La presidenta de Faecap, Esther Nieto; y la vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría, María del Mar Rodríguez.
La simbiosis es el estado en el que vive la instrucción de los futuros especialistas de
Familiar y Comunitaria. Según el nuevo programa formativo de la disciplina sanitaria, las unidades docentes deben estar compuestas por cuatro facultativos y
dos enfermeras de dicha rama, además de cuatro profesionales más del campo de los cuidados generales. Este equipo tutor es el requerido para conservar la acreditación que permite recibir MIR y EIR. No obstante, el escaso desarrollo de la especialidad de Enfermería de Familiar y Comunitaria en varias comunidades autónomas hace que esta disposición no siempre se cumpla. Una problemática que
se da más por términos legales que por escasez de plantilla.
La presidenta de la Federación de Enfermería Comunitaria y Atención Primaria (Faecap), Esther Nieto, ha puntualizado que conseguir a dos tutoras especialistas para cada unidad docente no es complicado dado el volumen de profesionales existentes en la actualidad."Para las necesidades actuales existe el número de sanitarias suficiente", ha señalado a
Redacción Médica. En total, España
cuenta con 16.948 enfermeras de Familiar y Comunitaria. Se trata de la disciplina EIR con mayor peso de las siete existentes, a la vez que también es la que más plazas recibe en cada convocatoria de Formación Sanitaria Especializada (FSE). Solo en la última, se ofertan 919 plazas, casi el doble que la segunda con más vacantes, Enfermería Obstétrico-Ginecológica, que apuntó 451.
De esta forma, las unidades docentes acostumbran a tener especialistas de Familiar y Comunitaria. Pero,
no siempre aparecen contratadas como reza su formación. Una tesitura derivada de los distintos ritmos de implantación de la mencionada rama enfermera en las comunidades autónomas. Por ejemplo, según un informe de Faecap, Cataluña y la Comunidad de Madrid todavía no tienen aprobada
la categoría profesional en la que se debería incluir a estas empleadas del ámbito de la salud. Además, buena parte de las regiones no cuentan con puestos funcionales para esta rama sanitaria, lo que complica definir dónde trabajarán las tenientes de esta titulación.
Diferentes escenarios
"El funcionamiento de las unidades docentes depende de cómo esté implantada la especialidad en la comunidad autónoma", ha explicado Nieto. Una situación que da lugar a distintos escenarios dentro de las unidades docentes de Familiar y Comunitaria del Sistema Nacional de Salud (SNS), determinadas por
el desigual avance de la disciplina, creada hace dos décadas.
Nieto ha revelado cuatro panoramas diferentes. La primera, e ideal, son las unidades docentes en las que se cuenta con enfermeras de Familiar y Comunitaria y estas
están contratadas como especialistas. Es el caso de comunidades autónomas que han aprobado la categoría profesional y a posteriori han generado plazas para las tenientes de la disciplina, como son Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, País Vasco, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Murcia.
"Para las necesidades actuales existe el número suficiente de especialistas"
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Por otro lado, hay unidades docentes en las que las enfermeras cuentan con la especialidad, pero
están contratadas como "generalistas". Este supuesto es fácil que se de en las regiones con la categoría profesional, pero en las que no han creado vacantes para este perfil. Una circunstancia que se puede dar en Andalucía, Cantabria, Canarias, La Rioja, Baleares, Navarra y Asturias.
A su vez, esta segunda realidad es posible en los territorios donde no está instaurada la categoría profesional, como la Comunidad de Madrid y Cataluña, donde estas enfermeras son clasificadas en otros grupos. Eso sí, también corren el riesgo de que los puestos de las unidades docentes sean
ocupados por sanitarias que no cuentan con la especialidad demandada. "Esto puede hacer que la formación de
los residentes sea distinta entre comunidades autónomas", ha lamentado la presidenta de Faecap. Hay que señalar que las mencionadas regiones son las que más especialistas forman al año. Aproximadamente tres de cada diez provienen de centros madrileños o catalanes.
Así, Nieto ha remarcado que existen profesionales sin la formación requerida, pero que se mantienen como tutoras, debido a los años de experiencia que tienen en los servicios de Atención Primaria, ámbito de actuación principal de Familiar y Comunitaria. En algunos casos, profesionales que
no obtuvieron la titulación por vía excepcional, cuya última prueba se realizó en 2022.
"La falta de la especialidad puede afectar a la formación de los residentes"
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Además, la presidenta de Faecap ha afirmado que hay casos en los que las enfermeras -especialistas o generalistas-
no se dedican completamente a ejercer como tutoras y acompañar a las residentes. Entonces, las sanitarias compatibilizan sus funciones laborales con la instrucción de las futuras miembros de
Enfermería Familiar y Comunitaria, por lo que su respectivo servicio de salud tan solo libera a dicha empleada determinados días de la semana o el mes.
Las distintas variables coyunturales de las unidades docentes de dicha rama de salud
vienen dadas por el anterior programa formativo de Familiar y Comunitaria, en el que se demandaban dos enfermeras, pero la especialidad no era obligatoria, ya que todavía se encontraba en fase incipiente. Un horizonte que debería cambiar con su actualización. Eso sí, de momento, se desconoce el número de unidades docentes que serán capaces de aplicarla, según ha señalado el Ministerio de Sanidad a este diario.
Nieto ha confesado que el departamento gubernamental pretende realizar
una auditoría con la que evaluar la calidad de las unidades docentes. "Esperemos que sirva para identificar todos estos problemas y se planteen medidas organizativas adecuadas a cada área de capacitación. Y, por supuesto, que se cumpla la norma", ha aseverado.
La importancia de reconocer la especialidad
Desde la organización que representa al colectivo de la Enfermería Familiar y Comunitaria
reclaman que se complete su desarrollo, tanto para garantizar la multiprofesionalidad de las unidades docentes como para mejorar las condiciones laborales de dicho perfil sanitario y la propia asistencia al paciente. Progresar hacia la completa regulación de la disciplina permitiría
contar con un mayor volumen de profesionales y una formación sobresaliente. "La situación ideal es que todas las enfermeras de Atención Primaria con población asignada tengan la especialidad y que las dos tutoras puedan dedicarse a tiempo completo al EIR", ha asegurado Nieto.
Un mañana de tales características ayudaría a aumentar el número de plazas para residentes, lo que
permitiría dar solución a la alta demanda de especialistas que Faecap prevé en un futuro cercano. De momento,
el numero de plazas EIR para Enfermería Familiar y Comunitaria no ha dejado de crecer en las últimas convocatorias.
Contratos de Enfermería que no son por la especialidad
La
situación que está viviendo Familia no pasa desapercibida por otras especialidades que también esperan que sus programas formativos se actualizan cuanto antes, como es el caso de Pediatría.
María del Mar Rodríguez, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría (
AEP), defiende ante el escenario de que Pediatría sufra un déficit de enfermeros especializados que “lo absurdo de la situación es que se están formando
enfermeras especialistas y después
los contratos no son por la especialidad. No es que no haya enfermeras especialistas en Pediatría, es que no los contratan por ser enfermeras”.
"El problema no es el número de profesionales, sino cómo se hacen los contratos"
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Para la facultativa, estas especialistas “
no están donde tienen que estar y son necesarias, y suelen ser mandadas a las Unidades de Vigilancia Intensiva (UVI) de adultos en lugar de Atención Primaria o los Servicios de Pediatría. El problema no es el número de profesionales sino cómo se hacen los contratos”.
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