Roberto Bertollini, uno de los 17 miembros del comité científico comunitario que ha elaborado el informe.
El
Comité de Riesgos Emergentes de la Comisión Europea (Scheer, por sus siglas en inglés) ha emitido su veredicto acerca de los
desinfectantes que emiten
radiación ultravioleta de onda corta (UVC): existen indicios de que provocan
cáncer, pero nadie lo ha demostrado hasta la fecha.
Esas pistas sobre el
potencial carcinogénico de los rayos UVC se basan en lo que se conoce de los famosos
rayos UVA o
radiaciones ultravioleta de onda larga (UVA), que se usan de forma habitual para conseguir el
moreno de la piel (a pesar de las advertencias de los
dermatólogos al respecto, pues de éstas no hay duda de que influyen en la
aparición de tumores cutáneos).
Los expertos europeos razonan, en un informe, que, según se sabe, el daño de los rayos UVA en el material genético de las células es
muy similar al que inducen en ellas las
radiaciones UVC. De modo que se presume que
también provocan cáncer, pero advierten de que no existen estudios y evidencias claras que lo ratifiquen.
Sí están de sobra documentadas, en cambio, las
lesiones sobre la piel y los ojos de las radiaciones UVE, que a menudo se usan en forma de
lámparas ultravioleta que sirven para desinfectar o
esterilizar locales o laboratorios.
Los daños de los UVC se conocen por accidentes
Esos efectos en la piel –especifica el documento– los padecen, en especial, las personas fotosensibles. Tanto esa clase de lesiones como el daño en los ojos se han descrito por accidentes que han llevado a que una persona quede expuesta a estas radiaciones durante un tiempo determinado, han señalado.
En el caso de estas últimas –han subrayado– duran
alrededor de una semana, aunque también se han visto casos en los que el ojo ha sufrido el daño por un tiempo mucho más prolongado.
En cuanto al eritema (erupción enrojecida en la piel) relacionado con los rayos UVC, se desconoce
la dosis exacta de éstos que lo producen, pero se sabe que debe de oscilar entre los 254 y los 300 nanometros de este tipo de radiaciones, ya que los dermatólogos saben que la piel humana es más sensible a ese intervalo de longitud de onda.
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