Marina Pollán, directora del Instituto de Salud Carlos III.
La recién nombrada directora del
Instituto de Salud Carlos III,
Marina Pollán, ha encontrado en su nueva mesa de trabajo varios asuntos pendientes de resolver. Desde la
Federación de Servicios Sociosanitarios de CCOO (FSS-CCOO) no tardaron en recordarle uno de los principales retos cuya consecución lleva enquistada varios años: la
mejora de las condiciones laborales -entre estas, las salariales-, de los investigadores con contratos precarios, que son, según el sindicato, el 90 por ciento. Y para lograrlo, la figura de Pollán inspira “confianza”. “Ella pasó por el
Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber) -uno de los centros dependientes del Carlos III-, así que todo el mundo está muy esperanzado”, asegura a
Redacción Médica María José Muriel, letrada del área de Acción Sindical de FSS-CCOO.
El sindicato fue claro en su reivindicación en redes sociales: “Hay que
desbloquear ya la negociación de los convenios colectivos” del citado
Ciber, además del
Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el
Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). Se trata, junto a la
Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), de los cuatro centros que forman parte del Instituto de Salud Carlos III.
Muriel explica que, aunque ninguno de los cuatro centros tiene convenio colectivo, la situación del Ciber es la más grave: “No cuenta con un edificio propio para trabajar, sino que tienen varios equipos de investigación repartidos en todo el país. Esa atomización da lugar a
condiciones laborales pésimas”. Según la responsable de CCOO, cerca del 90 por ciento de sus empleados cobra cantidades por debajo de las tablas salariales del propio Ciber.
El convenio colectivo para investigadores fallido en 2019
En 2019 hubo un intento fallido por poner solución al problema. Ese año, la dirección del
Ciber y CCOO firmaron el primer convenio colectivo para el personal de la empresa. “Este acuerdo regulará y homogenizará las
condiciones laborales y retributivas de los 900 trabajadores y trabajadoras que realizan su labor en los centros consorciados, tanto universidades como institutos, fundaciones y hospitales dependientes de las comunidades autónomas y de los que puedan integrarse en el futuro”, se anunció en su momento.
Tanto remar para morir en la orilla, dice el refrán. “Como el convenio incluía mejoras retributivas, tenía que pasar el corte del
Ministerio de Hacienda, y no le dio el visto bueno, así que el documento se quedó metido en un cajón”, recuerda Muriel.
Desde entonces, el acuerdo sí está en vigor, pero sólo en parte, “de manera extraestatutaria”, según la responsable de Acción Sindical de CCOO: “Se aplica en todo lo que no tiene que ver con sueldos, para eso está la tabla salarial que aprueba el Ciber todos los años, pero es que existen
diferencias de entre 8.000 y 10.000 euros anuales entre investigadores”.
"Hay diferencias salariales de entre 8.000 y 10.000 euros anuales entre investigadores"
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El origen de ello, según la abogada, está en las antiguas tablas salariales del centro, que distinguían entre
los empleados fijos y los temporales, cuya nómina era inferior a la de los primeros: “Esto se denunció y se consiguió que sólo quedara vigente una única tabla, la de los fijos, para todos, pero a los temporales se les sigue pagando por debajo de lo que, por su categoría, les corresponde. Hay incluso
sentencias estimatorias de nuestras denuncias para que los trabajadores cobren más, pero, aun así, sigue sin regularizarse su situación”, lamenta Muriel.
Más de un año negociando el nuevo convenio investigador
El último intento por acordar un convenio colectivo para el Ciber comenzó en noviembre de 2022, con un encuentro entre CCOO, responsables del Ciber y la Subdirección de Redes del Carlos III. “Nos propusieron adherirnos al convenio de la
Administración General del Estado (AGE), pero había gente que se quedaba fuera, así que iniciamos una nueva negociación”, concreta la abogada, que, sin embargo, denuncia los lentos y escasos avances que, al respecto, ha habido desde entonces.
“Nosotros mandamos nuestra documentación y, tras meses esperando y recibiendo largas, nos comunicaron que, desde mayo, por la
disolución de las Cortes para las elecciones generales, no se podía avanzar en nada, pero, mientras tanto, sí que se estaban publicando convenios de organizaciones públicas”, expone.
La responsable de CCOO acusa, además, al Carlos III de torpedear con excusas la negociación: “Nos han llegado a decir que el hecho de que
el Ciber tenga un convenio colectivo va en contra de la investigación, que ese centro está hecho para servir de trampolín para acceder a otros y que un convenio haría que los investigadores no quisieran irse”, detalla. De momento, la pelota está en el tejado del
Ministerio de Innovación, Ciencia y Universidades, y Marina Pollán se ha convertido ya en el clavo ardiendo al que se aferran los investigadores para poner fin a su precariedad laboral.
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