Las facultades analizan las consecuencias ante un déficit de espacios y médicos asociados

Antoni Trilla, decano de la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y Anna Casanovas, decana de la facultad de Medicina de la Universidad de Lleida.
Antoni Trilla, Anna Casanovas y Javier Arias, decanos de Medicina de las universidades de Barcelona, Lleida y la Complutense de Madrid.


13 sept. 2023 17:45H
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A raíz de que la Universidad Complutense de Madrid cancelara el inicio del curso de las carreras de Enfermería, Podología y Fisioterapia por el aumento de alumnos que ha llevado a descuadrar la organización de las clases y ante la preocupación que también acecha a la facultad de Medicina, como aseguró el propio decano, Redacción Médica ha analizado la situación con otras facultades, no solo por la incertidumbre en el rumbo que tomarán los cursos venideros, sino por los problemas que podría acarrear el incremento de alumnos en los convenios con hospitales, lo que podría provocar un colapso en las prácticas clínicas. 

Las alarmas de Enfermería en la Complutense alertaron al decanato de Medicina, donde el nuevo curso ha llevado a una masificación de los estudiantes y, a pesar de haber seguido adelante con el inicio de las clases, la situación que se ha generado es la de una "tormenta perfecta" por el déficit de espacios, déficit de profesorado y déficit de recursos. En el primer curso de Medicina se ha pasado de 295 alumnos el pasado año a 334; en el grado de Nutrición, los alumnos han aumentado en un 25 por ciento y en Terapia Ocupacional hasta un 40 por ciento.

Desde la facultad de Medicina en la Universidad de Lleida, aseguran que están "más tensionados" pero que, por el momento, no están "en el caos". Su decana Anna Casanovas, reconoce que a pesar de que "no sintieron presión" por parte del Ministerio, en un primer momento la preocupación fue grande. "Sí es cierto que, cuando nos lo plantearon, de entrada las facultades de Medicina lo vimos preocupante, por la falta de recursos y de profesorado, pero aceptamos el reto y aumentamos un 10 por ciento, que para nosotros son 12 alumnos más", reconoce.

Y es que el aumento de plazas en Medicina se ha cuestionado por varias entidades en numerosas ocasiones. A quienes les afecta directamente en su calidad de aprendizaje, los alumnos, han defendido que esto supondrá un embudo que "no resolverá la precariedad de la profesión". Además, de cara a la Formación Sanitaria Especializada, la Asociación MIR ya apuntó a Redacción Médica que este problema suponía "empezar a construir la casa MIR por el tejado": "No podemos permitir que la respuesta sea formar más médicos que después sigan teniendo condiciones precarias. Cuando se gradúen y lleguen al sistema MIR, quizá se vean obligados a asumir condiciones peores por la alta competitividad que supondría que hubiese más demanda que oferta y, definitivamente, no nos parece una vía para mejorar el sistema sanitario", reconocen.


"Los médicos asociados no pueden pasar de llevar 8 a 16 alumnos, se deberían admitir a más vinculados para poder garantizar unas prácticas clínicas de calidad"



Posibles soluciones: más profesores médicos asociados


Antoni Trilla, decano de la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, remarca que, como principal consecuencia, se podrían dar algunos colapsos en "especialidades más minoritarias", con menos Servicios. "Seguramente tengamos algún problema en Otorrinolaringología u Oftalmología, pero confiamos en organizarlo bien con los centros durante este tiempo para poder enviar a todos los alumnos sin especiales problemas", destaca.

Para minimizar daños, desde la facultad explica que lo "más importante" en el punto actual es que la administración les garantice "luz verde" para contratar más profesores médicos asociados. "Los que colaboran ahora no pueden pasar de llevar 8 a 16 alumnos, esto va a ser un problema importante, pero es fácil de resolver. Deberían admitir más profesores asociados médicos garantizar prácticas clínicas de calidad tras el aumento de alumnos", reconoce.

Trilla matiza que sus alumnos, a partir de tercero de carrera, "pasan más tiempo en los hospitales que en la universidad", por lo que estas prácticas clínicas "son un componente importante". "Tenemos que tener instituciones sanitarias que puedan acoger a estos alumnos, e intentar que en los hospitales haya más de una persona con vinculación a la universidad, pero es complicado porque estamos limitados. Nosotros ya hemos expresado nuestro interés de contratar más profesores médicos, pero deberían tener un mayor reconocimiento en su carrera profesional que los ayude a promocionar", matiza.


Un impulso a las prácticas en Primaria


El incremento propuesto por Sanidad afectará a las facultades en los cursos 2023-24 y 2024-25. En cuanto a los convenios con los hospitales, Casanovas explica que durante este curso, los grupos nuevos con más alumnos no van a hacer prácticas en dichos centros, por lo que tienen un "tiempo extra" para trabajarlo. "Además, consideramos que en segundo curso, el hecho de que vayan al hospital no favorece mucho su formación, y por ello hemos decidido que hagan prácticas en centros de Atención Primaria. Será mucho más útil, porque cuando entran en el segundo semestre de segundo, tienen muchos conocimientos anatómicos y fisiológicos, pero todavía no están dentro del mundo de la clínica. No queremos que haya alumnos que se paseen por los pasillos de un hospital", insiste.

Con este año que tienen para trabajar "con tranquilidad" y ver cómo afecta el incremento de alumnos a las prácticas, desde la facultad de Lleida tienen previsto varias reuniones con los gerentes de los hospitales. Unas reuniones que también se han dado en la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Su decano, Antoni Trilla, subraya a este diario que "están advertidos de cara a los cursos venideros", pero se muestra optimista y asegura que, en conjunto, saldrán de esta "sin daños especiales".


"Si esto se mantuviera en el tiempo, acabaríamos colapsados"


Cuestión de previsión


Más allá de los cambios en las prácticas clínicas, desde Lleida reconocen que, con previsión, han podido adecuar las aulas para los nuevos alumnos. "Con tiempo, hemos hablado con el vicerrectorado sobre las infraestructuras y hemos hecho pequeños cambios como poner una fila más de sillas en las aulas. Ahora estamos estudiando muy a fondo si esto podría colapsar el sistema sanitario. Nuestra ciudad es pequeña, será duro y difícil pero los clínicos y la gerencia de los hospitales, han asumido esto y vamos a hacerlo. Es una medida de choque, serán dos promociones que tienen que terminar, y cada año pasarán más gente a los siguientes cursos", añade.

Sin embargo, Casanovas concluye que, si esto se mantuviera en el tiempo, se podría producir un riesgo de "acabar colapsados". "Es una medida que se nos ha pedido y que el Ministerio lo ha aprobado para dos cursos, pero las facultades para el año siguiente pueden decir que no pueden. El hecho de poder parar esto está bien, porque si somos responsables y queremos ofrecer calidad, tenemos que ver en qué situación estamos", subraya.
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