El Virgen Macarena inicia una investigación ligada a los resultados de diversos tratamientos biológicos

Tres ensayos clínicos ponen a prueba la inmunoterapia en dermatitis atópica
Amalia Serrano, responsable de la Unidad de Inmunoalergia Cutánea del Hospital Universitario Virgen Macarena.


17 oct. 2022 12:00H
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La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel cuya principal característica es la picazón, o prurito, que es como se denomina en términos médicos. Esta comezón provoca alteraciones en la cotidianidad, “es muy habitual la dificultad para conciliar el sueño, lo que deteriora la actividad diaria de quienes la padecen”, advierte Amalia Serrano, responsable de la Unidad de Inmunoalergia Cutánea del Hospital Universitario Virgen Macarena.

Hoy en día la ciencia se encuentra en un momento álgido en cuanto al tratamiento de la dermatitis atópica. “Gracias al descubrimiento de dianas que intervienen en la respuesta inmunoalterada que provoca la dermatitis atópica, se están aplicando nuevos tratamientos basados en la inmunoterapia con unos excelentes resultados”, revela la facultativa. El Servicio de Dermatología del centro hospitalario es participe de este avance y colabora actualmente en tres ensayos clínicos que ahondan en esta línea.

Al margen de estos innovadores tratamientos, están los tradicionales corticoides tópicos o cremas, y la convencional terapia sistémica vía oral, basada en inmunosupresores.

Las alteraciones genéticas afectan en la dermatitis


En el Hospital Universitario Virgen Macarena se tratan cada año unos 200 pacientes con esta patología cutánea que afecta más en la niñez que en la edad adulta. A esta consulta especializada llegan aquellas personas en los que la enfermedad les ocupa una extensión corporal superior al 10 por ciento y tiene una importante incidencia en su calidad de vida. En algunos casos, las lesiones que provoca la dermatitis atópica se sobre- infectan siendo puerta de entrada para otras enfermedades víricas y bacterianas.

Una vez cronificada la enfermedad da lugar a la liquenificación de la piel, un fenómeno que vuelve el tejido cutáneo similar a la piel de un elefante. “Las alteraciones genéticas y los microbios y agentes externos actúan conjuntamente e influyen tanto en la alteración inmunológica como en la alteración de la barrera cutánea. El ciclo picor-rascado perpetua las lesiones y las cronifica”, añade la doctora Serrano. Por suerte a día de hoy la investigación biológica está ofreciendo alternativas efectivas para su contención.
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