El seguimiento del bebé en las UCI o en plantas es ahora más completo



15 feb. 2013 17:12H
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Javier Barbado. Madrid
Los cuidados del recién nacido en las unidades de vigilancia intensiva (UCI) y en las plantas han revolucionado el papel de la enfermera pediátrica, que se debe adaptar a nuevas técnicas y estrategias que han demostrado su utilidad tanto en la literatura científica como en la práctica clínica, de acuerdo con las declaraciones para Redacción Médica de Purificación González, una experimentada enfermera con mucha experiencia en esta clase de atención sanitaria y dilatada trayectoria académica como docente e investigadora en la Universidad Europea de Madrid (UEM).

Purificación González posee una vasta experiencia como enfermera en UCI pediátricas.

Desde su punto de vista, la formación específica resulta clave en esta área de la Enfermería como en el resto de la disciplina, pero también los medios disponibles en cada centro sanitario e incluso la experiencia y motivación de los profesionales. En el campo del desarrollo del neonato, en efecto, se han introducido mejoras sustanciales antes ignoradas como, por ejemplo, el grado de luz que impacta en los pequeños, el silencio del entorno en el que se alojan o el contacto directo con los padres: “Todo ello implica un cambio muy importante en la manera de trabajar que no todas las enfermeras asumen de la misma manera; por lo general, las más jóvenes lo hacen antes y mejor que las que llevan quince o veinte años, pero esto no siempre es así y, a veces, sucede al revés”, ha explicado.

Estos métodos de reciente implantación proliferan –según apunta González– en centros y hospitales de todo el país como, por ejemplo, el Puerta de Hierro y el Hospital de Fuenlabrada de Madrid o, también en la capital, la UCI neonatal del 12 de Octubre: “Dispone de flexos, control de la luminosidad… ; se procura molestar menos al bebé, facilitar su contacto “piel con piel” con la madre…”, en definitiva nuevos protocolos de cuidado y seguimiento.

Sin embargo, la entrevistada tampoco obvia los retos a que se enfrenta no ya la especialidad en el cuidado enfermero pediátrico, sino la Enfermería en su conjunto, víctima de un sistema sanitario jerarquizado en el que predomina el poder del médico, por un lado, y de los valores masculinos, por otro. “Los presidentes de los colegios profesionales son hombres, y, aunque hay muchas directoras de Enfermería, a menudo los cargos con capacidad de decidir los ostentan varones, pero esto se encuadra en una cultura en la que predominan esos valores”, se lamenta.

En cuanto al Plan de Bolonia y el Espacio Europeo de Educación Superior, para González hace sobrada justicia a la profesión, ya que la diplomatura “no tenía sentido” por cuanto no reconocía los créditos y conocimientos acumulados por los estudiantes de Enfermería, que ahora terminan su Grado como cualquier otro licenciado en una carrera universitaria y poseen acceso directo al máster y al doctorado si desean proseguir sus estudios.

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