. A pesar de esto, es una cuestión que no deben obviar, ya que los resultados mostraron que los estudiantes encuestados presentaban un
riesgo entre moderado y alto de sufrir un
Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA).
“No observamos grandes diferencias entre los alumnos de Medicina y los alumnos de otros grados. Estos estudiantes
no tienen más problemas que otros, aunque su carrera sea muy exigente”, puntualiza. A pesar de esto, la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense está implementando
talleres destinados a ayudar a los estudiantes a gestionar mejor las nuevas tecnologías y comprender la relación entre las emociones y la alimentación, con el fin de abordar estas preocupaciones.
“Los médicos no tenemos más problemas de adicciones de los que tiene la población general, pero
tampoco tenemos menos. Haber hecho esta carrera, no nos deja un escudo protector contra el consumo y la dependencia”, matiza Rubio.
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