Raquel Rodríguez, Florentino Pérez Raya y Guadalupe Fontán.
La sobrecarga de trabajo existente en el Sistema Nacional de Salud (SNS) incide con fuerza en la salud mental de los sanitarios. Las enfermeras no se libran de esta lacra. Según una encuesta del Consejo General de Enfermería (CGE),
nueve de cada 10 profesionales ha tenido problemas psicológicos por la presión asistencial. Asimismo, el 23 por ciento ha precisado de una baja laboral por la saturación existente en hospitales y ambulatorios. Datos preocupantes que potencian el abandono de sus funciones y por ende un incremento de las listas de espera y una peor atención al paciente.
"Los políticos tienen que empezar a poner los medios necesarios para dar respuesta a este problema", ha destacado el presidente del organismo colegial, Florentino Pérez Raya, durante la presentación del 'Estudio sobre el impacto de la presión asistencial en la profesión enfermera'. Un informe basado en un cuestionario realizado a casi 10.000 profesionales de este ámbito sanitario. De sus respuestas se desprende una importante conclusión:
el escenario es peor que tras el coronavirus, cuando se dieron altos niveles de saturación en todos los centros del país. "Los resultados son peores que hace dos años", ha puntualizado la secretaria general del CGE, Guadalupe Fontán.
Así,
el 56,1 por ciento de las sanitarias que respondieron las preguntas de la entidad considera que su situación laboral es peor que antes del inicio de la pandemia. Tan solo el 8,3 por ciento indica que esta ha mejorado. Una proporción inferior a la recogida en 2022, año en el que se llevó a cabo un estudio de características similares. "Parece que las administraciones han olvidado todo de golpe. ¿Cómo es posible que no se haya cuidado a nuestros profesionales y que quienes toman las decisiones no recuerden la importancia de mantener una buena sanidad?", ha apuntado Pérez Raya.
"Los políticos tienen que empezar a poner los medios necesarios para dar respuesta a los problemas enfermeros", ha señalado Pérez Raya
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El
volumen de trabajo es la principal razón que esgrimen las encuestadas como causante de sus males a lo largo de su jornada laboral. Es más, las profesionales de Enfermería puntúan con un 8,62 sobre 10 este exceso, una calificación que es todavía mayor en las área sociosanitaria y hospitalaria, donde se registra una alta saturación debido al alto flujo de pacientes y la falta de profesionales.
Consecuencias emocionales unidas a la sobrecarga de trabajo
Buena parte de las más encuestadas han padecido algún problema de
salud mental producido por su rutina. En concreto, el 86,1 por ciento ha sufrido episodios de
estrés -en el 36 por ciento se manifiestan de forma muy frecuente-, el 66,6 %,
ansiedad -muy habitual en el 23 por ciento-; el 60 por ciento,
insomnio -casi el 24 por ciento acostumbra a tener dificultades para conciliar el sueño-, y el 27,2 por ciento,
depresión -un 7 por ciento declara pasar momentos relacionados con esta patología varias veces a lo largo del año-.
Unos números que preocupan a los representantes de la profesión, que demandan "barreras y mecanismos de prevención" para evitar llegar a estos cuadros patológicos. "Es fundamental cuidar al cuidador y tenemos que hacerlo desde el inicio", ha remarcado la vicepresidente del CGE, Raquel Rodríguez. En este sentido, la entidad de la que es miembro labora en
un plan similar al Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime), con la intención de poder dotar de asistencia a las enfermeras que atraviesan complicaciones psicológicas. Asimismo, han demandado que se incluya a los sanitarios en la Estrategia Nacional de Salud Mental, dado que son las profesiones más afectadas por patologías de tipo mental.
Según los datos presentados por la alianza de colegios profesionales de Enfermería, el
63,1 por ciento de las consultadas han necesitado ayuda profesional a nivel psicológico. Sin embargo, solo el 37,8 por ciento de estas profesionales han tenido acceso a consulta.
Aumento de las bajas laborales
Dichas afecciones se traducen en que muchas enfermeras opten por hacer un paréntesis en sus funciones laborales. Así,
el 23 por ciento de las profesionales ha revelado que se ha visto obligada a pedir la baja laboral por algún problema derivado de la carga emocional que genera la presión asistencial. Un importante avance respecto a los datos de 2022, cuando el 16,5 por ciento optaron por esta vía. "Si esto se convierte en una tendencia, no quiero imaginarme que porcentaje puede darse en una década", ha aseverado Fontán.
También preocupa que
el 60 por ciento haya pensado en algún momento en dejar la profesión. "Son casi 13 puntos porcentuales más que en el anterior estudio", ha lamentado la secretaria general del organismo, quien ha apuntado que este dato se ubicó en un 46,5 por ciento hace dos años. A su vez, el 36,1 por ciento ha declarado que no volvería a estudiar Enfermería, un porcentaje superior al 28,4 por ciento de 2022. Además, el 34 por ciento de las enfermeras cerca de los 65 años reconoce que
preferiría prejubilarse y asumir las consecuencias económicas de dar este paso que continuar con su empleo.
"Seis de cada 10 enfermeras han pensado en abandonar la profesión", han revelado datos del estudio elaborado por el CGE
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Esta información puede suponer graves consecuencias en el desarrollo de la profesión enfermera. La pérdida de profesionales ocasionaría una sobrecarga todavía mayor de los servicios de salud, lo que elevaría el volumen de pacientes atendidos por las sanitarias que decidan mantenerse en su puesto de trabajo. El CGE ha alertado que España
requiere 123.000 empleadas con este perfil para aligerar la presión asistencial e
igualar la ratio de trabajadora por cada 100.000 habitantes de la mayoría de países europeos.
Mayor reconocimiento de Enfermería
Pese a esta escena pesimista, el número de enfermeras que abandona su puesto de trabajo no es superior por el
carácter vocacional de la profesión. No obstante, esta tiene que ir acompañada por medidas que garanticen mejores condiciones laborales para esquivar los males que damnifican a las egresadas de Enfermería en su trabajo diario.
Por ello, desde el CGE piden que
se fomente la contratación de enfermeras en el SNS, además de valorar la importancia de sus labores en hospitales, centros sanitarios y residencias. De esta forma, los representantes del organismo colegial han destacado que se debe avanzar en
la creación de la categoría A unificada en la Administración -cambio que traería mejores salarios y acceso a puestos directivos-, impulsar
el desarrollo de las especialidades en todas las comunidades autónomas y permitir la conciliación entre la vida laboral y familiar.
Estas demandas, junto a los resultados de este estudio, serán presentados por el estamento colegial de Enfermería al secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, en
un futuro encuentro para tratar los problemas que dañan al sector. "Ya es hora de que se hagan realidad las soluciones que prometen. Nuestra profesión está al límite", ha sentenciado Pérez Raya.
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