El dermatólogo y profesor Ramon Grimalt.
El mundo de la
Dermatología se ha volcado en la
investigación para tratar las distintas formas de
alopecia que existen, y uno de los tratamientos que más ilusión genera hoy en día es el
fármaco baricitinib, destinado para la
areata. Tras lograr su aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (
EMA) su llegada a España aún no es una realidad, aunque el dermatólogo y profesor de la Universitat Internacional de Catalunya,
Ramon Grimalt, considera en
Redacción Médica que “a finales de año
estará aprobado para ser usado en formas severas de alopecia areata”.
Uno de los principales inconvenientes que supone
el fármaco frente a la alopecia es su elevado precio, cerca de
1.000 euros al mes. “Es probable que, tal y como ha ocurrido en otros países, se apruebe primero por medicina privada y después se logre la financiación a través de la
Seguridad Social. A partir de aquí, los
grados de sufrimiento del paciente justificarán si se necesita o no el medicamento”, detalla el especialista.
Un impedimento que sobrevuela la aplicación de este fármaco es, precisamente, el
nivel de dolor marcado para aplicarlo, ya que, en palabras de Grimalt, “no siempre el grado de extensión de la enfermedad se corresponde con el nivel de sufrimiento del paciente. Una
clapa pequeña en la zona frontal en un
adolescente puede ser tan
traumático como
perder la mitad del cabello en una persona de
50 años. Así pues, el grado de extensión de la enfermedad no sería la manera más justa de decidir si una persona necesita recibir financiación por este fármaco”.
"No siempre el grado de extensión de la enfermedad se corresponde al nivel se sufrimiento del paciente"
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Sobre este aspecto, el dermatólogo es partidario de valorar otros factores más allá de las escalas de
calidad de vida, como por ejemplo “en qué punto se encuentra el
grado de incapacidad de la persona o en relación con el
trabajo que ejerce. Esta situación también se vive en muchas otras enfermedades dermatológicas, como la
psoriasis, que llega a afectar mucho a nivel social".
Células madre y láser excimer, frente la alopecia
Un tratamiento que está generando una gran expectativa, aunque aún se encuentra en desarrollo para ser usado en humanos, son
las células madre para tratar la alopecia androgénica. La técnica, tal y como explica Grimalt, consiste en “mejorar lo que sería un trasplante normal de cabello. Hasta ahora, se sacan cabellos de una zona y se mueven hacia otro lugar. Esta terapia permite sacar un cabello, separarlo y
aislar las células madre de una zona no sensible a las hormonas, y artificialmente logramos centenares de miles de células que potencialmente hacen crecer cabello en las zonas donde se implanta. Esta teoría es muy bonita, pero a la práctica de momento
no se puede realizar con seguridad”.
"El uso de células madre para la alopecia androgénica es una teoría bonita, pero a la práctica por ahora no se puede usar con seguridad"
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A la hora de tratar la
alopecia cicatricial, un tratamiento que ha causado cierta atracción es el
láser excimer. En Dermatología, Grimalt reconoce que “todo lo nuevo atrae, y estos láseres tienen una cierta
acción inflamatoria. Los resultados son parecidos a los que tienen otros fármacos. Este tipo de alopecia tiene muchos
tratamientos, aunque este láser es el más novedoso. Pese a ello, los resultados logrados hasta ahora no son tan extraordinarios como, parecen, por lo que se sigue probando su eficacia”.
La investigación abre la puerta a
nuevos métodos para revertir la alopecia que siguen en constante desarrollo y que, en un futuro, podrían convertirse en la
principal opción terapéutica. Por otra parte,
baricitinib está cerca de ser una realidad en España, aunque el siguiente escollo será decidir quién lo puede recibir y quién no.
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