Manuel Cascos, presidente de Satse.
El
Sindicato de Enfermería (Satse) ha denunciado que
Galicia y
La Rioja son las dos únicas comunidades autónomas que permanecen en el
“farolillo rojo” al no haber acreditado aún a sus enfermeras y enfermeros para que puedan
indicar y usar medicamentos como, por ejemplo, las vacunas contra el
Covid-19, con todas las garantías jurídicas.
Transcurridos más de dos años y medio desde la entrada en vigor del
Real Decreto de prescripción enfermera, las consejerías de Sanidad de Galicia y La Rioja y Madrid siguen sin aprobar la regulación que permita acreditar a las enfermeras y enfermeros de su respectivos servicios de salud para que puedan indicar y usar medicamentos
sin el riesgo de que sean denunciados por cometer intrusismo profesional.
Sarse recuerda que el hecho de que las enfermeras y enfermeros de estas autonomías no estén acreditados aún para indicar, utilizar y autorizar la dispensación de fármacos, como las vacunas, supone en la práctica que cualquier persona debe tener antes una necesaria prescripción clínica lo que conlleva más lentitud, burocracia e ineficacia.
El Sindicato de Enfermería subraya que la tramitación administrativa pertinente para regular este asunto ha sido
dispar a lo largo de los dos últimos años, ya que ha habido comunidades autónomas que han sido más diligentes y ágiles que otras, aunque, en términos generales, podría haberse generalizado antes para que todos los enfermeros y enfermeras, independientemente del servicio de salud en la que ejercen su labor, tengan los
mismos derechos y garantías.
La última autonomía que ha publicado la Orden correspondiente en días pasados ha sido la de
Madrid, aunque solo ha autorizado a las enfermeras y enfermeros del Sermas y
no ha tenido en cuenta a los profesionales que ejercen en la sanidad privada y otros ámbitos, un aspecto criticado desde el Sindicato.
La organización sindical reclama que Galicia y La Rioja se sumen pronto al resto de comunidades autónomas y acrediten, de una vez por todas, una actuación asistencial que realizan las enfermeras y enfermeros de forma habitual
“y que, sin duda, beneficia a la atención y cuidados que se prestan a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía”, añade.
“Es absolutamente incomprensible que una tramitación administrativa que
no tiene ninguna complejidad y que puede hacerse realidad en cuestión de semanas si se tiene la voluntad adecuada siga pendiente desde hace más de dos años y medio”, afirman desde el Sindicato.
Por último, Satse reitera que la prescripción enfermera
facilita un mayor acercamiento del profesional y el paciente, y le ofrece una mayor seguridad, ya que hay un control más cercano de la evolución del tratamiento a seguir, se detectan mejor posibles efectos adversos y se propicia un mejor cumplimiento terapéutico. Supone, además, una herramienta para
garantizar la continuidad de los cuidados y agilizar la toma de decisiones.
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