La docente Mercedes Peña aboga por una instructora activa para dotar de una buena tutorización a sus residentes

Mercedes Peña aboga por una tutora EIR activa a nivel asistencial y no solo dedicada a la docencia
Mercedes Peña, tutora EIR en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón.


10 ene. 2025 15:40H
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La labor de la enfermera especialista en el Sistema Nacional de Salud (SNS) no radica solo en tareas asistenciales. Además de los pacientes, están las alumnas. Un sector de las sanitarias tenientes de una de las disciplinas de Enfermería invierte una parte de su jornada a la tutorización de las futuras integrantes de la profesión. Formar parte del ámbito docente no es sencillo, ya que requiere tiempo y dedicación. "Es muy vocacional", ha destacado la tutora EIR de la unidad docente multidisciplinar del Hospital General Universitario Gregorio Marañón en el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental, Mercedes Peña. Y es que la instrucción no va acompañada del aminoramiento de la carga en atención.

Lo habitual es que una tutora dedique el 20-25 por ciento de su tiempo a las tareas relacionadas con la docencia. Horas que emplea en reuniones, sesiones con los residentes, coordinación de las rotaciones, asuntos burocráticos o revisión de material bibliográfico. Un listado de ocupaciones que asumen las enfermeras presentes en las unidades docentes de Familiar y Comunitaria, Geriatría, Salud Mental, Obstetricia-Ginecología, Pediatría y Laboral -aquellas correspondientes a sus especialidades, donde comparten espacio con Medicina-.

Sin embargo, esta serie de funciones no deben implicar que la especialista abandone sus funciones de atención al paciente. Según Peña, la tutora tiene que estar en "la dinámica completa de la profesión". "Una persona que se dedica solo a la docencia no tiene una visión completa de la realidad. Hay que pensar que muchas veces esta dista de lo que encontramos en los últimos artículos o libros de cabecera", ha agregado.


"La realidad muchas veces dista de lo que se ve en artículos científicos o libros de texto", ha asegurado Peña



De ahí, la necesidad de la vocación en la tutora EIR. Pese a que hay profesionales que se apuntan por la obtención de un certificado que mejore su vida laboral, la mayoría de las docentes lo hacen por la gratificación existente tras la formación de las próximas generaciones de enfermeras y por ende la aportación de su tarea al futuro de la cultura asistencial. Asimismo, supone una ‘reinvención’ constante del personal que se pone al frente de su instrucción. "Por lo general, este puesto lo quieren la mayoría de las sanitarias. Al final, tratar con las recién graduadas te nutre de ideas novedosas, conocimientos y también de ganas. Además, te obliga a estar a la última en el sector", ha comentado Peña a Redacción Médica.


Potenciar la especialidad para impulsar las unidades docentes


Encontrar tutoras entre las enfermeras especialistas no es complicado. Es más, la mayoría de ramas enfermeras cuenta con el personal suficiente para completar las unidades docentes multidisciplinares. Eso sí, hay ámbitos como Familiar y Comunitaria que cuentan con una plantilla mayor para cubrir las dos profesionales requeridas para sus áreas formativas. Otros como Obstétrico-Ginecológica van más justos, al contar con menos personal y demandarles la legislación hasta siete matronas para la acreditación.

En el caso de la disciplina de Peña, los puestos también se ocupan. En total, existen cerca de 8.000 enfermeras de Salud Mental en España, grupo del que se extraen las dos sanitarias solicitadas para la aprobación de la unidad docente multiprofesional. Sin embargo, cumplir esta proporción no significa que haya especialistas suficientes en el país. Motivo por el que se aboga por incrementar el número de plazas EIR. En la última convocatoria, 351 de las 2.171 vacantes abiertas.

Peña entiende que "aumentar el número de residentes supondría un esfuerzo mayor" por parte de las tutoras. No obstante, este iría acompañado de un futuro incremento del número de especialistas y por ende de más profesionales que quieren incorporarse a la docencia y reducir la sobrecarga existente en sus servicios. "Es de vital importancia que aumenten el número de plazas, sobre todo, ante la progresión que están teniendo todos los trastornos de tipo mental en la comunidad", ha puntualizado.


"Aumentar el número de residentes supondría un esfuerzo mayor, pero es de vital importancia", ha señalado Peña



A su vez, contar con más especialistas podría derivar en la implantación definitiva de la categoría profesional en varias comunidades autónomas. Al igual que sucede en el resto de disciplinas enfermeras, la ausencia de esta clasificación hace que sanitarias con EIR ocupen puestos de empleadas que no ostentan la mencionada formación y viceversa. Una situación que no favorece a la atención al paciente. "Nadie puede entender que tú vayas a un traumatólogo y te vea un cardiólogo. Pues aquí pasa igual", ha aseverado la tutora.


Funciones diarias de la tutora


Mientras, Peña continúa con el acompañamiento de las residentes del ámbito de la salud mental. Y es que, no siempre la instrucción está a su cargo. Una parte importante de sus tareas como tutora EIR se focalizan en la supervisión de la formación de los alumnos. Así, organiza las docencias y las rotaciones en las distintas áreas por donde tienen que pasar, incluidas aquellas fuera del centro. "Por ejemplo, para los dispositivos de media y larga estancia tenemos una asociación a través de las gerencias para que acudan al Hospital Rodríguez de la Fora", ha explicado. También gestiona aquellas que elige el propio estudiante, conocidas como externas, en espacios como la prisión. "El objetivo es que adquiere todas las competencias necesarias para desarrollar su puesto de trabajo", ha añadido.

A su vez, la tutora evalúa cada una de las rotaciones, después de ponerse en contacto con la colaboradora docente con la que la EIR ha trabajado. Una función a la que se agrega la dirección del trabajo de investigación que demanda el Ministerio de Sanidad a las residentes.
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