El 63 por ciento de encuestados estima que menos de un cuarto de los puestos de liderazgo los ocupan enfermeras.
La diferencia entre el número y la calidad de los
puestos de liderazgo que asumen médicos y enfermeros ha sido el objeto de estudio de una
encuesta reciente del NEJM Catalyst Insights Council, que refleja que además de la minoría en la que se encuentran los segundos, un alto porcentaje de estos prefiere no dar el paso y mantenerse en sus funciones.
La encuesta se realizó entre médicos, responsables clínicos y jefes de atención médica, de los que casi tres cuartas partes respondieron que los altos cargos de enfermería deben considerarse del mismo modo que los líderes médicos en lo que a la prestación de atención se refiere. "Creo que las organizaciones ahora se están dando cuenta de que la capacitación en liderazgo y los
puestos de liderazgo para enfermeras son inversiones muy importantes para el éxito de su fundación, que es la atención al paciente", señala
Susan Robel, directora de Enfermería y de Experiencia del paciente en Geisinger, entre otros puestos.
Menos de una cuarta parte de las enfermeras tiene interés en asumirlos: aman lo que hacen y no quieren ir más allá
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En esta línea, casi dos tercios de los encuestados, un 63 por ciento, estiman que
menos de una cuarta parte de los roles de liderazgo en sus organizaciones están ocupados por enfermeras. Algunos responsables como
Stephen Swensen, profesor emérito del Colegio de Medicina de la Clínica Mayo, del Instituto para la mejora de la Atención Médica y experto en cuestiones de liderazgo de
NEJM, asegura que si
la falta de representación de enfermeras en los altos cargos no se corrige tendrá un
impacto negativo en la capacidad de una organización para transformar la manera en la que se presta la atención.
La encuesta revela además un alto desinterés por asumir estos puestos, ya que más de la mitad de los participantes -un 58 por ciento- considera que
menos de una cuarta parte de las enfermeras están interesadas en asumirlos. Son profesionales que pasan años entrenando, que aman lo que hacen y no quieren ir más allá, según Swensen, añadiendo que las organizaciones deben atraerlas para que cambien de posición, de al lado de la cama a los puestos de liderazgo.
Dos causas del desinterés y barreras reales
Según el experto, es difícil determinar si el desinterés proviene de no querer hacer más función que la de atender a los pacientes o porque
muchas de ellas no ven un camino marcado hacia el liderazgo en su organización. Por ejemplo, los encuestados que no son enfermeras eran más propensos a vislumbrar una trayectoria de liderazgo -un 68 por ciento- que las enfermeras -un 48 por ciento-.
Además Swensen señala que hay barreras reales para el avance, como un
sesgo de género inherente, y que las enfermeras con más
consideradas como "hacedoras" en lugar de estrategas, una percepción que los encuestados distinguen como la tercera barrera más difícil para sortear por quienes quieren asumir altos cargos.
Por último, la encuesta permite constatar que los centros académicos y los sistemas de salud
más grandes tienen mayor capacidad de ofrecer trayectorias de liderazgo para las enfermeras, mientras que los hospitales más pequeños tienen mayor dificultad.
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