Pablo Rodríguez.
"Un año más el examen
PIR se ha convertido en un acontecimiento impactante para todos los
psicólogos opositores. Por tercer año consecutivo, se observa un e
mpeño forzado y artificioso del Ministerio por complejizar y sumar dificultad a una prueba ya por definición inabarcable". Así lo denuncia Pablo Rodríguez, de la
Academia APIR.
"El contenido del temario PIR es ya tan extenso, que es totalmente
innecesario añadir más trabas y obstáculos: si únicamente se utilizara el
DSM 5 como manual de referencia para generar todas las preguntas del examen, ya sería una prueba de fuego. Los psicólogos opositores están preparados para un examen difícil y complejo, están acostumbrados, siempre han tenido y tendrán la
peor ratio de opositores por plaza. Pero para lo que no están preparados es para que se cambien las reglas del juego año tras año", prosigue Rodríguez.
Por primera vez en la historia de esta prueba, afirma, "nos enfrentamos a la
posibilidad de que haya alumnos que obtengan su plaza habiendo errado una de cada cuatro o hasta una de cada tres preguntas de las que contestaron. Pero incluso así, los alumnos que han fallado la mitad de sus preguntas tienen más nivel y conocimientos que cualquiera de los depositarios de las preguntas PIR. Esta situación no admite ninguna duda al respecto de que
el azar y la probabilística determinarán gran parte de las plazas de este año, y eso no debería suceder en un examen en el que hay tanto esfuerzo, tanto sacrificio y tanto sufrimiento invertido".
El PIR no es el MIR
Y es que, aunque al parecer suponga difícil entenderlo, "
el PIR no es el MIR". "Aquí no se trata de una competición por la especialidad que me gusta en el hospital que desearía. El PIR es dentro o fuera, estar o no estar, todo o nada", cuenta.
Pese a ello, "nos seguimos encontrando año tras año con multitud de preguntas desde el modelo biomédico, sobre farmacología, demencias, inyecciones intracavernosas o la Enfermedad de Wilson…. Una vez más se envía el mensaje de que para conseguir una plaza PIR se necesita contestar preguntas que serían inapropiadas incluso para el examen MIR. Y esto no tiene absolutamente ninguna explicación, más allá de seguir anclados en el
eterno complejo y la
necesidad de equipararnos a la profesión médica, nuestro eterno
lastre para el verdadero desarrollo de la psicoterapia".
"La experiencia clínica ha demostrado que
cuanto más se rechace el modelo biomédico, más logramos acercarnos al paciente. Pero el examen PIR no va de eso. El examen PIR no trata sobre cercanía. El examen PIR ni si quiera trata de Psicología", concluye.
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